Alerta jamás vista nivel 2 para toda la provincia de Ourense ante el riesgo y la insuficiencia de medios
El nivel 2 se activa cuando las llamas amenazan núcleos de población, existe riesgo real para la vida o las propiedades y la magnitud del fuego supera la capacidad de respuesta de los medios disponibles. Habitualmente, es una alerta puntual, aplicadas a pequeñas poblaciones rurales amenazadas por la proximidad de las llamas. La situación se ha deteriorado hasta tal punto que la Xunta se ha visto forzada a aplicar a toda la provincia de Ourense, algo nunca visto. La medida llega después de que el Estado subiese en toda España el nivel de alerta de protección civil.
La provincia de Ourense afronta unas horas críticas tras la declaración del nivel 2 de emergencia por parte de la Xunta de Galicia, en respuesta a una oleada de incendios que ha calcinado alrededor de 4.330 hectáreas en el Macizo Central y en otras zonas rurales, según las últimas estimaciones de la Consellería do Medio Rural. El alcalde de Ourense advierte que un fuego en Seixalbo está provocando fallos de luz en la ciudad.
La activación de este protocolo implica una mayor movilización y agilidad de medios, tanto autonómicos como estatales, y una coordinación reforzada entre la Xunta, las administraciones locales y la Unidad Militar de Emergencias (UME). Además, los trabajadores encargados de la extinción han visto ampliados sus horarios y han acelerado los trámites para el uso de recursos excepcionales, reflejando la gravedad de la situación.
En las últimas horas, Renfe ha tenido que cortar la circulación de trenes entre Galicia y Madrid. La ciudad está sufriendo cortes de luz.
El epicentro del desastre se localiza en Chandrexa de Queixa, donde el fuego declarado el viernes a las 15:51 horas devora ya unas 3.000 hectáreas, constituyéndose como el incendio forestal de mayor extensión en lo que va de año en Galicia. Las llamas avanzan sin control, favorecidas por la meteorología adversa y las altas temperaturas, que dificultan la labor de los equipos en tierra y obligan a priorizar la actuación de medios aéreos.
En las últimas horas, y ante la amenaza directa a los núcleos de población, la Xunta ha decretado la Situación 2 de emergencia en Requeixo, Vilar y Zamorela, en Chandrexa de Queixa, y también por proximidad en las parroquias de Calveliño do Monte y Santiso (Maceda). El fuego se extiende por un entorno montañoso de difícil acceso, con múltiples focos activos y áreas donde sólo las brigadas aéreas pueden operar de manera efectiva.
La magnitud del incendio ha obligado a desalojar viviendas en varias zonas. En la localidad de A Senra de Chandrexa, cinco vecinos debieron abandonar su hogar durante la madrugada. En Maceda, los equipos de emergencia realizaron contrafuegos para proteger la aldea de Calveliño do Monte, evacuando a cuatro vecinos mientras la alcaldesa de la localidad, Uxía Oviedo, advertía de la complejidad del terreno y del temor a que el fuego avance hacia Montederramo.
"Está siendo muy complicado por parte de la Xunta llegar a las necesidades de todos los incendios", señalaba Oviedo, subrayando la limitación de recursos con tantos frentes abiertos y la dificultad añadida de una orografía que favorece la expansión de las llamas.
Otros incendios activos: Maceda, Vilariño de Conso, Montederramo
Aparte de Chandrexa, el Macizo Central de Ourense sigue siendo escenario de otros cinco incendios. Destacan los dos en Maceda, en las parroquias de Santiso (500 hectáreas) y Castro de Escuadro (450 hectáreas), este último estabilizado por los servicios forestales. Igualmente, permanecen activos los fuegos en Vilariño de Conso, parroquia de Mormentelos (180 hectáreas, estabilizado) y en Montederramo, parroquia de Paredes (120 hectáreas).
En paralelo, otros tres incendios han causado daños significativos: en Vilardevós, parroquia de Moialde (40 hectáreas); en Cartelle, parroquia de Anfeoz (20 hectáreas); y en Verín, parroquia de Mourazos (9 hectáreas), este último ya controlado por los equipos de intervención. También ha saltado hace poco un fuego en A Mezquita y San Cibrao.
