La montaña parió un ratón

Como era de esperar a pesar del barullo informativo montado -vivimos una época de fiebre informativa, capitalismo de la vigilancia, en el que hay que vender una noticia distinta por segundo- el "primero vis a vis" entre el Presidente del Gobierno español (PSOE/ UP), señor Sánchez, y el nuevo líder del Partido Popular (PP), señor Feijoo, apenas aportou nuevas políticas de interés: "la montaña parió un ratón".

No había debido sorprender que  eso había pasado, especialmente sí tenemos en cuenta varias circunstancias. En primer lugar el contexto en el que tuvo lugar: una interpelación en el Senado,  cámara que no tiene la resonancia, pública y mediática, del Congreso. En segundo lugar el formato, una pregunta, que tanto limita los tiempos (14 minutos divididos a partes iguales: siete para cada uno) como los contenidos de las intervenciones. 

Finalmente, la propia talla política e intelectual de estos dos dirigentes. Resulta evidente que tanto el señor Sánchez como el señor Feijóo son dos políticos de bajo perfil que carecen de una oratoria rica y convincente, algo que no resulta raro ya que también sucede con prácticamente la mayoría dos líderes  políticos  europeos. Unas crisis de liderazgos que, en parte, explican el creciente auge de las fuerzas de extrema derecha.

Una carencia que lleva la que el señor Sánchez sea incapaz de defender con autoridad y convicción los indiscutibles logros y mejoras conseguidos por su Gobierno (PSOE/ U) por caso en la gestión presupuestaria, en el empleo y las relaciones laborales, en el bienestar social, en la igualdad de género, en medio ambiente, en la rebaja del souffle independentista catalán, en la consecución de amplias mayorías parlamentarias... Unos logros conseguidos en un difícil y excepcional contexto marcado tanto por una pandemia como por una guerra en Europa.

Algo parecido, incluso más acentuado, sucede con el nuevo líder de la oposición (PP), el señor Feijóo. Me atrevo a afirmar que luego de esa pequeña confrontación parlamentar creció la sospecha ciudadano de que el Partido Popular (PP) sigue teniendo un grave problema de liderazgo. Porque sin la cobertura de una mayoría absoluta parlamentar, de un reglamento hecho la medida y una prensa subvencionada que magnifique los logros y oculte los recurrentes errores y trolas -como sucedía en Galicia- el señor Feijóo camina en el escenario político español, tal y como señalaba en un artículo anterior en este mismo medio, ligero de equipaje. 

Así lo demuestran, a pesar del corto espacio de tiempo transcurrido desde su nombramiento como portavoz del Partido Popular (PP), los recurrentes y gordos patinazos, como por caso reclamar una bajada de impuestos cuando nadie, ni siquiera el FMI, lo defiende, ignorar que los trabajadores fijos discontinuos no computan como desempleados, confundir la prima de riesgo con los tipos de interés, mentir sobre el número de afiliados a seguridad social y sobre la reforma educativa, desconocer que causa la actual inflación, ignorar la excepción ibérica aprobada por la Comisión Europea para los precios de la energía, etc. 

Unos patinazos que reflejan un comportamiento frívolo e impropio de un portavoz de la oposición pero que de continuar contribuirán tanto a cuestionar su liderazgo en el Partido Popular (PP) como a fortalecer la Vox.