No me conformo

Manoel Barbeitos
Economista

Cuando en el horizonte político español aparece la posibilidad real de dejar atrás el bipartidismo  borbónico y de que se forme un gobierno de izquierdas (PSOE/ UP) que, con el apoyo de relevantes fuerzas periféricas nacionalistas (PNV, ERC), inicie una fase política más favorable para los pueblos de España y sus clases populares.


Cuando las derechas españolas, con el apoyo de las élites mediáticas afines que son mayoría en España, se lanzan a una brutal ofensiva contra esta alianza sin importarles poner en grave riesgo a ya deficitaria democracia española.


Cuando relevantes instituciones del estado español (las llamadas cloacas, una parte muy significativa e influyente del aparato judicial, destacados miembros del ejército) actúan también, y sin disimulo, contra esa alianza.


Cuando el franquismo parece resucitar con una fuerza imprevista, pero muy peligrosa, tal que parece quien de condicionar la dinámica política española y poner en riesgo a la propia democracia.


Cuando estamos a las puertas de una nueva crisis económica que hará tambalear todo el sistema provocando una nueva recesión con efectos negativos sobre el empleo y el bienestar social teniendo las clases populares y las comunidades periféricas como principales damnificadas.


Cuando el estado borbónico está en una profunda crisis tanto por la corrupción que inunda la jefatura del estado como por su incapacidad, y falta de voluntad, para superar el sistémico centralismo y adaptarse a las justas y legítimas demandas de las comunidades históricas a favor de un mayor peso de las mismas en la política estatal.


Cuando es precisa, quizás más que nunca, la unidad de las fuerzas progresistas para poder afrontar con decisión y valentía los enormes retos que, hoy en día, tienen España y sus pueblos.


Cuando todo esto sucede, Galicia está una vez más ausente en la política española. Galicia no tiene una representación política propia tal que sea quien de hacerse oír en la actual dinámica política como, por caso, sucede con Cataluña y el País Vasco.


Cuando en el horizonte político gallego aparece como muy probable que la era Feijóo llegue por fin a su final. Cuando parece posible que los gallegos dejemos atrás esta última larga noche de piedra.


Cuando las desigualdades sociales y los desequilibrios territoriales crecieron como nunca antes en la democracia por mor de las políticas neoliberales aplicadas en Galicia, como en España, siendo esta comunidad una en la que, por caso, mayores son las diferencias entre las rentas de capital y del trabajo.


Cuando Galicia en la escala del empleo, el bienestar social y la calidad de vida está la cola de las regiones europeas occidentales.


Cuando Galicia se enfrenta a una serie de emergencias que afectan su soberanía, el medio ambiente, el bienestar social y la igualdad de género.


Cuando nuestra lengua y nuestra cultura vienen siendo atacadas y despreciadas por las autoridades gallegas como nunca lo habían ido desde que estamos en democracia.


Cuando en las esferas mediáticas gallegas de mayor difusión son mayoría abrumadora los medios que promueven la ideología neoliberal y que manipulan y tergiversan la realidad señalando que no hay alternativa al PP de Galicia, al tiempo que manifiestan una enorme hostilidad hasta las fuerzas galleguistas y un incalificable desprecio a nuestro idioma.


Cuando todo esto sucede Galicia no parece quien de tomar políticamente la dirección de su destino a causa de que las fuerzas galleguistas siguen divididas y enfrentadas. Mirando cada quien por su huertito parece evidente que el suyo devenir será el desempeñar un papel secundario en el inmediato futuro político.


Por todas estas razones NO ME CONFORMO con este destino. No acepto que la ceguera y la falta de visión política de las fuerzas galleguistas les impida cuando menos comparar  amistosamente sus proyectos para ver cuáles son las coincidencias y cuales las divergencias.


NO ME CONFORMO porque pienso que sí de verdad se confrontasen públicamente veríamos que son muchas más las coincidencias que las divergencias. Que son razones de egos, de inquinas personales, de falta de perspectiva política las que nuevamente van a impedir una alianza electoral de las fuerzas galleguistas.


NO ME CONFORMO porque aún confío en que, más temprano que tarde, la ciudadanía de Galicia sea quien de impedir que las fuerzas galleguistas vuelvan a repetir errores anteriores.


NO ME CONFORMO porque pienso que, muy probablemente, esa alianza de las fuerzas galleguistas sea hoy más necesaria que nunca sí tenemos en cuenta los retos que se avecinan.

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