​El Dépor colma la paciencia de Escotet (Abanca), que busca cambios y más control de gastos

El club herculino, a la deriva tanto deportiva como institucionalmente, ve como su máximo accionista, la entidad bancaria, empieza a cuestionar el gasto que le supone

Sin Abanca, al Deportivo de La Coruña le quedarían pocas opciones de supervivencia: su deuda asciende por encima de los 50 millones de euros. La filial gallega del grupo venezolano Banesco es el máximo accionista y, de hecho, la tabla que lo mantiene a flote. La cuestión es ¿cuánto tiempo más puede Escotet soportar la rémora de un club cuando la economía global está en plena recesión?

Escotet con Tino Fernánez, expresidente del Deportivo, en una foto de archivo | Foto: RC Deportivo

Como a buena parte del deportivismo, a Juan Carlos Escotet, presidente de Abanca, entidad “dueña” del Deportivo de La Coruña -el banco, máximo acreedor del club, posee en torno al 80% del accionariado-, no le salen las cuentas. Durante la presentación de resultados del banco ayer, Escotet prometió “cambios” después de un año complejo y habló de “profesionalizar” el club.

El presidente de Abanca no escondió en ningún momento que la entidad actúa como el flotador del Deportivo, que atraviesa “una situación mucho más compleja desde el punto de vista financiero de lo que es una empresa deportiva”, según el relato de Escotet. De hecho, Fernando Vidal, presidente del Dépor, admitió hace unos días que, sin el espaldarazo económico de Abanca, el concurso del equipo en Segunda B hubiese sido imposible. “Hubiese desaparecido en agosto”, reconoció.

Un capítulo, el financiero, que Escotet tachó de “precario” y sobre el que ahondará en los próximos días. Las arcas del club hicieron que contrataciones que parecían hechas, como la de Luis Fernández, no cristalizasen, por orden de la cúpula de la institución, que paralizó el acuerdo según apuntan varias informaciones. Además, el descosido económico viene provocado en gran medida de la crisis de fútbol que viven los blanquiazules, un equipo por el que ya han pasado dos entrenadores este curso y que cada vez ve más alejado el sueño del ascenso.

¿BAILE DE SILLAS EN EL PALCO?

Los cambios anunciados por Escotet bien pueden ir dirigidos a un reajuste en las cuentas del club, que este enero hizo un esfuerzo por aligerar los salarios, que con Rolan en la plantilla se acercaban a los cuatro millones de euros, una cifra inasumible para un club de la Segunda División B. Pese a las deudas millonarias, el coruñés es el club con el presupuesto más alto de todo el fútbol de bronce, lo que supone estar por encima de más de un centenar de equipos.

Con todo, cabe destacar que el Deportivo no empieza y termina en los límites de Riazor. El Deportivo Femenino, el Fabril o hasta el Deportivo Liceo siguen con atención todo lo que rodea a la actualidad del primer equipo masculino, que es el que marcará el devenir de toda la entidad.

Sin embargo, hay otros elementos que podrían someterse a esa reestructuración. Richard Barral, director deportivo, y David Vidal, presidente, podrían estar en la mira de Abanca, que exige resultados y pide responsables. Los cambios en el consejo de administración solo llegarán “de mutuo acuerdo” , si deciden no esperar a la junta de accionistas, que todavía carece de fecha.

En todo caso, parece que Escotet aboga por ser más intervencionista en el Deportivo, sobre el que siempre guardó una cierta distancia delegando las decisiones en otras personas. De ese intervencionismo sale David Villasuso, que ha ido escalando peldaños en las últimas fechas y se postula para dar el salto a cotas más altas dentro del organigrama de las oficinas de la plaza de Pontevedra.

Tanto Barral como Vidal son en estos momentos los más cuestionados tanto por la afición como por las altas esferas del club. La planificación de la plantilla, a todas luces desastrosa, la falta de coordinación en una directiva novata y la incapacidad para asumir el reto de reflotar al equipo tienen a toda la dirección en la picota.