¿Hay tantos lobos en Galicia como dice la Xunta? Recelo de los grupos ecologistas por el censo autonómico

Los informes de la Xunta de Galicia, publicados en una escueta nota hace unos días, hablan de un aumento en el número de manadas reproductoras con respecto al anterior censo. El Gobierno regional dice que la población del lobo ibérico mantiene una tendencia al alza en la comunidad.

Sin embargo, distintos grupos ecologistas ponen muchas comillas a las afirmaciones de la Xunta, alejadas de los datos que manejan mientras piden un censo realista y nacional para conocer la verdadera realidad del lobo.

Galiciapress recaba las impresiones de la Asociación 'Grupo Lobo Galicia' y de la Asociación para la Conservación y Estudio del Lobo, que con sus estudios echan por tierra las valoraciones de la Xunta. La destrucción del hábitat del lobo y su protección en el LESPRE, elementos clave para la especie. 

El lobo está de rabiosa actualidad en Galicia después de que la Xunta haya actualizado el censo de la especie en la comunidad entre 2021 y 2022. Unos datos que atestiguan que en el territorio hay 93 manadas reproductoras, lo que supone una subida ligera si tenemos encuenta que el anterior seguimiento, entre 2013 y 2015 "estimaba" 90 manadas. En San Caetano es visto esto como una confirmación de la "evolución positiva de la especie". 

Cifras conseguidas, según explicó Belén do Campo, directora xeral de Patrimonio Natural, a través de dos metodologías distintas avaladas por publicaciones científicas y que arrojaron conclusiones muy similares, lo que les permite defender la "robustez" de los datos y la "tesis defendida siempre por la Xunta" de que la especie goza de buena salud en Galicia. Conclusiones que se apartan, y mucho, del parecer de los grupos ecologistas y de conservación que miran por el día a día de los ejemplares. 
 

LAS DUDAS DE LOS PROTECCIONISTAS

Desde la Asociación ‘Grupo Lobo Galicia’ sostienen que el titular de la Xunta está equivocado, y que uno más idóneo sería el de que “aprobamos en número y suspendemos en medidas de conservación”. En ese sentido, señalan que los datos del último censo son “desconocidos” hasta la fecha, por lo que no pueden hacer consideraciones al respecto. Mismo punto de vista comparten desde la Asociación para la Conservación y Estudio del Lobo (ASCEL), que aseguran que esa opacidad les impide “valorar las cifras globales” del Gobierno de Galicia. 

En ASCEL, tachan de “sesgado” e “impropio de la independencia que se presupone en una administración” el estudio presentado. “Sostener que en Galicia se ha pasado de un diagnóstico de 68 grupos de lobos a 90 grupos y asumir una tendencia alcista de la población de lobos gallega es una pretensión destinada a encubrir la realidad, radicalmente distinta”, lamentan. Según sus datos, la población de la especie ha bajado un 10% en 40 años, mientras que los guarismos oficiales siguen moviéndose en “estimaciones”.

“Solamente existe esa nota de prensa de la Xunta, en la que ellos mismos reconocen que los dos últimos censos realizados (el de 90 grupos y 93 grupos) se han realizado con metodologías diferentes, por lo que los resultados no pueden ser comparables”, sostienen desde Grupo Lobo.

Por otra banda, en ASCEL hacen hincapié en un elemento que consideran clave: Galicia no tiene una población de lobos “propia” en lo referido a “efectos legales y bióticos”. Las manadas se desplazan entre comunidades y en la frontera portuguesa. “Eso induce a sesgo numérico porque la Xunta de Galicia juega arbitrariamente con las cifras demográficas en función de intereses espurios, al considerar estimaciones sobre grupos de lobos no propios”, reprochan, lo que explica ese “baile de cifras y censos”.

Ese baile de cifras y de métodos es lo que denuncian los grupos de protección de la especie en Galicia desde hace años, ya que no existe un censo realista para conocer la verdadera población y distribución del lobo, lo que permitiría conocer su salud y aventurar su futuro. Por eso, alegan que más allá de los resultados habría que ver “el esfuerzo realizado” en los dos censos y “analizar las metodologías empleadas” para luego sacar conclusiones.

