#Claves de la semana

¿Ganadores y perdedores del 23J en Galicia? PP y Sumar cumplen expectativas, PSOE y BNG no

En política, el éxito o el fracaso a menudo depende de las expectativas que uno mismo contribuya a generar, como demuestra el caso de Feijóo, y del poder real que se logre finalmente. Analizamos el resultado de las elecciones generales en Galicia a la luz de estos dos criterios.


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Las tendencias de los resultados a nivel de España no coinciden plenamente con lo observado en Galicia. Hay coincidencias, pero también diferencias notables.  Diferencias que son muy importantes para el futuro de la política gallega. Marcarán las expectativas para las próximas elecciones autonómicas que podrían ser el año próximo. 

 

Comparativa de los resultados a nivel gallego el 23J y hace cuatro au00f1os
Comparativa de los resultados a nivel gallego el 23J y hace cuatro años 

Como acaba de sufrir Alberto Nuñez Feijóo en sus carnes al vencer pero no cumplir los resultados esperados, las expectativas son clave en política. Se puede perder ganando y  se puede ganar perdiendo porque lo que importa finalmente, el poder, no depende directamente de porcentajes, sino de las actas que uno y sus aliados potenciales logren.

 

Además, el resultado de este 23J en Galicia es relevante a nivel autonómico porque los comicios deberían ser en 2024 pero, visto lo complicado que queda el panorama estatal, nadie puede descartar que al final sean este mismo año.

 

Representantes
Representantes


PSdeG

Una de las diferencias más llamativas es que mientras el Partido Socialista a nivel español ha conseguido aumentar su voto tanto en porcentaje como en escaños,  el Partido Socialista a nivel gallego ha retrocedido.  En concreto, ha perdido 7 de los 10 escaños que consiguió hace cuatro años. La caída en porcentaje es modesta, -1,7%, pero se ha traducido en una relevante pérdida de escaños, más de lo que apuntaban la mayoría de las encuestas.


Ni un día han tardado los críticos en echarle en cara a la dirección gallega estas cifras. El diputado del PSdeG Pablo Arangüena, muy próximo al anterior líder Gonzalo Caballero, acusa a la dirección de hacerse trampas al solitario. 


"En 2019 el PSdeG sumaba en España y ahora resta", recordó Arangüena antes de argumentar que "en Galicia se pierden 1,4 puntos y tres diputados en estas generales, mientras en España sube más de 3,5 puntos".

 

De sus palabras, se deduce que el sector de Gonzalo Caballero está dispuesto a dar la batalla en el Congreso después del verano.  Será entonces cuando los socialistas gallegos aborden quién se convertirá en cabeza de cartel a la Xunta.

 

Ahora mismo carecen de un candidato designado para enfrentarse a Alfonso Rueda.  Hay un secretario xeral, el presidente coruñés Valentín González Formoso, pero está claro que el alcalde de As Pontes se siente más cómodo como presidente de la Diputación que como responsable de competir con el PP en unas elecciones autonómicas.
 

En teoría hay dos nombres del bando oficialista que podrían asumir tal reto.  El que más suena es José Manuel Gómez Besteiro, que ha conseguido un acta de diputado en el Congreso por Lugo.  El lucense ya fue en su día líder del partido a nivel gallego. 

 

El otro nombre que suena es el del ministro de Sanidad. José Miñones también fue delegado del Gobierno y que también ha logrado un acta de diputado.  Esto indica que tanto Miñones como Besteiro son hombres en los que confía Ferraz, a diferencia de Caballero, otrora adalid del sanchismo en Galicia.

 

Por lo tanto la suerte del sector oficialista está ligada en buena medida al futuro de Miñoes y Besteiro que, a su vez, está ligada a la suerte final de Pedro Sánchez, que a su vez está ligada a la decisión de nacionalistas como Junts.  Si Sánchez resiste, muchas miradas estarán puestas en qué puestos otorga a Miñones y Besteiro en una hipotética nueva administración.
 

PARTIDO POPULAR

Las aguas bajan mucho más tranquilas en la vida interna del Partido Popular de Galicia tras la notable crisis sufrida en Ourense al hilo de las elecciones locales. Ourense ha sido una de las provincias donde los conservadores han logrado arañar un acta a los socialistas.

 

Así las cosas, se puede concluir que el enfrentamiento entre baltarismo y feijooismo no les ha pasado factura. La maquinaria electoral que lidera la familia Baltar ha vuelto a funcionar a pleno ritmo ,tal y como había prometido el ya ex-presidente de la Provincia.

 

Está por ver, eso sí, si los buenos resultados convencen al bando de Santiago-Madrid de no dar la batalla a los ourensanistas en el próximo congreso provincial de Ourense. Pese a las evidentes tensiones -fueron los de Rueda y Feijóo los que enseñaron la puerta de la Diputación a Baltar-, hasta ahora los dos grupos han sabido convivir. Las buenas cifras del 23J apuntan a que, con unas elecciones gallegas pronto, podrían seguir entendiéndose.

 

Con todo, en el PP también hay cierto grado de incertidumbre. Muchísimos dirigentes y trabajadores del partido han emigrado a Madrid con Feijóo. Gran parte de ellos esperaban un puesto en una administración estatal, que muchos conservadores daban por conquistada. Este lunes se han despertado en una realidad muy distinta. Por mucho que se enroque Feijóo, el PP sabe que no llegará a Moncloa por ahora y por lo tanto no habrá puestos en la Administración estatal para algunos de los gallegos emigrados. 

 

 

 

 

El PPdeG se encuentra así con el dilema de volver a buscarles un hueco en el ecosistema gallego. Muchos han conseguido un acta de diputado por Madrid u otra provincia, pero no todos.
 

