Mujeres piden un cribado porque la endometriosis en el SERGAS se diagnostica con, dicen, 8 años de atraso
Imagina vivir casi una década sufriendo dolor crónico sin saber la causa, visitando consulta tras consulta sin obtener respuestas claras. Esta es la realidad a la que se enfrentan miles de mujeres en nuestra comunidad debido a una dolencia sistémica e infradiagnosticada. Para intentar frenar esta deriva, la asociación querENDO ha decidido dar un paso al frente y exigir formalmente a la administración pública un cambio de estrategia que permita identificar la enfermedad mucho antes.
La entidad ha registrado una petición oficial dirigida a la Xunta de Galicia solicitando la implementación urgente de un plan de detección precoz en el sistema sanitario autonómico. La solicitud, formalizada el pasado 30 de noviembre, pone sobre la mesa la necesidad de instaurar un cribado autonómico que evite el peregrinaje médico que sufren las pacientes. Desde la asociación sostienen que la falta de protocolos específicos provoca que muchas mujeres vean pasar los años sin poner nombre a lo que les sucede, mientras su salud se deteriora progresivamente.
El argumento central de esta reclamación se basa en un dato alarmante: el tiempo que transcurre desde que aparecen los primeros síntomas hasta que la paciente recibe la confirmación médica. Según los datos que maneja el colectivo, existe un retraso diagnóstico medio de ocho años, un periodo en el que la incertidumbre y el malestar físico marcan el día a día de las afectadas. Durante este tiempo de espera, la ausencia de tratamiento permite que la patología avance sin control.
Dolor invisible y cotidiano
Para comprender la magnitud de esta reivindicación es necesario entender qué es la endometriosis. Se trata de una enfermedad crónica en la que el tejido endometrial, que normalmente reviste el interior del útero, crece fuera de él, afectando a ovarios, trompas de Falopio y otros órganos de la cavidad pélvica. Aunque a nivel nacional se estima que afecta a una de cada diez mujeres en edad fértil, su visibilidad social sigue siendo muy limitada, lo que contribuye a la normalización errónea del dolor menstrual intenso.
Las consecuencias de este vacío diagnóstico son devastadoras para la rutina diaria. Desde querENDO explican que la calidad de vida de las afectadas empeora drásticamente con el paso del tiempo, acumulando molestias que terminan por dificultar el desarrollo de una vida normal. Los síntomas van mucho más allá de una regla dolorosa, incluyendo fatiga crónica, dolor pélvico persistente o molestias durante las relaciones sexuales, cuadros clínicos que a menudo son ignorados o minimizados en las consultas de atención primaria y especializada.
La dimensión del problema en nuestra comunidad no es menor. La asociación estima que unas 60.000 gallegas conviven actualmente con esta enfermedad, aunque alertan de que una gran parte de ellas todavía carece de un diagnóstico firme. Esta cifra pone de relieve la urgencia de actuar, ya que detrás de cada número hay una historia personal de sufrimiento silenciado y, en muchos casos, de incomprensión tanto en el entorno laboral como en el social.
Uno de los efectos colaterales más graves de la detección tardía es su impacto directo en la capacidad reproductiva. Cuanto más tarda en identificarse la patología, mayores son las complicaciones para lograr un embarazo, convirtiéndose en una de las principales causas de infertilidad femenina. La organización confía en que un sistema de cribado eficaz permitiría abordar la enfermedad en sus estadios iniciales, evitando que muchas mujeres lleguen a situaciones irreversibles o que requieran intervenciones quirúrgicas complejas.
Por el momento, la pelota está en el tejado de la administración. Hasta la fecha de redacción de esta noticia, la Consellería de Sanidade no se ha pronunciado públicamente sobre la recepción de esta propuesta ni sobre la viabilidad de implantar el plan solicitado. El tratamiento actual de la endometriosis suele combinar terapias hormonales para controlar el dolor y cirugías en los casos más severos, pero la clave, según los expertos y las asociaciones de pacientes, reside en un abordaje temprano que la sanidad pública gallega tiene ahora la oportunidad de liderar.
El objetivo final de esta iniciativa es evitar que el avance de la enfermedad derive en un dolor incapacitante. Si la Xunta atiende la petición, Galicia podría situarse a la vanguardia en la protección de la salud femenina, ofreciendo una respuesta institucional a un problema que lleva demasiado tiempo relegado al ámbito privado de las pacientes.
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