Temor en Ence Pontevedra ante los rumores de fusión con Altri: "la preocupación es máxima”
El secretario del comité de empresa de Ence, Omar Vázquez, ha declarado a Galicia Press que la dirección matiene un silencio incómodo sobre el futuro de la factoría. De momento todo son rumores que la empresa no niega ni confirma, señala Vázquez, quien señala desconocer las intenciones de la pastera para realizar los recortes que ha presentado.
Pontevedra afronta un otoño especialmente convulso en su industria de la celulosa. La factoría de Ence, epicentro de la economía local y recurrente protagonista de debates sociales y medioambientales, vive estos días una situación de máxima tensión entre incertidumbre, conflicto laboral y rumores que nadie confirma pero todos temen. La plantilla de Ence Pontevedra está integrada por 282 trabajadores, y el día 6 de noviembre aprobaba en asamblea una huelga de 12 días, un paso firme ante la posibilidad de cierres y despidos que marcarían el futuro laboral de cientos de familias.
EL DETONANTE
El detonante del actual estado de las cosas fue la decisión tomada desde la dirección de Ence para avanzar en un “proceso de ajuste”. Dicho proceso viene después de cerrar el año con pérdidas de 22 millones de euros y afrontar una reducción drástica en sus ingresos por la caída internacional en la demanda de celulosa. La empresa ha anunciado un plan de despido colectivo que afectaría a 39 personas en Pontevedra, con prejubilaciones y bajas incentivadas y la posibilidad -por ahora anecdótica- de recolocaciones en otras plantas del grupo. Pero más allá del discurso oficial, los empleados interpretan que se trata de “despidos encubiertos”, en palabras del secretario del comité de empresa, Omar Vázquez: “No sabemos con qué intención se recortan puestos, la empresa nos está negando información y pretende negociar fuera del cauce legal, sin garantías ni documentación, en un formato irregular y sin justificación real”.
Los trabajadores no solo se sienten en el centro de la tormenta, sino también al margen de las decisiones clave que les afectan. Los rumores se dispararon con la visita de técnicos de la portuguesa Altri a la planta de Lourizán, generando especulaciones sobre una posible compra —desmentida oficialmente por Ence y descrita como una simple inspección técnica— que la plantilla observa como amenaza potencial para la estabilidad futura. “La empresa tampoco está haciendo mucho por apagar los rumores, y no tenemos ningún dato fiable que los avale, pero la preocupación es máxima”, reconoce el comité.
El conflicto laboral se agudiza en paralelo al bloqueo del transporte de madera que suministra a las plantas gallega y asturiana de Navia desde el 24 de octubre, tras la reducción unilateral de tarifas impuesta por Ence. El seguimiento del paro alcanza ya al 90% de las rutas y la falta de materia prima limita la producción hasta mínimos históricos. Decenas de autónomos y pequeñas empresas madereras han suspendido su actividad y exigen una revisión urgente de precios. Ence, por su parte, mantiene abiertos los canales de diálogo, pero las negociaciones avanzan con dificultad y sin resultados visibles.
CRONOLOGÍA DE LOS HECHOS
La cronología del conflicto resulta reveladora de como en unas semanas el clima laboral de la ciudad del Lérez se ha alterado. El 24 de octubre se inicia el paro de transportistas tras la caída de tarifas que Ence pagaba por tonelada recibida. A finales de dicho mes, la pastera presenta el plan de reducción de costes a los comités de Pontevedra y Navia. En este último habría 97 despidos, una oferta rechazada de plano por el cuadro de personal. En noviembre Ence plantea 39 despidos en Pontevedra, se inician negociaciones y la empresa anuncia inversiones para automatización y eficiencia. Al final, entre los días 6 y 7 de noviembre los trabajadores aprueban en asamblea una huelga de 12 días con movilizaciones hasta fin de mes. La tensión crece a cotas máximas en el sector.
La huelga afecta no solo a la factoría pontevedresa, sino también a las industrias auxiliares y al resto de centros productivos de Ence, en un contexto de doble crisis: la amenaza al empleo directo y la falta de suministro de madera debido a la protesta de los transportistas. Este malestar laboral se suma a la falta de avances en los proyectos de modernización, mientras las autoridades gallegas mantienen la máxima preocupación ante el impacto que pueda suponer en cuanto deterioro industrial.
DÍAS DE HUELGA
“La mayoría de la plantilla siente hastío y traición. Llevamos años peleando por la permanencia de la fábrica y ahora la lucha es contra la propia empresa”, reconoce Omar Vázquez ante la falta de transparencia y la ausencia de garantías para la negociación. El clima laboral, ya enrarecido, se materializa con jornadas de movilización prevista para los días 8, 11, 12, 15, 18, 19, 22, 23, 25, 26, 29 y 30 de noviembre.
Por ahora, el futuro de Ence en Pontevedra se juega en dos mesas: la del comité de empresa, que prepara una contrapropuesta para evitar despidos sin cobertura legal, y la de los transportistas, que decidirán si aceptan una nueva oferta en cuanto a tarifas. En ambos casos, la expectativa es que la compañía ceda y evite un conflicto prolongado y que podría sacudir tanto a la economía local como al conjunto del sector de la celulosa en Galicia y Asturias.
Por otra parte, el rumor de la venta a Altri sigue latente, mientras Ence insiste en la puesta en marcha de su plan “Pontevedra Avanza”, con inversiones anunciadas de 120 millones de euros para producir celulosa especial. Pero el verdadero avance para la plantilla pasa por revertir la pérdida de empleo y recuperar el diálogo: “La plantilla no puede ser siempre la variable de ajuste”, insisten los representantes sindicales. La resolución del conflicto será clave para determinar si Pontevedra logra mantener su pulso industrial o se adentra en una nueva etapa marcada por la inestabilidad y el recorte.
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