Críticas de la CUT a los vaivenes con la producción de Stellantis Vigo
La planta de Stellantis en Vigo entra en una nueva parálisis de producción esta semana, justificada por la dirección como un ajuste necesario ante la debilidad del mercado europeo. Sin embargo, esta interrupción contrasta frontalmente con la previsión de un noviembre de máxima actividad, una dualidad que el sindicato CUT, que hoy ha celebrado una asamblea, denuncia como una estrategia "premeditada" de flexibilidad laboral para maximizar beneficios a costa de la plantilla.
La factoría de Balaídos, una de las muchas afectadas en Europa por esta decisión del grupo automovilístico, paró sus líneas de forma escalonada. El Sistema 1, responsable del ensamblaje de los modelos SUV, supendió su actividad desde la tarde de este martes, mientras que el Sistema 2, donde se fabrican las furgonetas, se detuvo el miércoles por la mañana. Ambas líneas tienen previsto reanudar la marcha el próximo domingo, 2 de noviembre. La empresa enmarca esta medida en la necesidad de gestionar los inventarios de vehículos ante un "mercado europeo desafiante" antes de que finalice el año.
Esta parada, que se suma a las realizadas en otras plantas del grupo en España (Madrid y Zaragoza) y Europa (Francia, Polonia, Alemania e Italia), supondrá que la fábrica gallega deje de producir aproximadamente 7.000 vehículos. Para gestionar la suspensión, la compañía recurrirá a mecanismos de flexibilidad interna, como las jornadas de adecuación, dado que el ERTE (Expediente de Regulación Temporal de Empleo) actualmente en vigor apenas se ha utilizado este año en las líneas de producción. La mayoría de los sindicatos firmaron el convenio que permite este grado de flexibilidad. No la CUT.
La "imprevisibilidad crónica" de Balaídos
La situación que afronta la planta viguesa es un claro ejemplo de la "imprevisibilidad crónica" que denuncia el sindicato nacionalista. Tras esta parada de cinco días motivada por una supuesta caída de la demanda, la factoría se prepara para un escenario radicalmente opuesto. La planificación para el mes de noviembre contempla un salto a la "alta actividad", con una programación intensiva que incluye la apertura de líneas durante los sábados y domingos, además de la activación de la sexta jornada para el turno de noche.
Esta oscilación entre parones forzados y picos de sobreproducción es duramente criticada por la Central Unitaria de Traballadoras (CUT) en una nota remitida hoy. El sindicato celebró este juves una asamblea general donde se abordó esta situación, calificándola de "cíclica" y recurrente cada año. Para la CUT, esto evidencia una "falta de planificación deliberada" por parte de la dirección de Stellantis, que en lugar de asumir su responsabilidad organizativa, descarga el peso de la descoordinación sobre los trabajadores.
La organización sindical denuncia que la empresa utiliza los mecanismos de flexibilidad, como la bolsa de horas y los ERTE, como una "herramienta estructural" para gestionar lo que, en su opinión, es una estrategia productiva totalmente premeditada. Según la CUT, la dirección utiliza un "discurso de incertidumbre" como coartada para seguir deteriorando los derechos laborales y flexibilizando las condiciones de la plantilla.
Acusaciones de "complicidad" a las administraciones
La central sindical también extiende su crítica a las administraciones públicas, acusándolas de "complicidad" al aprobar sistemáticamente los ERTE solicitados por la compañía. La CUT argumenta que la reiteración de estas situaciones desmiente la supuesta "imprevisibilidad" que la empresa alega desde la pandemia, usando como excusa primero la falta de componentes, luego los microchips y ahora el encarecimiento de las materias primas o nuevos problemas de suministro.
Para la CUT, este escenario de incertidumbre mantenido artificialmente solo sirve para deteriorar derechos y facilitar la deslocalización de carga de trabajo, afectando tanto a la empresa principal como a la vital industria auxiliar de la comarca de Vigo. El sindicato subraya la contradicción de la compañía ha logrado estos años jugosas ayudas públicas a los gobiernos central y autonómico pero olvida cualquier compromiso con el mantenimiento del empleo una vez recibidos los fondos.
El objetivo final de esta estrategia, según el análisis de la CUT, no es otro que incrementar el rendimiento económico del grupo y aumentar sus márgenes de beneficio. Un incremento que, denuncian, se consigue a costa de las condiciones sociales y laborales de la plantilla y, muy especialmente, en detrimento de la conciliación familiar y personal de los trabajadores, sometidos a constantes cambios de calendario.
Un fondo de solidaridad y la batalla por el calor
Ante esta dinámica, que califican de "abuso permanente", la CUT ha decidido reforzar la protección de la plantilla. La asamblea de CUT aprobó formalmente la creación de un Fondo de Solidariedade Obreira. Este instrumento de apoyo está destinado a todos los trabajadores de Stellantis que sean represaliados por la empresa mediante sanciones con suspensión de empleo y sueldo, garantizándoles un salario diario de 25 euros por un máximo de 30 días.
Paralelamente, el sindicato mantiene otros frentes abiertos con la dirección, como el relativo a las condiciones de salud laboral. La asamblea analizó la reciente sentencia del Juzgado de lo Social número 5 sobre el protocolo de calor vigente en el centro de trabajo. La CUT considera que el protocolo actual es "claramente insuficiente" y no cumple con el Real Decreto en materia de prevención de riesgos laborales.
El sindicato denuncia que, una vez más, la empresa prioriza la productividad sobre la salud de las personas trabajadoras. Critican que se mantenga un sistema de aireación "obsoleto", con la misma antigüedad que las naves, y que no se realicen inversiones reales en mejorar las instalaciones, mientras sí se invierte en aumentar la productividad y eliminar puestos de trabajo. El gabinete jurídico de la CUT ya ha formalizado el recurso contra esta sentencia.
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