¿Unas elecciones municipales?

La participación activa en la campaña electoral de los primeros espadas partidarios (Sánchez, Feijóo, Díaz, Belarra, Abascal, Pontón...) hace que estas elecciones municipales se conviertan en una suerte de primarias para las próximas elecciones generales en España (diciembre/2023) y de las autonómicas en Galicia (julio/2024).

Una dinámica que marca tanto el desarrollo de la campaña electoral como los propios discursos y el papel de cada líder político nacional o local, lo que, como estamos viendo, es claramente perjudicial tanto para las candidaturas (salvo excepciones notables como, por ejemplo, Madrid, Barcelona, ​​Valencia, Vigo, Pontevedra...) como de los propios programas. Asistimos así a una campaña marcada por una feroz batalla partidista que se superpone a los programas municipales y, como tal, invisibiliza a los municipios medianos y pequeños que son mayoría.

Una feroz batalla partidista en la que los dos partidos mayoritarios (PSOE, PP) y sus líderes (Sánchez y Feijóo), con su enfrentamiento directo, ocupan las principales portadas de la mayoría de medios y opinión. Medios que colaboran con la marcha de esta dinámica política que claramente debe favorecer al partido de la oposición (PP), porque tiene un líder menos conocido en los pueblos de España. Pero, seguramente, estos medios no esperaban que una exposición pública tan constante pusiera de relieve las enormes limitaciones políticas e intelectuales del líder de la oposición. Por estos motivos, no debe extrañar que en este enfrentamiento partidista quien más salga beneficiado sea el PSOE. Beneficios que, en mucha menor medida, también se extenderán a UP/Sumar. Por estos motivos, no sería extraño que, al contrario de lo que apuntan las "encuestas ad hoc", el actual Gobierno (PSOE/UP) salga de estas elecciones más fuerte y con mejores perspectivas de cara a las próximas: las generales en diciembre.

Por otra parte, esta dinámica política no ayudará a corregir los grandes déficits que esconden los concellos (administrativos, fiscales, territoriales,...) en el seno de las administraciones públicas y que deberían ser objeto central de los debates. Así, y dicho sea de paso, a pesar de que la financiación territorial es un tema clave para los municipios -especialmente para los medianos y pequeños- apenas ocupa espacio en los debates. Espacio que, como estamos viendo, está siendo ocupado por asuntos que nada tienen que ver con los que preocupan a los ciudadanos a nivel local y autonómico: aquí, por si acaso, es como el Partido Popular (PP) vuelve a sacar el fantasma de ETA a pesar de haber desaparecido hace más de una década y no ser, hoy por hoy, una preocupación ciudadana.

Un escenario electoral que deja fuera de foco a los municipios medianos y pequeños. Una dinámica política que facilita la supervivencia del cacicazgo, frena las posibilidades de alternancia en los gobiernos locales y perjudica claramente al BNG. Un escenario en el que se pone de manifiesto el enorme déficit de auténticos dirigentes municipales, que son sustituidos por políticos-funcionarios de partido cuyo horizonte profesional se mueve en clave partidista. Un fenómeno que se hace claramente visible en todo el Estado -salvo en algunos grandes municipios: Vigo, Pontevedra...- en los actos electorales donde los principales actores y actrices son los secretarios generales de los partidos (PSOE, PP, UP, BNG.. ) y no los líderes de lista y futuros alcaldes y alcaldesas.