La situación pone en jaque la capacidad de respuesta de todos los recursos disponibles y obliga a mantener la alerta máxima en la provincia, donde la meteorología y el calor extremo añaden nuevas dificultades a la extinción.
La declaración de nivel 2 permite a la Xunta movilizar mayores recursos materiales y humanos, agilizar el acceso de la UME y acelerar las gestiones administrativas. En el caso de Chandrexa, cinco agentes, seis brigadas y cuatro motobombas trabajan en la extinción, con la previsión de reforzar el operativo según evolucione la emergencia.
En Maceda, la situación se mantiene bajo control relativo en algunas zonas, aunque el temor persiste por la posibilidad de que el fuego avance hacia Montederramo, alimentado por la sequedad y el viento.
Voces institucionales
Desde la Consellería do Medio Rural, la conselleira María José Gómez ha reconocido la gravedad de la situación, calificando las dos últimas semanas como "muy complicadas" por la alta actividad incendiaria y la climatología adversa. Se han realizado llamamientos continuos a la colaboración ciudadana y a extremar las precauciones en las áreas rurales.
El presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, expresó su preocupación y agradeció el esfuerzo de todos los efectivos implicados, tanto locales como estatales y militares, subrayando la necesidad de actuar con rapidez y eficiencia para evitar mayores daños a la población y a los ecosistemas forestales.
La extensión calcinada supera ampliamente las hectáreas quemadas en otros incendios recientes y pone en serio riesgo el equilibrio ecológico del Macizo Central y los valles adyacentes. Especialistas alertan sobre la pérdida de biodiversidad, el impacto sobre la fauna y flora autóctona, y la posibilidad de erosión y deslizamientos tras la destrucción de la masa forestal.
Organizaciones ambientalistas reclaman acciones urgentes para la restauración de los espacios afectados y para impulsar políticas de prevención que eviten la reiteración de episodios tan devastadores.
¿Qué implica el nivel 2 de alerta en los niveles de alertas por incendios por la xunta?
El nivel 2 de alerta por incendios forestales decretado por la Xunta de Galicia implica una situación de emergencia operativa que exige la movilización de todos los recursos disponibles en la comunidad y la colaboración activa de medios estatales. En este escenario, la intervención de organismos como la Unidad Militar de Emergencias (UME) se vuelve imprescindible, junto con la suma de agentes, brigadas, motobombas y medios aéreos que permiten responder con mayor agilidad ante el avance y la peligrosidad de los incendios.
La clasificación oficial de los niveles de alerta por incendios forestales en Galicia es la siguiente:
- Nivel 0: No supone peligro para bienes ni personas.
- Nivel 1: El incendio puede afectar a personas o bienes de carácter no forestal.
- Nivel 2: La emergencia supera la capacidad autonómica y requiere la intervención de medios estatales, como la UME o refuerzos desde otras comunidades del Estado. El nivel 2 supone también una ampliación del horario laboral de los equipos y una agilización de los trámites administrativos entre la Xunta, los ayuntamientos y el Gobierno central, permitiendo una coordinación más rápida y eficaz.
- Nivel 3: Es declarado por el Ministerio del Interior cuando está en juego el interés nacional, con la total intervención de recursos nacionales y la coordinación directa del Gobierno de España.
En la práctica, el nivel 2 se activa cuando las llamas amenazan núcleos de población, existe riesgo real para la vida o las propiedades y la magnitud del fuego supera la capacidad de respuesta autonómica, como ocurre actualmente en la provincia de Ourense. Este protocolo conlleva el despliegue extraordinario de medios técnicos y humanos, el refuerzo aéreo, la intervención de la UME y la toma de decisiones inmediatas para la evacuación de zonas afectadas, cortes de carreteras y protección civil.
La declaración del nivel 2 permite a la Xunta saltarse barreras burocráticas y solicitar refuerzos estatales sin dilación, priorizando la seguridad de los habitantes, la rápida extinción del fuego y la protección de los bienes amenazados. Así, la emergencia alcanza máxima prioridad institucional y social, poniendo en marcha toda la maquinaria de respuesta ante una catástrofe forestal de grandes dimensiones.
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