Soria: Soria también existe

Manoel Barbeitos
Economista

Soria, en la cual el gran Antonio Machado escribió ‘Campos de Castilla’ se revela. Soria, que con 8,7 habitantes por kilómetro cuadrado es una de las provincias menos pobladas de España, viene de dar, con motivo de las elecciones autonómicas en Castill y León, un golpe en la mesa. Soria, junto a otras provincias castellanas y leonesas, confirma que lo que parecía una anécdota en la vida política española (Teruel existe) va camino de convertirse en un fenómeno político y social.


No debería sorprendernos ni preocuparnos que esto ocurra y que ahora ocupe un lugar en el escenario político español una realidad social distinta pero indiscutible: la España vaciada. La España olvidada e ignorada por las élites políticas estatales y periféricas. No debiera sorprendernos ni preocuparnos que antes Teruel y ahora Soria, Ávila, León y tarde otras provincias -¿Ourense, por caso?- hartas de que los problemas de desequilibrio territorial que esconde España, tengan como privilegiadas interlocutoras a las comunidades más ricas -Madrid, País Vasco y Cataluña, por caso- quieran ser también soberanas para así tener voz y voto en el reparto territorial de la riqueza y en la búsqueda del bienestar social general. No debería preocuparnos porque quizás esta sea la única manera de que el estado de las autonomías se convierta en un estado más armonioso, con menos desigualdad y menos privilegios. Un estado más en consonancia con su auténtica plurinacionalidad.


Teruel, Soria, Ávila, León no van a romper España. Tampoco van a cuestionar el estado plurinacional. No lo van a hacer porque ni el Estado español ni las Autonomías se van a derribar. No va a suceder porque la mayoría de los ciudadanos de los pueblos de España no lo quieren y, por supuesto, los turolenses, abulenses, sorianos y leoneses tampoco.


En España, como afirma Xabi Domenech (‘Un haz de naciones. El Estado plurinacional en España’. Editorial Península), hay una crisis de soberanías que adopta múltiples formas. Por caso, la de unas soberanías que, además de ser las más ricas, se consideran superiores a otras. Una crisis de soberanías que conduce a que muchos ciudadanos sientan que ni son dueños de sus destinos ni están en la agenda política. He ahí que se produzca también una crisis de representatividad -entre nosotros el caso de la provincia de Ourense es paradigmático- que es una crisis de la democracia actual. Crisis de representatividad que, volviendo a Xabi Domenech, puede dar paso tanto a movimientos progresistas de dignidad como a movimientos reaccionarios de orgullo nacional y provincial.


Los fenómenos de Teruel existe, Unión del Pueblo Leonés, Soria ¡Yá!, Por Ávila no son más que expresiones concretas de la crisis territorial que vive España y que va más allá de las comunidades llamadas históricas (Cataluña, Galicia, País Vasco). Son una expresión más de que algo funciona mal en la relación entre el Estado español y los territorios que lo integran.


Ocultarlo solo serviría para empeorar las cosas.

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