A los gallegos del rural los están dejando sin sucursales de banco

Los rumores de una fusión entre Abanca y Sabadell para impedir la OPA del BBVA sobre los catalanes han reabierto el debate en torno a la disponibilidad de los servicios bancarios. El mapa muestra que más de 50 ayuntamientos ya no tienen oficinas. En Ourense, uno de cada tres municipios carecen de sucursal. Un problema que se puede agravar si sale adelante alguna de las dos operaciones. 


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Crespones negros en protesta contra el cierre de la sucursal bancaria en Campo Lameiro
Crespones negros en protesta contra el cierre de la sucursal bancaria en Campo Lameiro


La comunidad gallega ha sufrido una crisis profunda en su mapa bancario, con el cierre masivo de oficinas y la concentración del negocio en pocas entidades. El impacto es especialmente severo en el rural, donde decenas de municipios han quedado sin servicios financieros presenciales, agravando la brecha digital que padecen las personas mayores.


El número de entidades bancarias en Galicia ha experimentado un desplome histórico desde 2007, en los tiempos de la bonanza del ladrillo, cuando casi un centenar de bancos y cajas operaban en la región. En la actualidad, apenas sobreviven menos de veinte entidades, lideradas por Abanca, que controla más del 40% de las sucursales gallegas. 

 


 

A cierre de 2024, Abanca suma 436 oficinas, una cifra que prácticamente iguala la suma de las sucursales de Santander, Caixabank, BBVA y Sabadell, los otros grandes actores del sector. Este proceso de concentración se aceleró tras la crisis financiera de 2008, con la desaparición de competidores y la adaptación de los bancos a un modelo más digital y eficiente.

 

Desplome de sucursales

Desde los máximos de 2008, Galicia ha perdido cerca del 60% de sus oficinas bancarias. De las 2.539 sucursales que existían entonces, solo permanecen abiertas 1.005 a finales de 2024, la cifra más baja desde que existen registros.
 

La reducción ha sido especialmente intensa en las zonas rurales y en municipios envejecidos, donde la pérdida de población ha llevado a las entidades a abandonar emplazamientos menos rentables. 
 

En total, 54 concellos gallegos han visto desaparecer todos sus bancos físicos, una situación que afecta principalmente a Ourense, Lugo y pequeñas localidades de A Coruña y Pontevedra.
 

Según publica Faro de Vigo citando datos del IGE , estos son los municipios que no tienen ya ninguna sucursal:

 

Pontevedra

  • Mondariz-Balneario
  • Dozón
  • Campo Lameiro

 

A Coruña

  • A Baña
  • Aranga
  • Coirós
  • Paderne 
  • Vilarmaior
  • Vilasantar
  • Cabanas
  • Lousame
  • Cerdido
  • Mañón
  • Dodro
  • Santiso
  • Toques

     

Ourense

  • Xunqueira de Ambía
  • Xunqueira de Espadanedo
  • Lobeira
  • Piñor
  • Punxín
  • Baltar
  • Os Blancos
  • Porqueira
  • Rairiz de Veiga
  • Trasmiras
  • Taboadela
  • A Arnoia
  • Beade
  • Carballeda de Avia
  • Cenlle
  • Cortegada
  • Melón
  • A Teixeira
  • A Bola
  • Padrenda
  • Pontedeva
  • Quintela de Leirado
  • Verea
  • Chandrexa de Queixa
  • San Xoán de Río
  • Larouco
  • Petín
  • Castrelo do Val
  • Monterrei
  • Oímbra

     

Lugo

  • As Nogais
  • Negueira de Muñiz
  • O Vicedo
  • Ribeira de Piquín
  • Ribas de Sil


 

A nivel porcentual, esto implica que el 17 por ciento de los municipios gallegos carece de sucursal. La situación más grave se da en Ourense, donde no hay en más del 33 por ciento. 

 
La desaparición de oficinas generar una fuerte contestación social, con protestas de vecinos y a veces protestas municipales para intentar frenar los cierres. Algunas corporaciones locales han llegado a trasladar fondos públicos a entidades que mantienen oficinas, en un intento de garantizar el acceso a servicios financieros básicos. Sin embargo, la tendencia de los bancos a priorizar  áreas  más rentables no se ha detenido. Por el camino se quedan colectivos vulnerables, como personas mayores o en riesgo de exclusión, que encuentran crecientes dificultades para realizar gestiones cotidianas en el rural. 
 

La digitalización del sector ha modificado el perfil de las oficinas y de los empleados bancarios. Aunque el número de sucursales se reduce, las que permanecen abiertas tienden a ofrecer una atención más especializada y a reforzar los canales tecnológicos. El uso de la banca digital ha crecido de forma notable, pero el acceso desigual a internet y la falta de competencias digitales en parte de la población rural agravan la exclusión financiera.
 

Además, la media de empleados por oficina ha aumentado, aunque el empleo total en el sector ha caído un 40% en los últimos quince años. Es decir, hay menos oficinas pero más grandes. 
 

El ajuste de capacidad en la red bancaria parece haberse ralentizado en el último año, con solo diez cierres en 2024 frente a los centenares de ejercicios anteriores. 
 

Aun así, la tendencia a la concentración y la digitalización se mantiene, con el riesgo de dejar atrás a los municipios más pequeños y a los colectivos menos conectados.  Un problema que se agravará si finalmente el BBVA logra hacerse con el Sabadell -que tiene 59 oficinas en el país, o los catalanes consiguen convencer de la fusión a Juan Carlos Escotet, aunque el dueño de Abanca no está por la labor.

 

 

Municipios sin oficinas bancarias
Municipios sin oficinas bancarias en Ournse

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