Las crisis recurrentes de las derechas españolas

Manoel Barbeitos
Economista

El Partido Popular (PP) se enfrenta, una vez más, a una crisis de liderazgo. Una de esas crisis recurrentes que en dos de los últimos casos (Rajoy y Casado) tuvieron unos finales realmente esperpénticos.


No se debería perder de vista, mucho menos por parte de quién sea el nuevo líder, las formas en que se está produciendo esta última, por lo de ahora, crisis de liderazgo. Estamos delante de una crisis que tuvo como espoleta final no los continuos errores estratégicos y tácticos de Casado, ni su gusto por las trolas y los insultos, sino el choque con un liderazgo territorial (Ayuso en Madrid) acusado de corrupción. Una crisis durante la cual los anteriores compañeros de dirección (por caso, el alcalde de Madrid, señor Almeida) no tuvieron reparos en abandonar rápidamente un barco que se hundía, los antiguos abrazos (presidentes autonómicos) se convirtieron en puñaladas, las viejas fobias de la noche a la mañana se transformaron en filias (Ayuso/Feijóo). Formas y modos que dejan en evidencia tanto qué tipo de organización es el Partido Popular como el porqué de sus recurrentes crisis de liderazgo.


Unas crisis de liderazgo político que está favoreciendo el auge de un partido franquista como Vox. Un auge que no es exclusivamente español, sino que se repite en muchos países europeos y que pone en evidencia varías circunstancias como, por caso, que en España, a pesar de los años que llevamos de democracia, la ideología franquista persevera entre un importante sector de la población de rentas medias y altas. Que cuando un partido de derechas, como en este caso el Partido Popular, intenta competir con la extrema derecha, se encuentra que el electorado "prefiere el original a la copia". Una preferencia que se ve favorecida por el impacto que la pandemia y la recesión económica tienen sobre sectores de la población más vulnerable quien finalizan pensando que la extrema derecha es quien mejor defiende sus intereses.

Unas crisis que no se pueden separar del cáncer que consume al Partido Popular (PP): la corrupción sistémica. Como muy bien señaló el inteligente diputado de Más Madrid, Iñigo Errejón, "todos los españoles saben lo que hay bajo las alfombras de Génova. Por eso allá rige una sola ley: no se tira de la manta. Casado, por razones internas, lo intentó y acabaron tirándolo a él". Un cáncer que supura por todos los poros del Partido Popular y que muy probablemente acabe llevándose por delante a este partido.


Finalmente, no se debe perder de vista el impacto que en esta última crisis interna del Partido Popular tiene la evidencia de que el gobierno español de turno (PSOE, UP), mal que bien, va gobernando y tirando para adelante. A pesar de la pandemia, la recesión económica, el brutal acoso de las derechas y sus medios afines, las diferencias internas, el infantilismo de algunos partidos periféricos que lo apoyan...este gobierno va tomando medidas que benefician claramente a quien peor lo está pasando, mantiene la unidad y se va ganando la confianza de una mayoría social que le puede garantizar repetir mandato. 

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