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El arte desde 'La mirada inquieta' de Eugenia Tenenbaum: "Es más fácil ser artista si te lavan y planchan los calzones"

'La mirada inquieta: Cómo disfrutar el arte con tus propios ojos' es el primer libro de la gallega Eugenia Tenenbaum, historiadora del arte y divulgadora, que cuenta con una legión de seguidores en redes sociales que aprenden cada día gracias a los post de la santiaguesa.

 


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'La mirada inquieta: Cómo disfrutar el arte con tus propios ojos' es el primer libro de la gallega Eugenia Tenenbaum, historiadora del arte y divulgadora, que cuenta con una legión de seguidores en redes sociales que aprenden cada día gracias a los post de la santiaguesa.

 

Galiciapress charla con Eugenia Tenenbaum de su libro, que pretende ser una herramienta para todos aquellos "con interés pero sin los medios" para acercarse al mundo del arte, y, sobre todo, de su objetivo como divulgadora, que es introducir la perspectiva de género en el mundo del arte.

 

Las artistas silenciadas a lo largo de la historia en un sector masculinizado, la fama y perseguir aquello que uno quiere ser por encima de los aspectos económicos, algunos de los temas de la conversación. 

 

Eugenia Tenenbaum
Eugenia Tenenbaum | Foto: IG @eugeniatenenbaum

Quien más quien menos ha oído hablar de Velázquez, Sorolla, Goya, Dalí… Son grandes referentes del arte nacional y parte inseparable de nuestra cultura. Ya fuera de nuestras fronteras, da Vinci, van Gogh o Munch son apellidos reconocibles. Tal vez Warhol, Rodin o Klimt suenen pero no tanto. Todos ellos grandes artistas. Todos ellos genios. Todos ellos hombres. Todos. Hay que afinar mucho la puntería para que a la hora de preguntar al ciudadano medio por el nombre de un artista, la respuesta sea Frida Kahlo, o Georgia O'Keeffe, o ni mucho menos Gerda Wegener. La perspectiva de género, tan importante en todos los ámbitos de la vida, no existe en los principales manuales de arte y está prácticamente desaparecida o invisibilizada en las universidades, las instituciones y, por desgracia, los museos.

 

"Es más fácil ser un genio y dedicarte al arte las 24 horas cuando tu mujer o sirvienta te pone el plato en la mesa y te lava y plancha los calzones". La que habla es Eugenia Tenenbaum, parte de esa mitad de la población afectada y agraviada, algo que se ha propuesto corregir. Fruto de su empeño, la compostelana, residente desde hace años en Madrid, ha reunido a más de 80.000 personas que tratan de aprender con ella a través de su cuenta de Instagram, convertida en un aula virtual en la que trata de ampliar nuestro campo de visión en el arte con el feminismo como herramienta para explicarnos que, más allá de los cuadros que vemos, están los que nos han ocultado.

 

UN LIBRO PARA DESENCANTADOS CON EL ARTE

'La mirada inquieta: Cómo disfrutar del arte con sus propios ojos' es su primer libro. Con solo 25 años Eugenia propone un recorrido a un museo que solo existe en su cabeza, pero en el que encontramos todas las obras de arte que resultan desconocidas para la gran mayoría. Es un libro para el que, además, no se necesita un doctorado en Historia del Arte. "Me pregunté qué libro quería escribir y qué libro estaba preparada para escribir. Pensé en mi experiencia formándome como historiadora y en mi experiencia en las redes sociales. Y veo a muchas personas desencantadas con el arte y con su historia, porque lo ven como algo exclusivo y excluyente", lamenta Eugenia, que resume su público objetivo en "aquellos con interés en el arte pero sin los medios".

 

 

Lleva apenas un mes en el mercado, pero la escritora celebra el fenomenal recibimiento que está teniendo por parte del público. "Es una acogida muy buena y sorprendente, muy intenso y muy bonito, hasta la semana pasada no paré y todavía me queda procesarlo", festeja Eugenia, que incluso en los días de presentación por Madrid, Barcelona o Santiago tuvo que ofrecer pases dobles para poder atender a todas las personas que se interesaron por el libro y dejaron las librerías pequeñas de aforo.

