Un fracaso que se hizo manifiesto en su incapacidad para presentar una alternativa a la crisis sistémica de la globalización neoliberal y que volvemos a ver ahora repetido delante, por caso, de la incapacidad de la Unión Europea tanto para evitar la guerra en Ucrania como para resolver los problemas derivados de la ruptura de la cadena de valor de la globalización y el auge de la inflación.