A ver quién es el que la tiene más grande

Manoel Barbeitos
Economista

"Resulta vergonzoso verlos fanfarronear

a ver quién es el que la tiene más grande" (Algo personal: J.M.Serrat)


 

Cuando está a punto de cumplirse un año de la invasión rusa de Ucrania marcada por el creciente número de víctimas -más de 17.000 bajas civiles ucranianas, 200.000 soldados muertos ucranianos y rusos (ACNUR)- y de destrozos civiles -casas, escuelas, hospitales, infraestructuras básicas...-, la situación bélica en ese país va escalando escalones en el apartado militar y adquiriendo dimensiones en el terreno político que nos hacen pensar que no es que la paz aparezca, como cada día, más lejana, sino que crece el peligro de una confrontación más amplia que, dado el potencial armamentístico nuclear en poder de las partes, puede tener consecuencias bíblicas tales como la desaparición de la vida en el planeta tierra.

 

¿Cómo se pudo llegar a una situación tan loca? ¿Tan extremadamente peligrosa, no solo para Europa, sino para toda la humanidad? Difícil encontrar una respuesta ecuánime pero sí se pueden apuntar algunas evidencias muy claras.

 

La primera evidencia es la de que ninguna de las partes en conflicto -Rusia, OTAN, Ucrania- tiene como objetivo inmediato y prioritario parar la guerra y conseguir la paz. Todas parece que tienen como estrategia "derrotar al enemigo": Igitur qui desiderat pacem, praeparet bellum. Una estrategia que si por parte de Rusia resulta indiscutible -la guerra comenzó con la invasión de Ucrania por parte del ejército ruso con el objetivo de anexionarse un área relevante del territorio ucraniano- también lo es cada vez más de occidente -Estados Unidos y la Unión Europea- que parece buscar la derrota y el debilitamiento de Rusia. 

 

Una estrategia que tiene claros beneficiarios: la industria armamentística y los fondos de inversión relacionados con esta industria. Con ganancias que varían entre un "modesto" 20% 25% -Lockhead, BAE Systens- a un "sideral" 65%/75% -Maxar, Astra Space- y que suponen miles de millones de dólares -3.100 millones en el primer trimestre de guerra-. Ya se sabe que cuando hay una guerra las ganancias de la industria militar suben y las veces, como sucede ahora, estimuladas por las decisiones de los gobiernos de incrementar el gasto público en defensa: +2% Europa, +4% Estados Unidos. 

 

El acuerdo de los gobiernos de la OTAN para enviar tanques a Ucrania -Leopard los europeos, Abrams los Estados Unidos- justificado por aquellos como "imprescindibles para ganar la guerra" confirma lo señalado anteriormente de que el objetivo central tanto de los Estados Unidos como de la Unión Europea es "derrotar al enemigo" antes que llegar a un acuerdo de paz. En este contexto belicista cabe hacerse dos preguntas: ¿es viable ese objetivo? ¿Qué coste puede suponer? En relación a la primera, expertos militares siembran serias dudas con argumentos muy convincentes tales como que los tanques por sí solos no ganan una guerra, pues precisan de acompañamiento militar y logístico. Que los militares ucranianos, que los tendrán que manejar, no están en la actualidad preparados y la formación necesaria tardará no poco porque, además, son tanques de distintos modelos. Que el número de tanques por lo de ahora prometidos resulta a todas luces insuficiente y parecería que no pocos gobiernos buscan preferentemente limpiar sus arsenales de material viejo. Finalmente, ¿cuándo llegarán a Ucrania? ¿Cuándo el ejército ucraniano estará preparado para utilizarlos?

 

Con relación a la segunda pregunta, está fuera de toda duda que con esta decisión estamos delante de un escalón más en la implicación de la OTAN en la guerra contra Rusia. No son pasos para la paz, sino para más guerra, por lo que cabe también preguntarse: ¿Por qué apostamos tan fuertemente por las armas y no por el diálogo y la diplomacia? ¿Los tanques no construyen la paz, solamente comportan destrucción y muerte?" (TICA FONT. Centre Delás d´Estudis per la Pau). 

 

A punto de cumplirse un año y sin que se vea el final de la guerra, con cada contendiente empeñado en ver “quién es el que la tiene mas grande", ¿qué impacto a mayores tendrá en la opinión pública de los estados de la OTAN conocer que ni siquiera la guerra fue quien de mermar los comportamientos mafiosos y de enriquecimiento ilícito de las élites ucranianas ahora en base a las ayudas que llegan de occidente?


 

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