Stellantis Vigo: deslocalización a Turquía de las furgonetas creadas con subvenciones gallegas

La Central Unitaria de Traballadoras (CUT) ha encendido todas las alarmas en la industria automotriz gallega. El sindicato advierte de que la decisión de Stellantis de comenzar a producir su nueva generación de furgonetas ligeras en Turquía, un proyecto clave para la planta de Balaídos, supone una amenaza directa y un "impacto" potencial para la carga de trabajo y el futuro del centro vigués. Esta medida, que desvía parte de una producción hasta ahora centralizada en Galicia, pone en jaque un compromiso de exclusividad que fue, según la CUT, condición indispensable para la recepción de millonarias ayudas públicas.

El sindicato ha sido tajante en su comunicado, recordando que el ensamblaje en exclusiva para todos los mercados mundiales de estos vehículos, que incluyen modelos tan exitosos como el Citroën Berlingo o el Peugeot Rifter, fue un "compromiso explícito y vinculante" en la solicitud de ayudas concedidas por la Xunta de Galicia a la compañía. 

Para la CUT, la palabra dada por el gigante automovilístico no era una opción, sino la piedra angular sobre la que se sustentó un apoyo financiero que, según sus cifras, ascendió a 81 millones de euros en los últimos diez años, a los que se suman los fondos del PERTE VEC para el vehículo eléctrico.

"Los hechos recientes, confirmados por fuentes de diversos medios de comunicación, revelan un desvío sistemático de la producción a plantas externas, incluyendo ahora Tofaş en Turquía, que quiebra este compromiso y que puede generar un impacto en el centro de Vigo", ha subrayado Vítor Manuel Mariño, secretario de la sección sindical de la CUT en Stellantis. 

La organización sindical insiste en que esta exclusividad "no era opcional", sino "la base" para la aprobación de las ayudas, y exige una respuesta contundente tanto de la empresa como de las administraciones que velan por el interés industrial de la comarca.

El gigante turco Tofaş: el nuevo socio productor de Stellantis

La preocupación del sindicato gallego tiene su origen en un acuerdo estratégico de gran calado. A principios de 2023, Stellantis anunció una nueva alianza con su socio turco Koç Holding, que implicaba la compra por parte de Tofaş (Türk Otomobil Fabrikası A.Ş.) de la totalidad de las acciones de Stellantis Turquía. Como parte de este acuerdo, valorado en más de 400 millones de euros, Stellantis asignó a Tofaş la producción de su nueva generación de vehículos comerciales ligeros y de pasajeros del segmento medio, conocida internamente como el proyecto "K0".

Estos nuevos modelos, que sucederán a los actuales Berlingo, Partner, Combo y Doblò, se fabricarán en las instalaciones de Tofaş en la ciudad de Bursa, una de las capitales industriales de Turquía. La planta de Bursa no es un actor menor en el tablero automovilístico mundial; es una de las fábricas más grandes y eficientes de la región. Fue inaugurada en 1971 y ha sido la cuna de numerosos modelos de Fiat, marca que forma parte del conglomerado de Stellantis.

Medios económicos turcos, como el diario "Dünya" o la agencia de noticias "Anadolu", celebraron el acuerdo como un gran impulso para la industria nacional. Destacaron que el proyecto "K0" no solo aseguraba la carga de trabajo para la planta de Bursa hasta bien entrada la próxima década, sino que también la posicionaba como un centro estratégico para la producción de vehículos eléctricos, ya que el acuerdo contempla la fabricación de hasta cinco modelos diferentes en versiones tanto térmicas como eléctricas.

Una competencia directa para la "joya de la corona" de Balaídos

La planta de Tofaş en Bursa cuenta con una capacidad de producción anual de 450.000 vehículos, una cifra que la sitúa al nivel de las grandes factorías europeas, incluida la de Vigo. Esta capacidad instalada, combinada con unos costes laborales significativamente más bajos que los de España, convierte a la fábrica turca en un competidor formidable para Balaídos. La producción en Bursa de los mismos modelos que han sido la espina dorsal del centro vigués durante años no es una cuestión menor, sino una amenaza directa a su hegemonía.

El análisis de la competencia es claro: Stellantis ha creado un polo de producción alternativo para su producto más rentable. Si bien la planta de Vigo ha demostrado durante décadas su eficiencia y flexibilidad, la existencia de una factoría gemela en Turquía introduce una nueva variable en la ecuación. A partir de ahora, la asignación de volúmenes de producción dependerá de la demanda de los mercados, pero también de una comparativa de costes interna en la que Vigo podría salir perjudicada. La decisión estratégica de la multinacional diversifica su riesgo, pero al mismo tiempo genera una competencia interna que pone presión sobre las condiciones laborales y la estabilidad del empleo en Galicia.

Hasta ahora, Balaídos había competido con otras plantas europeas del grupo, como Mangualde en Portugal o Ellesmere Port en Reino Unido. Sin embargo, la entrada en juego de Turquía eleva el listón de la competencia. El gobierno turco, además, ofrece importantes incentivos a la inversión extranjera en el sector automotriz, lo que abarata aún más los costes de producción para Stellantis y refuerza el atractivo de la planta de Bursa frente a sus homólogas europeas.

Ante este nuevo escenario, la CUT exige responsabilidad a todas las partes implicadas. "Exigimos responsabilidad a la dirección de Stellantis y a las administraciones públicas para con los trabajadores, motor principal del sector en la comarca. También corresponde a la clase política exigir esa responsabilidad", afirmó Mariño. El sindicato ve en esta "posible deslocalización" un potencial incumplimiento de la nueva ley de industria y autonomía estratégica de Galicia, diseñada precisamente para anclar proyectos industriales clave en la comunidad.

La medida se enmarca en la estrategia global de Stellantis, denominada "Dare Forward 2030", que busca una drástica optimización de costes y una mayor eficiencia en todas sus operaciones a nivel mundial para financiar la costosa transición al vehículo eléctrico. La diversificación de la producción de sus modelos más vendidos es una forma de protegerse ante posibles interrupciones en la cadena de suministro y de presionar a las plantas para que mejoren constantemente su competitividad.