#Claves de la semana

La 'Revolución de los Claveles' de los estudiantes gallegos: protestas este 25 abril por una enseñanza "justa, igualitaria y 100% gallega"

Los alumnos gallegos están llamados mañana, martes 25 de abril, a secundar las protestas alentadas por 'Erguer. Estudantes da Galiza'.


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La privatización del sistema universitario y la "venta de títulos", una prueba de EBAU "elitista y antipedagógica", un Decreto del Plurilingüísmo que es "un atentado contra la lengua"... Son muchos los argumentos de Erguer para promoven una jornada de huelga en los centros educativos gallegos. 

 

Su responsable nacional de organización, Artai Gavilanes, atiende a Galiciapress para conocer mejor los problemas de los alumnos gallegos y los cambios que proyecta la organización estudiantil. 

 

Artai
Artai Gavilanes | Foto: Erguer. Estudantes da Galiza

 

El 25 de abril parece, a priori, un día adecuado para la revolución. En el aniversario de la ‘Revolución de los Claveles’ -49 años se cumplen del levantamiento popular portugués-, al otro lado de A Raia los estudiantes gallegos promueven su propia Golpe de Estado contra el poder, reclamando que sus voces sean escuchadas para recibir una educación más justa, igualitaria y 100% gallega. La asociación estudiantil gallega ‘Erguer. Estudantes da Galiza’ abandera las protestas para este martes en todos los centros educativos gallegos, denunciando cambios de calado en el sistema educativo gallego y estatal. 
 

 

Los motivos de Erguer para llamar a los estudiantes a las movilizaciones son variopintos, pero el principal es la reclamación que vienen haciendo desde hace años de una Ley Gallega de Educación, que el responsable nacional de la organización, Artai Gavilanes, califica de “oportunidad para revertir las políticas lingüicidas y privatizadoras que lleva sufriendo durante años la enseñanza pública en nuestro país”.


 

Supone para el colectivo una alternativa para “construir un nuevo modelo de enseñanza” que apueste firmemente por un sistema público “íntegramente en gallego, inclusivo, científico y de calidad; y que garantice el acceso en igualdad de condiciones a todos los niveles de la enseñanza”. Así, piden que el texto sea “adecuado a la realidad gallega”, y que el peso de su redacción recaiga sobre la comunidad educativa para la “recuperación de competencias” y el avance en la adquisición de nuevas. 
 

MENOSPRECIO AL GALLEGO Y A LAS UNIVERSIDADES PÚBLICAS

Detrás de las protestas está el cacareado y criticado Decreto del Plurinlingüísmo, una norma aprobada por el Partido Popular y fuertemente criticada por organismos internacionales y plataformas en defensa de la lengua que reiteran los incumplimientos en los que cae la Xunta por este decreto. Desde Erguer tachan de “vergonzoso” el docmuneto de los populares y un “atentado contra la lengua”. 

 

 

 

En este clima, Gavilanes subraya el “menosprecio” y “olvido claro y patente” que sufre la lengua y a la “identidad como pueblo” de los estudiantes. Con cada vez menos materias en gallego -Gavilanes argumenta que con un peso de 10 o 13 horas menos que el castellano- también se fomenta menos la lengua del país. Unos números que en el sistema universitario son, si cabe, mucho más dramáticos. 

 

“En la universidad el uso del gallego en la docencia es residual (solo 1 de cada 5 horas se imparten en gallego), presentándose claras trabas a la hora de que el estudiantado se pueda expresar, hacer pruebas o tener apuntes en nuestro idioma”, reprende. 

 

Preocupa especialmente lo que ocurre en las universidades gallegas porque este año se abrió la puerta a la entrada de las privadas en una comunidad que hasta ahora había puesto límites en este sentido. La Universidad Intercontinental de la Empresa impulsada por Abanca ha sido la primera en abrir brecha en Galicia y se trata, para Erguer, de “un proyecto totalmente contrario a la realidad gallega”. 

 

“Ofrece una duplicidad de grados ya existentes en las universidades públicas, en un ejercicio de competencia descarada, y excluyéndose además la lengua gallega de la docencia. Mientras, la Xunta niega la posibilidad de ampliar plazas a las universidad públicas allí donde sí es preciso y continúa dando la espalda a la necesidad de una financiación digna que permita a las universidades públicas desarrollar su función educativa sin precariedad”, critica Gavilanes.
 

A su juicio, en este apartado la situación es ya “crítica” porque la privada comienza absorber “los escasos recursos” de los que disponen las tres universidades públicas gallegas. Para Erguer, supone un episodio de “desviación de fondos públicos, pérdida de la financiación privada en las investigaciones públicas, éxodo de profesores hacia la privada por mejores contratos, mayor descenso del alumnado, competencia propagandística desleal…”, enumeran. Un proceso que achacan al “desmantelamiento de la enseñanza superior” que ejecuta la Xunta desde hace años. 
 

Desde el colectivo denuncian este “atentado a la enseñanza pública y a la igualdad de oportunidades”. “No podemos aceptar la venta de títulos universitarios atendiendo a la capacidad económica de cada uno, que responden a la reproducción de las clases dominantes y del estatus socioeconómico de estas”, afirma el responsable nacional, al tiempo que recuerda que para tener una “sociedad más justa e igualitaria” la educación “no debe convertirse en un negocio”. 
 