 

En Santiago, su tierra, la Libraría Lila de Lilith fue la anfitriona de la presentación y la que regaló a Eugenia la sorpresa más grande. "Llevaba mucho tiempo sin venir, no sé cuántos me conocerán...pero cuando llegamos y veo que hay cola pienso 'No puede ser'", reconoce, abrumada todavía por todo el cariño.

 

"UN PUENTE ENTRE LA ACADEMIA Y LOS MUSESO CON LA GENTE"

Eugenia dice estar "cansada" de ver como la gente entra en los museos "ilusionada" y sale de ellos "sintiéndose completamente ignorante" por "sentir que no pertenece a esos espacios". "En el libro intento ofrecer las herramientas para que las personas se reconcilien con la Historia del Arte y la experiencia museística. Vamos de lo más sencillo a debates más complejos, como introducir perspectivas de género o de clase", relata.

 

Desde fuera, es cierto que el mundo de las grandes galerías y museos puede percibirse como elitista, todo lo contrario a lo que busca Eugenia, que es abrir este mundo a las mujeres racializadas, de distintas latitudes, de situaciones económicas vulnerables... Por desgracia, esos espacios "todavía hay que crearlos, al menos en un sentido institucional". "Existen fuera de la academia y los circuitos museísticos. Por eso confío en la divulgación, porque es una manera sencilla de tender un puente entre la academia y los museos con la sociedad al completo", argumenta.

 

Algo así ocurre con su espacio en la plataforma Patreon, donde cuelga para sus suscriptores el contenido que, por su formato, no tiene cabida en Instagram y con el que se puede explayar de una forma más didáctica y amena. "Cuando sintetizas te dejas cosas en el tintero que te pueden ayudar a entender una obra, y Patreon me permite esa oportunidad de explorar otras formas de divulgar y profesionalizarme".

 

"Hay personas que tal vez no visiten un museo o no abran un libro de arte, pero sí pueden seguir a divulgadoras en redes sociales", explica. Al tiempo, también ve esto como un arma de doble filo, ya que supone "poner sobre nuestras espaldas una responsabilidad que no nos corresponde". "Y también está el aspecto de la precarización: mientras hay puestos de poder que cobran por no hacer bien su trabajo, estamos las demás divulgadoras peleando para llegar a final de mes y hacer llegar una historia del arte diversa y como verdaderamente es", reprende.

 

DE ARTEMISIA A ANA MENDIETA

Si nos aproximamos a la cuenta de Eugenia Tenenbaum podemos encontrar post con sus reflexiones, sus viajes, pero también destacados en los que conocer a mujeres artistas de la talla de Anna Ancher o Artemisia Gentileschi, una digna representante de la pintura barroca peros siempre a la sombra de nombres como Caravaggio. Aunque su obra y su vida no tienen nada que envidiar a la de su contemporáneo, son las obras de Caravaggio las que se explican en Bachillerato para la EBAU. "Es una tendencia por masculinizar la Historia del Arte y de relacionar el genio con el genio masculino", algo de lo que ya versaban Griselda Pollock y Rozsika Parker en 1981 en su ensayo 'Antiguas maestras'.

 

 

 

"Todavía hoy tenemos que diferenciar como mujeres artistas, ya que si decimos artistas siempre pensamos en hombres. Pero nada más lejos de la realidad. Ellas superaron obstáculos, situaciones personales y profesionales por ser mujeres en una sociedad y en un mercado patriarcal, pero que en muchos casos, como Artemisia, trabajaban para la corte de Inglaterra, o en Venecia, o Nápoles... fue una artista itinerante y un exponente del caravaggismo, aunque su figura no se empieza a recuperar hasta hace un siglo y siempre en clave biográfica, como si solo los abusos marcasen su obra o su talento fuese producto de ello", ejemplifica.

 

Eugenia todavía está rastreando casos como el de Artemisia en clave gallega. "Habelas hainas ", aventura, porque "siempre hay colectivos invisibilizados".

