El avance de los totalitarismos en Europa

Manoel Barbeitos
Economista


"La manía con la que los dictadores totalitarios se aferran a sus mentiras originales frente al absurdo es más que una supersticiosa gratitud a su truco y…no puede ser explicada por la psicología del mentiroso cuyo mismo éxito acaba por convertirlo en la última víctima de su mentira" (HANNAH ARENDT:  Los origines del totalitarismo)

 

¿Está, por caso, la guerra en Ucrania provocando un avance de los totalitarismos en Europa? ¿O este es un fenómenos que viene de atrás e, incluso, atraviesa el Atlántico? Las evidencias apuntan a que desde que el Kremlin invadió Ucrania los partidarios de la guerra, en ambos frentes aumentaron en número y prevalecen sobre los partidarios de la paz cerrándole, de esta forma, la puerta a la vía diplomática. Así, al tiempo que el ejercito ruso causa enormes estragos entre la población ucraniana -casi 6.000 civiles muertos entre una población de 41 millones-, destroza viviendas, escuelas, hospitales, infraestructuras básicas -agua, luz, calefacción...- V. Putin sigue justificando la guerra como "una cuestión de vida o muerte para Rusia". En el otro bando, mientras crecen las sospechas de crueles represalias entre la población ucraniana prorusa -según un informe de Amnistía Internacional "las fuerzas ucranianas ponen a la población civil en situaciones de riesgo al establecer bases y operar sistemas de armas en zonas habitadas por civiles"- V. Zelenski, al tiempo que apunta ,a que tales informes "constituyen un intento de amnistiar a un país terrorista", asegura que su país "no hará ninguna concesión a las tropas extranjeras... y luchará asta el final sin concesiones ni compromisos". 


Hoy por hoy parece claro que ninguno de los contendientes quiere un alto el fuego. Ni en Kiev ni en Moscú sabemos de que existan voces influyentes que apuesten por una paz con concesiones. Una posición que parece también domina tanto entre los miembros de la OTAN, como incluso entre dirigentes de la Unión Europea -"Las guerras se ganan con armas" afirma J. Borrell jefe de la diplomacia europea-. Para estos solo cabe una posición: Putin culpable. ¿No es esto, la defensa de la guerra frente al compromiso y la criminalización de los contendientes, una clara manifestación del auge de las ideas totalitarias?


Unas ideas que, si ampliamos el foco, vemos que ya brotaban antes de la guerra de Ucrania y que ahora no hacen más que extender su área de influencia. En Europa, por caso, la extrema derecha, paradigma de las ideas totalitarias, gana fuerza incluso en países de larga y honda tradición democrática como Suecia, donde los Demócratas Suecos son ya la segunda fuerza mas votada del Parlamento. En Italia, los Hermanos de Italia aparecen en los sondeos como la fuerza que será la mas votada en las elecciones generales de la semana próxima. En Francia en las últimas elecciones legislativas el partido Reagrupación Nacional sacó un resultado histórico.

 

Curiosamente los y las lideres de estos tres partidos (J. Akesson, G. Meloni y M. LePen) no tienen reparos en declarar su admiración por el presidente ruso V. Putín. De antes ya vienen gobernando en Hungría y Polonia donde imponen sus ideas totalitarias de persecución a inmigrantes, homosexuales, mendigos... y de restricciones a la libertad de información. En España el más cualificado representante del totalitarismo, Vox, ya cogobierna en varias comunidades donde impone estas ideas totalitarias.


Este auge de los totalitarismos en Europa no sería viable si no contasen con un gran apoyo entre las clases trabajadoras. Un apoyo que no sería posible sin el fracaso en estos países de las izquierdas especialmente, aunque no exclusivamente, de una socialdemocracia convertida en social-liberal. Un fracaso que se hizo manifiesto en su incapacidad para presentar una alternativa a la crisis sistémica de la globalización neoliberal y que volvemos a ver ahora repetido delante, por caso, de la incapacidad de la Unión Europea tanto para evitar la guerra en Ucrania como para resolver los problemas derivados de la ruptura de la cadena de valor de la globalización y el auge de la inflación. Lo mismo podríamos decir con lo que pasó y sigue pasando con la pandemia de la COVID-19.


Fracasos que en Europa –podríamos aceptar que actualmente España y Portugal aparecen como excepciones aunque muy relativas, ahí están Vox y Chega, convertidos ya en la tercera fuerza-, provocan un incremento desmesurado de la desigualdad de rentas, un elevado desempleo, un empobrecimiento de grandes sectores de las clases medias, un crecimiento de los barrios marginales que pasan de ser cinturones rojos a ser barrios donde los partidos de extrema derecha son votados mayoritariamente... Una situación que aún puede ir a peor si finalmente la Unión Europea, que no finaliza de abandonar definitivamente los dogmas neoliberales, cae en una nueva recesión, la inflación mantiene valores muy elevados y se prolonga la guerra en Ucrania. 


En este marco no deberían quedar dudas de que las fuerzas totalitarias incrementarán aún más su influencia en Europa.
 

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