El movimiento antivacunas celebra una victoria importante con la decisión de Robert F. Kennedy Jr. de detener programas clave de investigación de vacunas ARNm en Estados Unidos ante sus dudas sobre su eficacia y riesgos. En Galicia, la ciencia y los datos revelan una historia muy diferente: la de un escudo sanitario que salvó a miles de personas de las garras más severas de la COVID-19. Tras cientos de millones de vacunaciones, está comprobado que el peligro de hospitalización por COVID sin vacunarse supera incluso en jóvenes sanos 8 veces el riesgo de miocarditis vacunal, el efecto secundario más conocido de estas vacunas, efecto que casi siempre es temporal.
La comunidad científica advierte del potencial riesgo de este virus que ya ha saltado a mamiferos como las vacas llegando, incluso, a contaminar la leche, que podría transmitir la enfermedad.
Las vacunas de ARNm, como las de Pfizer-Biontech y Moderna, son relativamente fáciles de adaptar a nuevas variantes, pues funcionan 'engañando' a las células nediante un mensaje de ARN, por lo que solo hay que cambiar ese mensajero. Con todo, AstraZeneca parte con ventaja en la lucha contra Omicron porque hace meses que ya trabaja en una vacuna de segunda generación.
Entre adultos de Estados Unidos sin problemas inmunodeficiencia, la efectividad contra la hospitalización por COVID-19 de la vacuna durante el 11 de marzo al 15 de agosto de 2021 fue mayor para la vacuna Moderna (93%) que para la vacuna Pfizer-BioNTech (88%) y la vacuna Janssen (71%).
El regulador de la Unión Europea renuncia a investigar más la posible relación entre las pocas trombosis y la vacunación, dado que las tasas son de 0,1 por millón y 0,4 por millón respectivamente.