Altri, encallada en Galicia, advierte que invierte en fibras textiles en Portugal

En realidad, la campaña constituye una advertencia. Entre líneas se puede interpretar que si la inversión no es posible en Galicia, acabará yéndose a otra parte.
 

 “Altri afianza su liderazgo en fibras textiles sostenibles con tres proyectos en Portugal”, se titula el publirreportaje que publican hoy algunas cabeceras. El texto detalla que la compañía va invertir 75 millones en transformar una celulosa en Vila Velha de Ródano y convertirla en un una factoría que produzca “180.000 toneladas de fibras para la industria textil”. 

Además anuncia  la primera planta industrial del mundo que fabricará hilo celulósico AeoniQ™” y recuerda que ya tiene una factoría en Caima que produce “fibras solubles con destino a la industria textil”.

Los anuncios de inversiones en el país vecino en la producción de fibras vegetales para la industria textil no son inocentes. Ese es precisamente uno de los objetivos del plan para Lugo.

De hecho, inicialmente, la compañía y la Xunta se encargaron de presentar la factoría como un proyecto de fibras téxtiles para ropa. Con el paso del tiempo, hubo que entregar documentación y se supo que esta parte sería secundaria. La gran mayoría de la producción sería de pasta de papel, como la que hace ENCE en Pontevedra. Una actividad que no supone nada nuevo. Ese cambio de foco es uno de los argumentos que ha usado el Estado para negarle las subvenciones del PERTE.

La palabra clave en este momento para describir el estado del proyecto de Greenfiber (una alianza de Altri más Greenalia) es incertidumbre. 

Tras meses de debate social y político, el Ministerio para la Transición Ecológica ha dejado fuera la subestación eléctrica y la conexión a la red que Altri reclamaba como básicas para ejecutar su macrofactoría. La decisión del Gobierno central se basa en considerar que existen alternativas más viables, con mayor retorno socioeconómico y menor impacto ambiental, priorizando así inversiones que impliquen menos riesgo financiero y menor rechazo ciudadano. La Xunta -que siempre ha estado del lado de Altri- ha defendido reiteradamente que el proyecto cumple los requisitos legales y le ha concedido la declaración de impacto ambiental.

La empresa insiste en que la resolución de Moncloa es “puramente política”, no técnica, y ha anunciado que empleará todos los recursos legales y administrativos a su alcance para revertir la situación. Los anuncios pagados hoy apuntan a que sigue apostando por ese camino.  

El siguiente movimiento de los críticos será la manifestación en Santiago de Compostela convocada para el 14 de diciembre, con la vista puesta en insistir por el “abandono definitivo” del proyecto. Cientos de asociaciones, movimientos sociales y colectivos gallegos pretenden visibilizar el rechazo mayoritario al plan y reforzar la demanda de que se deniegue de manera definitiva su autorización. A expensas aún de la decisión administrativa final sobre la Autorización Ambiental Integrada —que compete a la Xunta—, la empresa promotora recuerda que el proyecto mantiene la Declaración de Impacto Ambiental favorable de la Xunta, así como el respaldo de inversores y parte del tejido socioeconómico industrial gallego. 

Uno de los objetivos de la protesta de diciembre es que la Xunta no conceda la autorización ambiental integrada, que sería el siguiente examen ambiental que debería superar el bautizado como Proyecto Gama. 

¿Qué son las fibras vegetales a partir de eucalipto y cómo se producen?

Las fibras vegetales para la industria textil son materiales de origen natural extraídos de diversas partes de las plantas. Muchas son muy conocidas, como las procedentes del vello de las semillas (caso del algodón), los tallos (como el lino, el cáñamo o el yute), o las hojas (como el sisal). 

Estos recursos renovables se han empleado durante milenios y hoy representan una alternativa crucial frente a las fibras sintéticas derivadas del petróleo. Su principal atractivo radica en sus propiedades de transpirabilidad, suavidad, hipoalergenicidad y, fundamentalmente, su carácter biodegradable, que reduce muchísimo su impacto ambiental frente a los derivados del petróleo. 

En el caso de Altri se supone que la mayoría de las fibras procederían de madera de eucalipto, especie que hasta ahora no se había utilizado masivamente para tal fin. 

Las fibras vegetales están experimentando un resurgimiento notable, impulsadas por la creciente conciencia medioambiental de los consumidores. Su principal nicho de mercado es la moda sostenible y la ropa orgánica (especialmente el algodón orgánico, lino y cáñamo) para consumidores que buscan reducir su huella ecológica.

Además, son esenciales en la producción de textiles para el hogar (sábanas, tapicería), y han encontrado un mercado emergente y de alto valor en los compuestos de fibra natural para otras industrias, como la automoción y la construcción, donde se valoran por su ligereza y menor impacto ambiental frente a los materiales sintéticos tradicionales.

El mercado global de fibras naturales se encuentra en una trayectoria de crecimiento notable , impulsado por la demanda de materiales ecológicos y las regulaciones que favorecen la sostenibilidad.  

El proceso de producción varía según el tipo de fibra.  En el caso del eucalipto, el proceso de producción resultaría en una fibra celulósica artificial conocida como Lyocell (de la que  TENCEL™ la marca más reconocida). 

El punto de partida es el árbol de eucalipto, conocido por su rápido crecimiento pero también por ser pirófilo. Además, Galicia lleva años intentando limitar la superficie ocupada por el elevado impacto ambiental de sus plantaciones. 

Para hacer Lyocell, la madera de eucalipto se corta en pequeñas astillas. Estas astillas se someten a un proceso de cocción para extraer la pulpa de celulosa pura, que es el componente fibroso esencial. Esta pulpa se seca y se convierte en láminas para su transporte o almacenamiento.

Las láminas de pulpa de celulosa se trituran y se mezclan con un disolvente especial, generalmente el óxido de N-metilmorfolina. Esta mezcla se agita y se calienta hasta que la celulosa se disuelve por completo, formando una solución viscosa y transparente. La solución se filtra para eliminar cualquier impureza y luego se bombea a través de unas placas con pequeños orificios llamadas hileras. Al ser extruida, la masa viscosa forma finos y continuos filamentos .Los filamentos extruidos se hacen pasar por un baño de agua que actúa como medio de precipitación. Al entrar en contacto con el agua, la celulosa se regenera inmediatamente y se solidifica en su forma fibrosa.

El producto final, la fibra Lyocell, es completamente biodegradable, descomponiéndose de forma natural al final de su ciclo de vida sin generar residuos.