MÁS INVERSIÓN, MÁS BECAS, MÁS OPORTUNIDADES

Al final, en un aspecto práctico, todo acaba siendo un baile de números dependientes de la inversión que se realice. Así las cosas, entre las demandas de Erguer en estas protestas están una mayor dotación para el sistema público, más y mejores becas y más plazas en las residencias públicas, un capítulo que entronca directamente con los precios desorbitados de los alquileres en algunas ciudades gallegas. 

 

La pregunta entonces es: ¿es tan privativo estudiar en Galicia? “La crisis de precios y, en general, la situación económica actual afecta especialmente al estudiantado gallego, como sector de la población especialmente vulnerable. Nos vemos estudiantado por un futuro con muchas incertidumbres mientras para acceder a los niveles superiores de la enseñanza tenemos que hacer un esfuerzo enorme al tiempo que nuestro nivel adquisitivo disminuye”, interpreta Gavilanes. 


 

Son muchos los condicionantes a tener en cuenta. A los alquileres hay que sumar la subida de los alimentos, pero también de la energía o los combustibles, mientras que las matriculas y las tasas universitarias resultan para muchos “abusivas” e inalcanzables para muchos hogares. Estudiantes que tienen que compatibilizar los estudios con un trabajo para poder pagar su educación o alumnos empujados a abandonar el sistema porque no pueden permitirse estudiar son algunas situaciones que se dan, según Erguer, con cada vez más frecuencia y que atenta contra la igualdad de oportunidades. 

 

UNA SELECTIVIDAD “ELITISTA Y ANTIPEDAGÓGICA”

El Gobierno de España incorporó algunos cambios educativos de peso en la última reforma, conocida como ‘Ley Celaá’, algunos tan controvertidos como las novedades en la Evaluación del Bachillerato para el Acceso a la Universidad (EBAU). Cambios que todavía se están testando y que tardarán un tiempo en afianzarse, para desconcierto de alumnado y profesorado. 
 

En medio de estas probaturas, Erguer censura que la prueba de selectividad sea “elitista y antipedagógica”, que representa “un obstáculo” para los estudiantes que quieren acceder a la enseñanza superior. “Entendemos que una prueba realizada de manera externa, despreciando el trabajo realizado durante dos años por alumnado y profesorado, no representa una apuesta por una enseñanza integral”, valoran. 
 

A renglón seguido, recuerdan que solo los docentes que han acompañado a los estudiantes a lo largo de esos años conocen sus verdaderas competencias. Sin embargo, esos años solo representan seis puntos de la valoración para el acceso a las carreras, dejando os ocho restantes en exámenes de “un par de días”. “Esto con la consecuente carga mental para el alumnado y el efecto negativo sobre su salud mental”, apostilla Gavilanes. 

 

Erguer propone una evaluación integral y reafirma su “no a la selectividad”. “Demandamos una evaluación continua real, un Bachillerato que fomente el conocimiento y el aprendizaje y no preparar un examen y no tener que pagar tasas para hacer pruebas ni acceder a la universidad”. 

 

Eso supone también reformular en gran medida los años de Bachillerato. En esa apuesta, la organización demanda una enseñanza “inclusiva, donde se haga mención a las mujeres silenciadas por la historia, que fomente la diversidad”. Elementos hoy puestos en solfa por algunas comunidades, que como réplica proponen un ‘Pin Parental’ para un mayor control de los contenidos. 

 

“Hay mucho que cambiar”, sostiene Gavilanes. “Faltan protocolos de actuación frente agresiones machistas y lgtbfóbicas, falta educación sexual y afectiva en el programa de estudios, falta pedagogía en lo referente al género, roles sociales y cuidados, falta tener en cuenta los contextos de cada estudiante para favorecer una inclusión activa y real del estudiantado gallego, formar al personal docente sobre acoso y cómo identificarlo, mayor inversión y menos ratios…”, recapitula. 

 

PROTESTAS EN TODO EL PAÍS

Por todas estas cuestiones, desde Erguer han movilizado a parte del estudiantado para salir mañana a las calles, anunciando protestas en las ciudades. Hasta ahora, la respuesta recibida ha sido “muy buena”, con estudiantes de distintas comarcas sumados a las movilizaciones. “O Salnés, O Morrazo, O Sar, Allariz, Valdeorras, Bergantiños, Fonsagrada…”, cita Erguer, que pone como ejemplo las protestas convocadas ante los IES de los estudiantes de Padrón. 

 


Esta solo es la primera piedra de lo que pretende construir Erguer. “Entendemos esta jornada de huelga como el primer paso para retomar un movimiento estudiantil organizado y combativo, con capacidad para responder a los ataques que se suceden contra nuestra enseñanza”. Así, no descartan convocar más jornadas de protesta de aquí a final de curso si se siguen dando avances de “políticas privatizadoras y desgaleguizadoras” o ataques a la educación pública. “¡Que siempre sea 25 de abril!”, proclama Gavilanes. 

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