Caos en los buses de Santiago durante la primera de las huelgas de transporte en la provincia
El servicio de bus de Santiago está inoperativo este viernes por la actuación de piquetes con motivo de la huelga de transporte convocada en la provincia de A Coruña.
La provincia de A Coruña ha amanecido este viernes sumida en una compleja jornada de protestas que ha dejado una estampa desigual en sus principales urbes, convirtiendo la movilidad en una auténtica carrera de obstáculos para miles de ciudadanos. Lo que se anunciaba como un paro en el transporte de viajeros por carretera se ha materializado con especial contundencia en la capital gallega, donde el servicio urbano ha quedado totalmente anulado, mientras que A Coruña mantiene normalidad en sus líneas municipales, pues tienen convenio propio, pero no en las interubanaas.
Los sindicatos CIG, UGT y CC.OO. han dado el pistoletazo de salida a un calendario de movilizaciones que promete complicar el mes de diciembre, exigiendo condiciones laborales justas frente a una patronal con la que el diálogo parece haberse roto.
El epicentro del conflicto se ha situado a primera hora de la mañana en las cocheras del recinto ferial de Amio, en Santiago de Compostela. Allí, la acción de los piquetes informativos ha derivado en un bloqueo total de los servicios mínimos decretados por la administración, impidiendo la salida de cualquier vehículo para cubrir las rutas urbanas esenciales. La situación ha escalado cuando varios de los autocares estacionados han aparecido con las ruedas pinchadas, imposibilitando físicamente la prestación del servicio y dejando a los usuarios compostelanos sin alternativas de transporte público en una jornada laborable y lectiva, lo que ha obligado a muchos a buscar soluciones de urgencia.
La repercusión de este paro no se ha limitado al ámbito municipal de Santiago, sino que se ha extendido como una mancha de aceite por toda la red de conexiones interurbanas. La estación intermodal compostelana ha vivido momentos de confusión y nerviosismo, con viajeros que se han encontrado con la imposibilidad de desplazarse hacia otros municipios o acudir a sus puestos de trabajo. Este escenario es la consecuencia directa de una parálisis en la negociación del convenio provincial, un marco regulatorio que, según denuncian los representantes de los trabajadores, ha quedado obsoleto y no responde a la realidad económica actual, marcada por la inflación y la pérdida de poder adquisitivo de las familias trabajadoras.
Jornadas interminables y sueldos congelados
Detrás de las cifras y los horarios cancelados, se encuentra el malestar profundo de una plantilla que denuncia precariedad. Nacho Pavón, representante de la CIG, ha subrayado el carácter unánime del seguimiento de la huelga, insistiendo en que las reivindicaciones van mucho más allá de una simple subida de sueldo. El foco de la protesta se centra en la denuncia de unas jornadas laborales abusivas, donde los conductores se ven obligados a estar disponibles para la empresa hasta quince horas diarias, a pesar de que la jornada efectiva de conducción se compute únicamente en nueve, lo que impide cualquier tipo de conciliación familiar o descanso real.
La cuestión salarial es, inevitablemente, otro de los grandes escollos que ha llevado a los sindicatos a la calle. Un profesional de nueva incorporación apenas alcanza los 1.150 euros mensuales, una cifra que contrasta con la responsabilidad que asumen al volante. La indignación ha crecido tras conocerse que la oferta de la patronal en la mesa de negociación se limitaba a un exiguo incremento del 1,2%, un porcentaje que los trabajadores consideran una falta de respeto tras un año 2024 en blanco en cuanto a actualizaciones salariales, lo que ha derivado en una grave pérdida de poder adquisitivo.
Sin embargo, el impacto de la huelga presenta una excepción notable en el mapa provincial: la ciudad de A Coruña. Aunque los buses metropolitanos que conectan la ciudad con su área de influencia sí están afectados por los paros, el servicio de transporte urbano municipal opera con normalidad. Esto se debe a que la Compañía de Tranvías queda al margen del conflicto al regirse por un convenio de empresa propio, independiente del provincial que se está negociando actualmente, lo que ha salvado a los coruñeses del colapso interno que sí sufren sus vecinos de Santiago.
Un diciembre caliente para el transporte público
La jornada de este viernes es solo el aviso de lo que podría convertirse en un diciembre negro para la movilidad en Galicia si no se reactivan las conversaciones. Las centrales sindicales han diseñado un calendario de presión que incluye nuevos paros para los días 12, 15 y 19 de este mes, amenazando con afectar las compras y desplazamientos previos a las fiestas navideñas. Las asambleas de trabajadores han ratificado estas fechas de forma unánime, dejando claro que el conflicto se mantendrá hasta lograr un convenio colectivo digno que actualice las tablas salariales y regule los tiempos de descanso de manera humana.
Por su parte, la Xunta de Galicia ha intentado mitigar los efectos de la huelga a través del Diario Oficial de Galicia, estableciendo unos servicios mínimos que priorizan el transporte escolar y laboral. La normativa autonómica estipula el mantenimiento de las rutas de entrada y salida a los centros educativos para alumnos de enseñanza obligatoria que residan a más de cuatro kilómetros, así como expediciones clave para trabajadores a primera hora de la mañana y última de la tarde.
No obstante, la realidad vivida hoy en Santiago demuestra que el papel puede decretar mínimos, pero la tensión en la calle puede llevar a un incumplimiento forzoso de los mismos ante la falta de acuerdo.
La ciudadanía, atrapada entre las justas reivindicaciones de los conductores y la necesidad de desplazarse, mira ahora hacia las administraciones públicas en busca de una solución.
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