Los ópticos gallegos han atendido a más de 390 presos en la cárcel de Teixeiro en colaboración con Cáritas desde 2018

Apuntan la presbicia como principal problema detectado entre la población reclusa debido a que "la media supera los 45 años"

El Colegio de Ópticos-Optometristas de Galicia continúa con el servicio de gabinete optométrico en el Centro Penitenciario de Teixeiro, en el municipio coruñés Curtis, fruto del convenio de colaboración firmado en 2018 con Cáritas Diocesana de Santiago, por el que ha atendido a más de 390 presos.

Así lo ha informado la entidad colegial en un comunicado de prensa, en el que ha explicado que se trata de un servicio "con el que los reclusos están satisfechos".

La óptico-optometrista Pilar Moinelo es la voluntaria responsable de realizar las revisiones visuales a los internos. Esta profesional suele acudir al penal coruñés dos veces al mes, aproximadamente, para realizar los exámenes visuales a los internos con menos recursos económicos.

El pasado 25 de enero realizó su última visita, ya que la prevista para el mes de febrero se suspendió por el aumento de la incidencia de la Covid-19 en Galicia, "aunque en la cárcel de Teixeiro no se han detectado casos", ha puntualizado la entidad colegial.

"La acogida de los reclusos es muy buena, y por supuesto, la atención de la dirección del centro penitenciario y especialmente de su directora de Programas Médicos, Carmen Suárez, es fundamental, siempre ayudándome y asesorándome en todo lo necesario para que los internos tengan la mejor asistencia óptica posible", ha destacado Moinelo.

PROCESO
Sobre la operativa del programa, Pilar Moinelo ha comentado que, en cada visita, el centro le facilita un listado con los pacientes del día, que previamente se han inscrito a través de una instancia para la atención optométrica.

En primer lugar, la optometrista recibe a los pacientes revisados en la visita anterior para entregarles su gafa. "A continuación, comienza con las revisiones visuales de la jornada, realizando primeramente una pequeña amnanesis, después pasa a usar el autorrefractómetro y a realizar las diferentes pruebas optométricas con gafa de prueba", detalla la entidad.

Una vez tiene medida la refracción, les explica a los internos su situación visual y estos eligen la montura que mejor encaje con su fisonomía y gustos. "Los internos reciben gafas nuevas, con buenas lentes y calidades, y de diseño actual, por lo que una totalidad de los reclusos se muestran satisfechos con el servicio y las gafas que se les suministran", abunda.

Hasta la fecha, Pilar Moinelo ha atendido a 393 internos, de los cuales 309 han necesitado gafas para corregir su graduación. La optometrista asegura que la mayoría de los internos "presentan defectos de refracción, que en muchos casos no fueron corregidos con anterioridad por falta de recursos económicos".

Además, explica que el principal problema detectado entre la población reclusa "es la presbicia", debido a que "la media de los internos supera los 45 años", matiza, y sus principales ocupaciones en el centro penitenciario "son la participación en talleres y la lectura, donde las gafas de cerca son imprescindibles", concluye.