Crónica - resumen de O Son do Camiño 2022: Choque de generaciones en otro éxito de público
Fuentes de la organización indican a Galiciapress que de los cinco heridos en el derrumbe del escenario de hace una semana, solo uno sigue en el hospital.
La masiva asistencia, la ampliación del recinto y la diversidad de estilos están entre los activos de este O Son.
Entre los aspectos a mejorar, el precio de los productos dentro y la limitada visibilidad de los artistas del país.
Fuentes de la organización indican a Galiciapress que de los cinco heridos en el derrumbe del escenario de hace una semana, solo uno sigue en el hospital.
Adolescentes, incluso preadolescentes, monopolizaban las primeras filas del concierto de Triángulo de Amor Bizarro y miraban extrañados, molestos algunos, con los más puretas que pogueaban unos metros más atrás. Y es que la chavalada estaba allí no para ver a los de Abanqueiro, habían pillado sitio a primera hora del sábado para la próxima actuación programada en el escenario principal, la de la estrella argentina de música urbana Nicki Nicole.
Los menores -y sus madres que vigilaban desde las últimas filas del enorme anfiteatro de O Monte do Gozo- tenían cara de no entender tal entusiasmo por la melodía ruidista de Triángulo, autores del mejor rock en España durante la pandemia.
Esta anécdota ilustra el eclecticismo del festival, que es la clave en sus reiterados éxitso de convocatoria. Otra vez llenos totales jueves, viernes y sábado. O Son hace años que apuesta por mucha diversidad no sólo en estilos, también en las edades del público objetivo. El resultado de la mezcla es un triunfo promocional para el Xacobeo y una potente inyección económica para Santiago.
El logro de este año tiene un mérito especial, por la dificultad añadida del accidente que tumbó el escenario principal a una semana de la inauguración. Afortunadamente, a las dos promotoras que organizan el evento, las gallegas Esmerarte y Old Navy Port, le sobran tablas y consiguieron superar un desafío de calado con nota. Por cierto, la organización indica a Galiciapress que de los cinco heridos cuatro ya están en casa y uno sigue hospitalizado pero evoluciona favorablemente.
Más allá de lo puramente artístico - campo donde todo es debatible, pues para gustos hay colores- el festival mejoró este año en varios aspectos organizativos. Sobre todo, la ampliación del espacio disponible.
Si el recinto ya era grande, la adecuación de la parte superior del Parque do Monte do Gozo, dónde estaba el inútil estanque, resulta todo un acierto. Pese a la multitud, no hay sensación de agobio y el evento dispone ahora de una zona arbolada. Fue un refugio para los momentos en los que pegó el sol; que los hubo, aunque fueron pocos; como pocos fueron también, afortunadamente, los temidos chubascos.
La organización y el ayuntamiento lograron mejorar también el acceso en autobús, tradicionalmente el punto débil del festival, por la estrechez de las carreteras próximas. También hubo avances en la gestión de la basura en la Rúa das Estrelas. La cantidad de jóvenes de botellón a la puerta del festival sigue siendo considerable, pero hay más contenedores y parece que algo menos de incivismo.
En el ámbito organizativo, el mayor reproche que se puede hacer son los precios dentro del recinto. La entrada y los abonos siguen siendo muy asequibles, comparado con otros eventos similares, en parte gracias a la notable ayuda de la Xunta (2,5 millones de euros para la edición de 2020).
Sin embargo, tener que pagar 9 € por un vaso de cerveza que no llega al litro es abusivo. Puede que otros festivales, que también tienen apoyo público, hagan lo mismo, pero eso no justifica el exceso. Hagamos cuentas, aunque sea a vuelapluma: si cada asistente se compra un vaso así cada jornada, ya habrían facturado más de 1 millón de euros sólo en cerveza.
En el ámbito artístico, hay quien le pone pegas al cartel. No por la diversidad, pues este festival siempre busco no encasillarse en un estilo, pero sí por el evidente tinte muy comercial de varios de los artistas de las horas más importantes. No se diferenciaba mucho de los que podría ofrecer un festival de Los 40.
En ese sentido, estaría bien que, dado que hay dinero público detrás, la inclusión de artistas gallegos ganase visibilidad. La selección ha sido acertada, numerosa y diversa (Boyanka Kostova, Triángulo de Amor Bizarro, Sen Senrra, Budiño, Guadí Galego …). Sin embargo, se echa en falta que alguna vez un artista del país tenga la oportunidad de presentarse en el escenario principal a la mejor hora. Este año era una buena ocasión, dado el fenómeno Tanxugueiras.
¿Quizás suceda en O Son do Camiño 2023? Porque está visto que, dado el éxito de público, el festival puede y debe consolidarse, aunque aún falte para el Xacobeo 2027.
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