Isidro Lago: "¿Una Facultad de Medicina en Vigo? Y también una para Sanxenxo, otra para Poio...es un dislate"

Como suele decirse, "éramos pocos y parió la abuela". En medio de una agria polémica entre las universidades de Santiago y A Coruña después de que la UDC abriese el debate para impartir el grado de Medicina en la universidad herculina a partir del curso 2027/28, ahora es Abel Caballero, alcalde de Vigo, el que pide para su ciudad ese mismo grado. Para ello, el regidor, que se enfrenta en esta batalla con su homóloga coruñesa, la también socialista Inés Rey, demanda a la Xunta que habilite una partida de 5 millones de euros en los próximos presupuestos autonómicos para que cristalice su propuesta, apoyada en la tesis de que Vigo "es la más importante ciudad de España que no tiene Facultad de Medicina", planteando la cuestión de si realmente hacen falta o no más facultades para formar médicos en Galicia.  

"NO FALTAN MÉDICOS" SINO "FORMADORES"

Entre los sanitarios, parece reinar el consenso de que más facultades no corregirán el problema de la sanidad pública, que parece ser estructural. Para el presidente del Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Pontevedra y expresidente del Consello Galego de Médicos, Isidro J. Lago Barreiro, la de Abel Caballero o la del rector de la UDC es “una ocurrencia” sobre la que no puede ocultar la carcajada.

“No sé si pedir también una para Sanxenxo, otra para Poio…”, ironiza el galeno, tachando de “tomadura de pelo” la propuesta. “Somos el segundo país del mundo con más facultades de medicina por millón de habitantes, solo por detrás de Corea del Sur. Tenemos tantas facultades de medicina como aeropuertos. ¿Qué necesidad hay?”, se pregunta.

En esa línea, tira de memoria para recordar que en el año 1975, el de su promoción, fueron “1.100 estudiantes de medicina”, frente a los 330 de las promociones actuales, puntualizando que el índice de fracaso hoy es inferior al 5% frente al 45% de medio siglo atrás. “Para entrar en Medicina se pide hoy una de las notas más altas. Acceden prácticamente los números uno. Antes había más alumnos en Santiago, pero si consideramos que ahora hay muchas más facultades que antes, vemos que hay médicos de sobra”, incide.

Sobre el argumento de que faltan médicos, cifra en “8.000 que no pueden trabajar en España”. “Cuando acabas la carrera no eres médico. Eres licenciado, pero no puedes ejercer porque tienes que hacer la especialidad, como Atención Primaria, especialidad que lleva cuatro años. Ese es tapón, que no tenemos especialistas”, diagnostica Lago, que advierte que nos enfrentamos a “un problema en un sistema jerarquizado de arriba a abajo”.

Para el presidente del Colexio pontevedrés los equilibrios pasan por respetar el “acuerdo tácito” por el que la USC formaba en las aulas a los futuros médicos y las prácticas las realizaban en otros lugares. “Eso es lo ideal. El Álvaro Cunqueiro, el CHUO, el CHUAC…son hospitales universitarios. Pero si mañana hay un grado en A Coruña, ¿de dónde sacamos al profesorado? ¿Quién va a dar clase? ¿Queremos hospitales enormes como en Ceuta y Melilla pero sin médicos? Empezamos la casa al revés”, reflexiona.

“Si nuestro problema es el de formar a especialistas y no tenemos médicos formadores que cumplan esa función, ¿vamos a sobrecargarlos más a esos formadores con estudiantes cuando tenemos un déficit de asistencia que se ve en las listas de espera? Hace falta reestructurar, pero lo que hay es que dar solución a esos médicos que acaban y que no tienen la especialidad”, reitera.

"HAY QUE DARLE UNA VUELTA"

Para Lago la solución pasa por, en primer lugar, “ir abriendo poco a poco el sistema de las especialidades en el MIR, contar con más formadores para que se pueda dar más formación en cadena y un entendimiento por parte de las universidades para que se mantenga el equilibrio hasta ahora”, además de dejar de lado las rencillas para arañar “prestigio” entre universidades porque la propuesta de más grados de Medicina en Galicia “es un completo dislate”. 

Una dificultad añadida a las propuestas de Lago es que no todos los sanitarios tienen la capacidad comunicativa como para ser buenos maestros de los futuros médicos. En este punto, Lago recuerda que es el Ministerio de Sanidad el que concede las capacitaciones, por lo que escapa a las competencias, en este caso, de la Xunta de Galicia. De igual manera, invita a replantear las condiciones en las que se encuentran los propios formadores, ofertándoles más horas de descanso para poder preparar las lecciones o una mejor remuneración.

“Hay que darle una vuelta, porque si no uno puede aprobar el MIR casi sin presentarse. Haría falta repensar también el MIR con un examen al principio, pero también al final, para ver si esas competencias están aprendidas para poder contar con la especialidad. Este era un sistema que funcionaba muy bien, pero los tiempos van evolucionando”, argumenta el doctor.

Mención aparte merece el hecho de que muchos graduados en Galicia terminan por ejercer fuera de la comunidad que los formó, ya sea en otros puntos de España o en el extranjero. Los contratos precarios o los salarios son, en gran parte, responsables de una fuga de talento que Lago, en cambio, interpreta que se ha ido reduciendo en los últimos años con medidas importantes como “la compatibilidad” o “el complemente específico, una lucha constante del Consello Galego de Colexios Médicos y que se consiguió gracias al presidente Alfonso Rueda en esta legislatura”, una medida que igualó a los sanitarios gallegos con los del resto del Estado.

EL SERGAS EN VERANO Y EL TOUR DE FRANCIA

Con todo, problemas como la dispersión geográfica y la existencia de plazas de difícil cobertura hacen poco atractiva la comunidad gallega en un momento en el que “el sistema público, si lo analizamos estructuralmente, hoy deja mucho que desear”, alega Lago, que cree que en ocasiones se peca de “querer tener el centro de salud puerta con puerta con tu casa”.

“Hay concellos que quieren tener pediatra. Pero, ¿cuántos niños tiene el municipio? Hay cosas que no son viables y sopesar que la sanidad tiene un gasto estructural. Hay que sentarse, poner en común las necesidades y que los servicios se encuentren bien pensados”, explica el expresidente del Consello Galego, que dimitió de su cargo en diciembre de 2022, cuando el conselleiro de Sanidade era Julio García Comesaña, con el que tuvo sus más y sus menos.

Ahora, con Antonio Gómez Caamaño al frente de esta área Lago percibe cambios significativos en este tiempo, aunque hay dificultades que se reproducen año a año, como los problemas que enfrenta el SERGAS cada verano para poder cubrir las vacantes existentes por las vacaciones de los sanitarios y poder atender la alta demanda en municipios que ven como se dispara el número de habitantes en la época estival.

“Los Colegios Médicos tenemos que brindar soluciones a la sociedad. Nosotros estamos en la construcción, siempre pensando en la seguridad del paciente. Ese es el centro de todo”, esgrime Lago, que recurre a una metáfora deportiva para hacer una radiografía del problema veraniego: “Jacques Anquetil decía que el Tour de Francia se empieza a ganar en diciembre. Es la preparación y la voluntariedad lo más importante. Habría que hablar en enero y saber cuánta gente estaría dispuesta a trabajar en verano, porque al final ese dinero te lo vas a tener que gastar, porque los médicos tenemos derecho a las vacaciones como todos”, reprende Lago a las autoridades sobre la falta de previsión en un contexto en el que “se están dando muchas jubilaciones” y “perdiendo un capital muy importante que se podría retener ofreciendo mejores condiciones aunque fuese por menos horas”.