Los conservadores deben decidir qué hacer con ese talento. Al fin y al cabo, sus servicios fueron eficaces en sus éxitos electorales en Galicia. Con la perspectiva de que puede haber repetición de elecciones en diciembre en España, Alfonso Rueda podría adelantar las elecciones autonómicas, aunque eso dependerá, claro está, de cómo soplen los vientos demoscópicos. 

 

Por ahora, está claro que Rueda no va tomar ninguna decisión sobre el adelanto, dada la incertidumbre que hay en la política estatal. En diciembre podría haber nuevos comicios a Cortes, pero también un nuevo gobierno de izquierdas liderado por Pedro Sánchez y con varios ministros gallegos. Incluso un nuevo líder en el PP estatal, dicen algunos mentideros de la derecha, molestos por las grandes expectativas que generó el equipo de Feijóo y que no pudo cumplir.

 

BNG

Como las expectativas son claves en política, resulta que el Bloque es uno de los perdedores de la noche electoral en Galicia pese a no perder escaños y avanzar en porcentaje de voto, aunque muy poco (+1,3%) . Ellos mismos habían alentado un objetivo casi imposible, cinco diputados para tener grupo electoral propio, y quedaron con el que tenían, el de Néstor Rego por Galicia.

 

Los nacionalistas gallegos pueden consolarse con varios argumentos: el voto útil, el retroceso de otros nacionalistas, la desaparición del Congreso de otras pequeñas fuerzas, etc. Con todo, es evidente que esta noche electoral interrumpe años de avances constantes, tanto en porcentaje de voto como, sobre todo, en poder. 

 

La solitaria acta de Rego es muy valiosa en el sentido simbólico, pues mantiene al nacionalismo gallego en el mapa estatal en un momento clave de la política gallega, pero no se traduce en poder real.  No es  determinante en la competición entre izquierda y derecha por Moncloa. El PSOE gobernará si convence a Junts. En ese caso, el apoyo del Bloque -que Ana Pontón ya ha ofrecido- es irrelevante para configurar las mayorías.

 

Otra mala noticia es que los nacionalistas sufren varios adelantamientos. El del PSOE era previsible en unas elecciones tan polarizadas entre Feijóo y Sánchez, teniendo en cuenta además que el Bloque siempre saca resultados mucho peores en las generales que en autonómicas y locales. 
 

El adelantamiento sorpresa -y más duro de tragar- es el que les ha metido Sumar. Los nacionalistas solo han logrado quedar terceros en Lugo y Ourense, provincias que eligen tan pocos escaños que las expectativas de sacar un acta eran muy reducidas, aunque el frente dijese lo contrario.

 

El trago más amargo es el de Pontevedra donde los de Yolanda Díaz han logrado un acta y los nacionalistas ninguna, con menos del 10% de los votos. Esto provoca que en el cómputo total Sumar Galicia sea mayor que el de Bloque, todo un golpe para el BNG porque al fin y al cabo compiten por el mismo grupo de electores. 

 

 

 

 

 

SUMAR

Yolanda Díaz ha perdido siete escaños respecto a los que logró Unidas Podemos hace cuatro años. Menos de doce horas ha tardado lo que queda del aparato morado para recordárselo. La líder morada Iolone Belarra ha acusado directamente a la gallega de invisibilizar a Podemos y cosechar con esta estrategia malos resultados.


Otros dicen que las cifras a nivel estatal de Sumar fueron un logro, teniendo en cuenta el enorme batacazo que la izquierda rupturista se llevó hace nada, en las locales. Además, el hecho de que la ferrolana tenga opciones a volver a ser vicepresidenta de la mano de Sánche  insufla optimismo entre sus seguidores.

 

Optimismo que debiera soplar más Galicia, pues aquí la izquierda rupturista ha logrado conservar sus actas. Cierto es que se quedan lejos de las cinco que llegó en su día a lograr En Marea (donde también participaba Podemos) pero los vientos soplaban entonces a favor y este verano arreciaban en contra.
 

Además, Sumar en Galicia ha adelantado al Bloque en Pontevedra (14% frente a 9%) y en A Coruña (12% frente a 10%).  Teniendo en cuenta que el BNG es la segunda fuerza en el Parlamento de Galicia, se puede estimar que Sumar tiene muy en su mano poder volver al Parlamento de Galicia en las elecciones gallegas y, en su caso, ser determinante para un hipotético cambio de gobierno en la Xunta. 
 

Es toda una victoria para la dirección de Podemos Galicia, que, a diferencia de la dirección estatal, siempre se posicionó del lado de Yolanda Díaz.


 

VOX 

Los ultranacionalistas han sacado más del 4% en todas las provincias, más del 5% en A Coruña y en Pontevedra. Son cifras significativas, pero otra vez insuficientes para competir por un escaño. Con todo, si lograran mejorar en un punto estos resultados en las próximas elecciones gallegas, podrían tener opciones en las provincias atlánticas.

 

Hay que recordar que en las elecciones gallegas se reparten muchas más actas por provincias y, además, se establece una nota de corte del 5%. El problema para Vox en que por algún motivo en Galicia saca resultados menos malos en las elecciones españolas, donde es más difícil rascar algún representante, que en las autonómicas, donde es más asequible. 
 

En todo caso, los españolistas en Galicia siguen sin arraigo y con unos porcentajes de voto casi tres veces inferiores a los que tienen en el conjunto de España. La derecha institucional en Galicia continúa monopolizada por el PPdeG. Eso explica en gran medida la solidez de su dominio en la Xunta y que siguen siendo el gran favorito en unas próximas autonómicas, sean cuando sean.



 

 

 

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