 

Aplicar la perspectiva de género a las propias obras no siempre es sencillo, ya que piezas como las de Piet Mondrian u otras vanguardias no siempre se prestan a ello, pero sí sus contextos históricos, y pone de ejemplo a Kandinsky y los primeros lenguajes abstractos. "Se habla de Kandisky como el primero y no es cierto. Hilma af Klint fue la primera en Europa en utilizar esos lenguajes de una corriente que surge en Asia", recalca, como una forma de "ofrecer esa perspectiva de género y rendir homenaje a los pioneros y pioneras, que en el caso de las mujeres se suele caer en la invisibilización".   

 

 

Para el aterrizaje del feminismo en el arte hay que esperar hasta el S. XX, ya que no fue hasta el año 1971 que Linda Nochlin comienza a poner estas cuestiones sobre la mesa e introducir la perspectiva de género en el arte, unido a un momento en el que cambian algunos códigos del mundo del arte y artistas del movimiento feminista llevan el posicionamiento político a sus obras, con ejemplos como Ana Mendieta o Jenny Holzer.

 

"LA PALABRA INFLUENCER ME PRODUCE URTICARIA"

Desde este sentido pedagógico Eugenia ha logrado reunir a más de 80.000 personas que a diario siguen sus historias en Instagram. Esto la convierte para muchos en una influencer, término con el que no se siente nada cómoda y que hasta, dice, le provoca "cierta urticaria". "Se me cataloga así por el número de seguidoras, pero mi trabajo es la divulgación, no la publicidad ni enseñar mi ropa o maquillaje, que está muy bien pero no es para mí".

 

A renglón seguido, admite que la notoriedad que le reportan las redes todavía la sorprende. "Cuando voy por la calle y me paran, o me reconocen de fiesta...es increíble y surrealista, porque nunca lo esperé y da un poco de vértigo, pero muy agradecida", comenta. No obstante, hace una llamada a no caer en considerar a las cuentas con muchos seguidores como "superpersonas" y entronarlas. "O las idolatramos o las demonizamos. A veces parece que vives una vida que no es tuya", reflexiona.

 

Sin embargo, Eugenia es conocedora como nadie del poder de las redes sociales, que han provocado una nueva ola de feminismo por su potencial para llegar a todos los rincones del planeta y ser el altavoz de aquellas mujeres antes silenciadas.

 

"Las redes son una característica esencia de esta nueva ola. Las feministas de los 70 u 80 tenían que fundar sus propias revistas para amplificar su discurso, pero ahora con las redes no tenemos que pedir permiso para hablar de lo que pensamos o lo que queremos. Eso marca una deriva esencial respecto a otras olas del feminismo; son un canal de difusión enorme y que personas más jóvenes se familiaricen antes con estos discursos. Por contra, provoca que surjan también contenidos reaccionario", razona Eugenia.

 

APOSTAR POR ALGO QUE "NOS LLENE"

Hace falta talento y tal vez algo de suerte para sacar adelante un proyecto como el suyo, pero también el empeño para hacerlo posible. En estos días en los que muchos jóvenes están atentos a las notas de la Selectividad que les permitan enfocar su vida profesional, una gran parte se divide entre lo que les gustaría estudiar y lo que, dicen, tiene "salida laboral". Eugenia tiene muy claro el consejo para estos chicos y chicas: "Vida tenemos una. Perseguid aquello que queréis ser y que os permita dormir tranquilos".

 

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"Nos han vendido la idea de que hay disciplinas que nos pueden facilitar una mejor posición económica. Pero estando todo como está, con las tasas de paro juvenil, con lo complicado que es trabajar de lo tuyo, nada nos asegura que vayamos a prosperar. Yo tenía claro que tenía que estudiar algo que me llenase, y se me ha mirado como la pobrecita que estudia Historia del Arte. Prefiero ser precaria y estar contenta que un montón de dinero en el banco e infeliz deseando que se termine mi jornada laboral". Un bonito consejo que, como las mujeres en el arte, vale la pena recordar y sacar a la luz.  


 

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