Auxiliares del SAF, el silencio roto después de la tragedia

La muerte de una trabajadora del SAF en O Porriño a manos del marido de la usuaria que recibía ayuda a desatado la tormenta. Y es que un profesional sienta que su vida está en riesgo o vea señales de peligro sobre su integridad no debería ser “normal”, como se deduce de las declaraciones de trabajadoras del SAF. El caso de la localidad pontevedresa no es el primero en lo tocante a materia de acoso tanto moral como sexual. La CIG confirma reportes de trabajadoras a las que apenas se les hizo caso cuando en su momento denunciaron situaciones semejantes. Las empresas concesionarias se escudaban en que “es un servicio público y hay que hacerlo” y los ayuntamientos, quienes abren las licitaciones, se limitaban a una simple advertencia a usuarios y familias. Nada más, así de simple. Pero ahora todo ha dado un vuelco y las primeras decisiones, municipales la mayoría, han tomado cuerpo en recomendaciones y abandono de hogares cuando las trabajadoras perciban peligro. Y ha sido este domingo 3 de agosto de 2025 cuando la conselleira de Política Social, Fabiola García, se ha manifestado “animando a las trabajadoras a que denuncien” cuando sufran algún “caso de acoso”.

CONDICIONES DE TRABAJO

Cristina Antelo trabaja en el SAF en A Coruña desde hace 15 años. Actualmente es delegada de personal y prevención en la CIG. Lo primero que señala es la ausencia de un convenio colectivo actualizado porque “llevamos once años sin negociar” un documento marco para el sector. Por otra parte, a este colectivo no se le reconoce, o es muy difícil conseguirlo, enfermedades profesionales. Se dan casos de mutuas que no reconocen ni siquiera traumatismos como accidente laboral o, como señala Antelo, en caso de accidente in itinere, se debe llevar un o una testigo para confirmar que efectivamente la trabajadora a sufrido dicho accidente. “En caso de un accidente dentro de un domicilio te derivan al SERGAS”.

El resultado es que de cada 11 asistencias una es reconocida como accidente laboral. Esto dentro de un sector muy feminizado y afectado por dolencias originadas por el trabajo mecánico y repetitivo. Así, dolores en articulaciones, lumbares, etc., con achacados por parte de empresas y mutuas como consecuencia de la descalcificación originada por el período o la menopausia. Y es que en muchas ocasiones se ven obligadas a movilizar usuarios que, en ocasiones, suelen verlas “más como un servicio de limpieza que como un servicio sociosanitario”.

Pero lo más duro es que estas y estos profesionales no trabajan en entornos seguros. Todos realizan sus tareas en viviendas privadas dentro de las cuales se pueden encontrar diferentes casos. “Estamos a merced de lo que suceda ahí dentro”. Es por ello que reclaman protocolos de actuación y seguridad, formación para poder detectar señales de alarma antes de verse en situaciones de peligro.

ACOSO

El acoso es una de las lacras que más han denunciado desde el colectivo SAF, y es que siendo en su mayoría mujeres en entornos poco seguros tenemos un contexto en el que se pueden dar situaciones de riesgo. Existe el acoso moral, físico y sexual. Comentarios sobre el cuerpo de la trabajadora, malas palabras o actitudes verbal y físicamente agresivas y el acoso sexual.

Cristina Antelo señala casos como el de una compañera a la que habían ofrecido dinero por favores sexuales, no la persona usuaria sino su pareja. El caso es que esta trabajadora lo denunció a la empresa donde no dieron mucho crédito a sus palabras pero una vez en contacto con familiares, estos respondieron que no era la primera vez que sucedía. Ahora la recomendación es denunciar a la Policía y avisar a representantes sindicales.

Mercedes Domínguez, de CIG Industria, relata que en una ocasión fue una delegada del sindicato la que sacó a una trabajadora de un domicilio donde sufría acoso. Por otra parte, Desde hace un año se pueden hacer intervenciones por parte de Inspección de Trabajo y esto permitió en su momento sancionar a una empresa que no había protegido a una de sus trabajadoras. 

REACCIONES

Ha sido a partir de la muerte en O Porriño que los ayuntamientos y empresas (algunas después de mucho insistir) los que han tomado la iniciativa. Se ha retirado el servicio a hogares que suponían un riesgo para las trabajadoras, se ha insistido a empresas que se han limitado a enviar Whatsapps a sus empleadas para que abandonen domicilios que representen un peligro para su integridad. 

Se pide además que haya un cambio en la concesión a las empresas que prestan estos servicios. Ha habido casos en los que la concesionaria ni siquiera ha hecho acto de presencia y otras que reclamaban a su personal comprarse sus propios equipos de trabajo. La FEGAMP y la Xunta anunciaban el 31 de julio su colaboración para crear protocolos de seguridad, según declaraciones de la conselleira Fabiola García. 

Las trabajadoras del SAF están muy desprotegidas por lo que se deduce de las declaraciones recogidas. Se necesita un nuevo convenio laboral, una actuación inmediata para abordar los problemas que enfrentan en los diferentes lugares de trabajo. La seguridad laboral, en todos sus aspectos, sufre de fuertes carencias, además la creación de medidas que velen por la integridad de las trabajadoras también es un asunto que debe resolverse de forma inmediata, señalan las trabajadoras.