La socialdemocracia gallega a la procura de una identidad perdida

Manoel Barbeitos
Economista

Como viene sucediendo en las últimas décadas una de las incógnitas más decisivas en las próximas elecciones autonómicas será hacia donde se inclinará finalmente el voto mayoritario de las clases trabajadoras gallegas, especialmente en las rentas más bajas. Incógnita que surge por el hecho indiscutible de que el PSOE dejó hace tiempo de ser “el partido de las clases trabajadoras”.


Difícil adivinarlo, pero no nos equivocaremos en demasía si afirmamos que esta izquierda “brahmánica” perdió mucho del voto obrero para ganarlo en las clases trabajadoras tituladas (véase, por caso, la composición de las listas electorales). La dimensión de este trasvase va a decidir el resultado final que obtenga el PSdeG-PSOE. Parece evidente que un sector relevante de las clases trabajadoras gallegas, las más castigadas por las políticas públicas de austeridad fiscal y rebaja salarial, culpabilizan tanto a los socialdemócratas como los liberal-conservadores de su situación. En este marco las dudas sobre el voto final están en la capacidad que tenga el PSdeG-PSOE para convencer a este sector del electorado de su sinceridad cuando asegura, por caso, que quiere revertir la demolición de los servicios públicos básicos y poner al empleo y el bienestar social como prioridades de su acción política de gobierno.


Difícil tarea pero no imposible. Difícil porque el ejemplo del gobierno español (PSOE/ UP) no va a tener mucho impacto electoral, dado el escaso tiempo transcurrido desde su formación y la carencia de unos Presupuestos Públicos propios no permiten verificar el prometido cambio de prioridades. Tampoco ayuda la calculada ambigüedad que destacados/as miembros/as del gobierno español están manteniendo con relación, por caso, a temas tan decisivos como la fiscalidad y las relaciones laborales.


No menos relevante será la capacidad que despliegue el PSdeG-PSOE para convencer a la ciudadanía gallega, especialmente la que se identifica con el galleguismo político no radical, de que las necesidades del gobierno central (PSOE/ UP) de contar con el apoyo parlamentario de las fuerzas nacionalistas vascas y catalanas no va a acarrear privilegios fiscales y presupuestarios para aquellos territorios en perjuicio del resto de pueblos de España. Un argumento que será prolijamente utilizado tanto por el Partido Popular (PP) como por el propio BNG.


Otro interrogante no menor es cuál será la orientación del voto mayoritario en las grandes villas que, por caso, cuentan con alcaldes o alcaldesas socialdemócratas (Vigo, Compostela, A Coruña, Ferrol, Lugo). Las experiencias históricas subrayan que, por mor entre otras razones del acusado personalismo de estos y estas ediles y también de viejas rivalidades, no hay una osmosis asegurada entre los votos de las diferentes contiendas electorales. De no conseguir Gonzalo Caballero un firme y efectivo compromiso solidario de los gobiernos municipales de estas villas, su partido (PSdeG/PSOE) experimentará un importante retroceso en el apoyo electoral.


Será también importante la decisión que adopte la juventud gallega. Una juventud a la que, por caso, se le prometió en su día que un título universitario les garantizaría un futuro profesional y familiar estable, de mayor riqueza y patrimonio. La realidad con la que se encontraron y siguen encontrándose es muy, muy diferente: desempleo de larga duración, precariedad laboral, emigración.... ¿Será quien el PSdeG-PSOE de convencer a esta juventud de que la culpa es solo del Partido Popular (PP) y de que con ellos en el gobierno cambiará radicalmente la situación? ¿Olvidará esta juventud que las políticas austericidas empezaron con las socialdemocracias en los gobiernos?


Queda en el aire la orientación del voto de los/las pensionistas gallegos/as, que son una mayoría cada vez más grande en los núcleos rurales. ¿Qué decisión tomarán el 5A? Las experiencias parecen conducir a pensar que en este colectivo hay una cierta inercia a votar por quien gobierna. Queda lejos aquella creencia mayoritaria de que eran los socialdemócratas quienes garantizaban las pensiones públicas. En las últimas décadas parecía que en un sector amplio de pensionistas gallegos hubo una clara reversión del voto para las derechas. ¿Hasta donde llega? He ahí un dato importante.


A pesar de todas estas dudas, pero favorecido por los enormes errores del resto de las izquierdas gallegas, el PSdeG-PSOE seguramente será la opción más votada en este lado del escenario, aunque quedará lejos del resultado que consiga el PP. Un resultado que en el mejor de los casos hará necesarios los apoyos del BNG y UP para poder gobernar. Unos apoyos que, lógicamente, no serán gratuitos ni serán garantía de un gobierno sólido y estable. Una circunstancia que también será estruendosamente utilizada en la campaña electoral por parte de A. Núñez Feijóo, quien acudirá con reiteración a denigrar la experiencia del bipartito (PSdeG-PSOE/BNG).


Juega también a favor de esta socialdemocracia y del conjunto de las izquierdas gallegas el  indiscutible desgaste tanto de la actual Xunta de Galicia (PP) como del propio A. Núñez Feijóo. El próximo 5 de abril comprobaremos hasta donde llega ese desgaste. También comprobaremos si el PSdeG-PSOE fue quien de conservar una parte relevante de los votos que obtuvo en las generales del 2019.

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