Solicitan hasta cinco años de prisión para el hombre que, bebido, atropelló y mató a un motorista en Lugo

Familia y amigos se concentraron ante el juzgado para solicitar "justicia" y el acusado pidió perdón y se declaró "más o menos inocente"

El Juzgado de lo Penal número 2 de Lugo se quedó pequeño este miércoles para acoger el juicio contra J.M.L.M., que conducía el coche que arrolló la moto de Roberto Rubio López cuando este estaba parado en un semáforo, causándole la muerte instantánea.

Para el hombre, que triplicaba la tasa de alcohol en el momento del accidente, Fiscalía solicita tres años de prisión por un delito de imprudencia grave, mientras que las acusaciones particulares suben hasta los cinco años la petición de cárcel aduciendo que hubo "conducción temeraria" y "desprecio por la vida de los demás".

Los hechos juzgados tuvieron lugar una noche de septiembre de 2022, en la confluencia de la Ronda de la Muralla con la calle Santiago, en Lugo. El fallecido estaba parado con su motocicleta en un semáforo y fue arrollado por el coche del acusado, desplazando la moto unos 22 metros hasta que este paró la marcha. En el impacto, la víctima perdió el casco y falleció en el acto.

El procesado, que reconoció haber consumido alcohol y se declaró "más o menos inocente", arrojó durante las pruebas de alcoholemia practicadas en el lugar de los hechos una tasa de de 0,78 miligramos de alcohol, el triple de lo permitido.

Durante el juicio, en el que solo contestó las preguntas del fiscal y de su abogado, aseguró que no vio la moto "porque no debía de tener las luces encendidas" y que al impactar le explotó el airbag del coche y perdió el control del mismo, razón por la que tardó tanto en frenar. Por su parte las acusaciones coinciden en el hecho de que su grado de embriaguez fue determinante en lo sucedido.

Declararon también dos testigos, un vecino que oyó el accidente, y una mujer que pasaba por allí. El primero aseguró haber sentido arrancar la moto y el sonido del coche que se acercaba "a mucha velocidad" y luego oyó los dos impactos. Ambos testigos defendieron la buena visibilidad que había en la zona, lo mismo que hicieron los agentes que declararon a continuación, el primero, el instructor del atestado y los otros dos, los agentes que acudieron al lugar del accidente.

Los tres explicaron el claro estado de embriaguez del acusado, aunque también aseguraron que se mostró en todo momento "preocupado y colaborador, sometiéndose a las pruebas de forma voluntaria".

En su declaración, el acusado afirmó, además de que no haberlo visto, haber circulado a la velocidad permitida, 30 kilómetros por hora, pero que llevaba el coche revolucionado porque no le andaba bien y por eso hacía tanto ruido. También especificó que "si hubiese sabido que no estaba para conducir, no lo hubiese hecho".

La defensa, por su parte, pidió también la atenuante de dilaciones indebidas y el de confesión tardía y reclama simplemente una sanción económica y la privación del carné por un año. Centró la defensa en el hecho de que la víctima podría haber hecho un mal uso del casco, no llevarlo bien atado, y por ello haber encontrado la muerte en el impacto. Recordó que el fallecido también dio positivo en alcohol, aunque menos cantidad, pero dentro de la catalogación de delito.

LA FAMILIA
El juicio fue seguido por la familia directa de la víctima, su madre, hermana y pareja, que presentaron su propia acusación, y por su única hija, con su propio abogado y petición. Las cuatro ya recibieron la correspondiente indemnización de los seguros. A la entrada del edificio judicial se concentraron los familiares y amigos, la mayor parte moteros, minutos antes del inicio de la sesión, con una pancarta en la que pedían "justicia".

El acusado utilizó su último turno de palabra para pedir perdón a la familia, que estaba desconsolada, asegurando que no lo vio y que "fue una desgracia". Además, recordó que él conocía al fallecido, que eran amigos y culpó al mal estado del coche.