Ya hay Gobierno: mucho Óscar Puente, muy poco PSC

Carmen P. Flores

Después de un largo y ajetreado fin de semana del presidente del Gobierno Pedro Sánchez para elegir el nuevo Ejecutivo y la no menos crisis entre Sumar y Podemos, por fin hay gobierno de España, con algunas sorpresas y pocos cambios en las filas socialistas  En cambio, en la otra parte de la coalición, a excepción de Yolanda Díaz, todos son caras nuevas y se confirma “la expulsión” de las dos ministras podemitas que más problemas le han creado a Pedro Sánchez por algunas de sus posturas más propias de la oposición - activistas- que de un miembro del Gobierno. 

 

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En el nuevo Gobierno Pedro Sánchez ha protegido a su núcleo duro, incluso los ha subido de rango, caso de María Jesús Montero y Félix Bolaños, el nuevo superministro que ha llevado, junto a Santos Cerdán, el peso en los pactos con Junts y ERC, además de controlar la redacción del texto de la ley de Amnistía.  Estos servicios le han servido para contar con la confianza y protección de Moncloa y de la calle Ferraz. Hace un buen tándem con el secretario de organización y es fiel al jefe.


La vicepresidenta del gobierno y superministra de economía, Nadia Calviño, seguirá en su cargo hasta que le llegue su nuevo puesto en Europa, momento en el que será sustituida, posiblemente, por José Luís Escrivá, que ahora ocupará la cartera de Transformación Digital. La entrada de nuevas caras, caso de Oscar Puente, exalcalde de Valladolid, un personaje complejo y bravucón que traerá más de un problema al inquilino de Moncloa. El nombramiento del ministro de Política Territorial y Memoria Democrática, Ángel Víctor Torres, expresidente de Canarias, ha sorprendido y enfadado a los socialistas valencianos que daban por hecho que el cargo recaería en el también expresidente de la comunidad valenciana, Ximo Puig. La sorpresa también ha sido el nombramiento de la mano derecha de Puente, Ana Redondo, que será ministra de Igualdad. Una cara desconocida que el mundo feminista no termina de ver en el cargo.


El nombramiento de Jordi Hereu, exalcalde de Barcelona, como ministro de Industria, ha sido toda una sorpresa porque no estaba en las quinielas. El nuevo ministro es una persona discreta y eficiente que ha realizado un buen trabajo en Hispasat donde hasta hoy ocupaba el cargo de presidente. Sin estridencias, negociador y persona dialogante.


En este reparto de carteras es curioso como el PSC de Salvador Illa sale perdiendo. De dos ministros de peso, se queda con solo un ministro - aunque Industria tenga mucho peso- dejando fuera al actual presidente del partido, Miquel Iceta, quien siempre ha apoyado a Pedro Sánchez. ¿Le compensará con un alto cargo, o encabezando las elecciones europeas? Claro que Europa se sigue considerando como el “destierro” bien pagado de los políticos. Raquel Díaz es otra de las cesadas. No lo ha tenido fácil en su gestión, pero ha salido airosa de todos los problemas a los que ha tenido que hacer frente, que no han sido pocos..  


Hay que recordar que los resultados del PSC en Catalunya han sido muy buenos y han contribuido en gran manera al triunfo de Sánchez. Entonces la pregunta es: ¿Por qué los deja con un solo ministerio y premia a Óscar Puente y Valladolid con dos? La decisión, aunque no lo digan públicamente, no ha gustado a la cúpula del PSC. ¿Lo recompensará de alguna manera? Sino lo hace el presidente, se equivocará.


Entre los ministros presentados por Sumar, destaca el nombramiento de Ernest Urtasun, un perfil con gran preparación intelectual y política. Persona dialogante y discreta que llevará cultura. Sira Rego ocupará la cartera del nuevo ministerio que englobará las políticas de Juventud e Infancia. Es una buena política. Sanidad estará a cargo de Mónica García, que tuvo un gran protagonismo mediático durante la pandemia y sin embargo criticada por una buena parte del sector. El resto de ministros de Sumar tienen un perfil discreto. 


Ya hay Gobierno que empieza su camino con bastantes problemas sobre la mesa, como una oposición que no le va a otorgar ni los cien días de gracia y un socio de Gobierno dividido con Podemos, que amenaza con romper la disciplina de  voto de Sumar  y andar a sus anchas, con el beneplácito de Pablo Iglesias. La guerra está abierta, la venganza está servida. Unos socios de “investidura” ¿de legislatura? que le advierten con romper sino cumplen lo pactado - que todo no podrá ser- y una parte de su partido que acepta los pactos, aunque no los comparte y se siente incómodo. Así que, con este panorama, aunque Sánchez se crezca en la “adversidad”, las cosas no se las van a poner muy fácil. La legislatura, otra vez más, será de todo menos tranquila, por muy político que sea el nuevo Gobierno. Decía Konrad Adenauer, primer canciller de la República Federal alemana que “la suerte es una flecha lanzada que hace blanco en el que menos la espera”. 

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