NI “EVOLUCIÓN POSITIVA” NI “CRECIMIENTO EXPONENCIAL”

En cualquier caso, pasar de 90 a 93 manadas no puede ser considerada, dicen, como “una evolución positiva” como así la tacha la Xunta, sino más bien de “un estancamiento”. Desde ASCEL reclaman un verdadero censo nacional, mucho más exhaustivo que los realizados hasta ahora, separados por 26 años de distancia y sobre los que los grupos ecologistas tienen especiales reparos en su sistema para coordinar la información y para publicar los datos corregidos. En cualquier caso, con los datos en la mano, entre los censos el descenso de ejemplares es sensible y que para nada se corresponde con el ascenso que celebra la Xunta. 
 

“Si en décadas, o en los últimos 10 años no se ha matado ningún lobo en Galicia, asumiendo que todos esos grupos son reproductores (multiplíquense los ahora 90 grupos por 4-5 cachorros de media todos los años, ergo 400-500 ejemplares más cada año. ¿Dónde están esos lobos que en 10 años serían muchísimos más que 4.000-5.000 del mero cómputo?) y el aumento del tamaño de la población resulta que es de 90 a 93, todo ello sin presentar los datos del esfuerzo invertido (ahora se conoce más el área de distribución, hay más gente mirando lobos, ¿dónde queda computado ese esfuerzo para comparar tendencias realmente? Si invierte más esfuerzo ahora, ¿cómo lo corrige la Xunta con los datos anteriores?”, cuestionan desde ASCEL.

Así, demandan que el “crecimiento exponencial” del que habla la Xunta, a la que acusan de hacer “trilerismo” con los números, no existe y que todo se reduce a la “estabilidad” de la especie. Un pensamiento con el que coinciden en la Asociación para a Defensa Ecolóxica de Galicia (ADEGA), que en su comunicado razona que en Galicia mueren tantos lobos al año como nacen, poniendo la cifra en torno a 200 ejemplares. Venenos, atropellos o su caza ilegal son algunos de los motivos. 

Al tiempo, critican la gestión que se está haciendo desde el gobierno autonómico, que mantiene su pulso con el Gobierno de España para tratar de impedir que la especie se incluya en el LESPRE, dotando al lobo ibérico de una mayor protección. 

“Da igual que haya 10 grupos o 1.000 grupos de lobos en Galicia. El lobo está protegido internacional y nacionalmente por su valor ecológico y cultural, lo cual es independiente de si hay más o menos, como el caso del petirrojo, el buitre leonado, el búho real, la tarabilla común, la collalba gris, y tantísimas especies del LESRPE español presentes en Galicia. Si hay menos, habría que protegerlo más eficazmente, algo que la Xunta no ha hecho en décadas, incluyéndolo en su ‘Catálogo regional de especies amenazadas’, porque a tenor de sus datos, la mortalidad no natural del lobo, en particular por la caza ilegal, ha de ser elevadísima”, concluyen. 
 

CUIDAR EL HÁBITAT

Por otra banda, la preocupación ahora de los colectivos ecologistas como ‘Grupo Lobo Galicia’ es la conservación de la especie y de su entorno, después de que algunos sucesos, como los grandes incendios de este verano, como el de la Sierra de Culebra en Zamora, acabasen con algunos de los hábitats en los que había una mayor concentración de lobos. En Galicia también hay temor por la “destrucción”, “tan presente en nuestra comunidad autónoma”. 

A renglón seguido, desde el Grupo Lobo Galicia señalan otros factores como “las bajas de individuos por muertes naturales y no naturales, que hace que veamos grupos inmaduros”, o “la variabilidad genética de los lobos ibéricos y la total ausencia de políticas de conservación que faciliten la convivencia con el cánido salvaje”, aspectos más preocupantes que los números que esgrime la Xunta.