El borrador de reorganización de personal presentado por la Consellería de Sanidade ha chocado con un frente común de sindicatos y facultativos. El Consello Galego de Colexios Médicos exige la retirada total del plan por falta de consenso, mientras varias centrales sindicales preparan ya un calendario de paros y movilizaciones inminentes.

El Consello Galego de Colexios Médicos, entidad que aglutina a los cuatro colegios provinciales, ha exigido formalmente la retirada del plan de reorganización de recursos humanos para la Atención Primaria. Su presidente, Eduardo Iglesias, advirtió que un modelo asistencial válido a largo plazo solo puede surgir del consenso entre el Servizo Galego de Saúde (Sergas), los sindicatos, las sociedades médicas y los propios profesionales.

La organización médica reprocha a la Xunta la forma en que se ha gestionado la propuesta, asegurando que se enteraron "tarde y por terceros" de un cambio sustancial en el modelo. Subrayan, además, que cualquier modificación debe respetar los derechos adquiridos por los trabajadores con plaza, especialmente ante la posibilidad de traslados.

Uno de los puntos más conflictivos es la incorporación de profesionales extranjeros. Los colegios médicos alertan que es "peligroso abrir la puerta a posibles atajos". Insisten en que para ejercer como médico de familia debe seguir siendo obligatoria la obtención de la especialidad vía MIR, rechazando cualquier vía que no garantice esa formación.

Propuestas "para negociar", indican desde San Caetano

En respuesta a las críticas, la Consellería de Sanidade, dirigida por Antonio Gómez Caamaño, ha remarcado que el documento presentado el pasado 17 de octubre son "propuestas formuladas para ser negociadas". El departamento autonómico defiende que su objetivo "ineludible" es garantizar la asistencia sanitaria a toda la población en un contexto de "acusado déficit de profesionales".

Sobre la polémica homologación de títulos extranjeros, Sanidade matiza su propuesta. Lo que plantean al Gobierno de España es agilizar el proceso siempre que estos profesionales realicen una formación "equivalente" al MIR en las unidades docentes gallegas, y recalcan que no se trata "en ningún caso, de un simple curso de capacitación".

El SERGAS asegura que "tomará en consideración todas las propuestas que le sean trasladadas y que sean viables y eficaces", agradeciendo la "mano tendida al diálogo" de algunos colectivos. Puntualizan que varias de las medidas, ante la dificultad de contratación, se proponen como "excepcionales y transitorias" mientras se espera por las directrices del Ministerio para 2027.

Huelga en el horizonte sin unidad de acción

El malestar, sin embargo, ya se ha traducido en anuncios formales de acciones concretas. Los sindicatos CIG-Saúde, CSIF, CC.OO. y UGT han convocado una jornada de huelga para el próximo 26 de noviembre. Su principal reivindicación es la retirada de la nueva categoría de facultativo especialista de atención primaria (FEAP) y que esas plazas se reconviertan en plazas de médico de familia.

El sindicato O'Mega ha decidido intensificar la presión y ampliará el paro a tres días, cubriendo el 26, 27 y 28 de noviembre. Su presidente, Manuel Rodríguez, ha calificado de "inaceptable" la figura del FEAP y advierte que la huelga podría reanudarse del 9 al 12 de diciembre o incluso convertirse en indefinida si la Xunta "no modifica su proyecto".

Para O'Mega, el plan del SERGAS solo servirá para "precarizar las condiciones laborales" y "deteriorar la calidad asistencial". Además de la huelga, la asamblea del sindicato ha acordado movilizaciones semanales, con concentraciones todos los miércoles a las 12:00 horas ante los centros de salud y Puntos de Atención Continuada de Galicia, y una manifestación ante la Consellería el 27 de noviembre.

O'Mega es un sindicato minoritario en el conjunto del SERGAS, dado que se centra en los galenos y éstos son una pequeña parte de la gran cantidad de personal que trabaja para la sanidad pública. Con todo, esta concentración de militantes precisamente entre los doctores le confiere una elevada capacidad de presión en cuestiones como, por ejemplo, el polémico plan de la Xunta para la Atención Primaria.

"No podemos más": La realidad de las agendas de Atención Primaria que encienden el conflicto

La queja de los médicos de familia gallegos va más allá de las condiciones contractuales; se centra en la "presión asistencial" diaria, un término que esconde una realidad de agendas desbordadas que, según denuncian, comprometen la calidad del servicio. La saturación no es una sensación, sino una cifra: el número de pacientes que deben atender cada día.

Mientras las sociedades médicas y los propios profesionales sitúan la cifra óptima para una consulta de calidad en torno a los 25 o 30 pacientes por jornada, la realidad en muchos centros de salud de Galicia duplica esa cifra. Es habitual que los facultativos afronten agendas que superan los 40 o 50 pacientes diarios. En picos de alta demanda, como en temporadas de gripe o cuando no se cubren las ausencias de compañeros, esas cifras pueden dispararse aún más, comprometiendo la viabilidad de la atención.

Esta sobrecarga se traduce directamente en el tiempo disponible para cada persona. Con jornadas de siete horas, atender a 50 pacientes implica dedicar una media de apenas siete u ocho minutos a cada uno. Ese breve lapso debe incluir la entrevista clínica, la exploración, la burocracia para recetas o bajas y el registro en el sistema informático. Los profesionales denuncian que este modelo de "medicina de cupo" acelerada genera fatiga profesional y aumenta el riesgo de errores diagnósticos.

La falta de sustitutos es uno de los principales aceleradores de esta saturación. Cuando un médico se ausenta por vacaciones, enfermedad o un permiso, su cupo de pacientes (las personas que tiene asignadas) no desaparece. En la mayoría de los casos, esa carga de trabajo se reparte entre los compañeros del centro de salud, sumando pacientes extra a unas agendas que ya estaban al límite, creando un círculo vicioso de sobrecarga del que, advierten, es difícil salir sin medidas estructurales.

La Xunta lleva años culpando a la falta de médicos para contratar. Por eso la flexibilización de los requisitos que propone para los galenos extranjeros. Algo que los sindicatos médicos de Galicia miran con recelo.