Política y coches de carreras

Los gallegos no ven al PSdeG-PSOE como un partido gallego soberano y sólido como si ven, por ejemplo, al BNG e incluso al PPdeG, aunque en este caso su abrumador dominio político también tiene otras explicaciones

El pasado fin de semana, la socialdemocracia gallega (PSdeG-PSOE) celebró unas elecciones primarias cuyo resultado fue el propio cambio de dirección, hecho que marcará tanto su trayectoria inmediata como su futuro posicionamiento en el escenario político gallego.

Estas primarias vinieron, por otro lado, a confirmar que, como recalqué en un artículo anterior en este mismo medio este juego no puede salir de su laberinto cainita. Un laberinto construido a partir de lecturas políticas y ambiciones personales, más propio de los pilotos de carreras que de los estrategas de un partido político. Así, identifican los malos resultados políticos -como, por cierto, fueron los de las últimas elecciones autonómicas que colocaron al PSdeG-PSOE como la tercera fuerza parlamentaria- con la mala conducta por lo que las lecturas políticas que se hacen de las derrotas electorales es que siempre son responsabilidad del candidato electoral que, como piloto, no logró llevar a su partido a una victoria para la que parecía predestinado.

Valentín González Formoso y Gonzalo Caballero escenifican  hoy concordia en su primer encuentro, en el Pazo do Hórreo, tras las primarias del pasado sábado en que venció el actual presidente de la Diputación de A Coruña /EP

De este tipo de análisis se deriva una conclusión aparentemente lógica: para ganar la próxima carrera hay que cambiar de piloto y, por supuesto, también de equipo. En ningún momento las élites de ese partido formulan la posibilidad de que este análisis sea erróneo y que el fallo no sea tanto del piloto como del coche porque no está en condiciones de ganar la carrera. Que el PSdeG-PSOE no está debidamente preparado para ganar las elecciones autonómicas como, por cierto, parece confirmar la evidencia de que tras 12 elecciones el PSdeG-PSOE solo una vez (1) entró en la Presidencia de la Xunta de Galicia mediante elecciones, por el camino y en coalición, a pesar de los continuos cambios de candidato (11). Que una de las razones, no la única, sea ese continuo cambio de rumbo, ese anhelo por las luchas cainitas que tanto deterioran su imagen.

Evidencia empírica que, dicho sea de paso, revocaría los argumentos utilizados por el señor Formoso y sus partidarios para desplazar al señor Caballero del secretario general. La historia de esta organización parece confirmar que los fallos no están tanto en los pilotos como en el partido político (PSdeG-PSOE) que si bien consigue convencer a los gallegos de ser muy capaces de gobernar ayuntamientos y diputaciones no consigue gobernar Galicia.

La lectura es, pues, más política: los gallegos no ven al PSdeG-PSOE como un partido gallego soberano y sólido como si ven, por ejemplo, al BNG e incluso al PPdeG, aunque en este caso su abrumador dominio político también tiene otras explicaciones que ya hemos expuesto en estas líneas.

Como siempre pasa el tiempo , que da y quita razones. Nos mostrará si el propio cambio de liderazgo sirve esta vez tanto para que el PSdeG-SOE esté mejor posicionado en la pole position como para tener más posibilidades de ganar la carrera, por ejemplo, en las próximas elecciones (2023). Las experiencias no nos permiten ser muy optimistas sino todo lo contrario porque como dije antes: 11 candidatos y 1 sola victoria.

A nivel político, la imagen que emerge tras estas primarias es la de una organización menos PSdeG y más PSOE, más localista que soberanista y también más proclive a llegar a acuerdos, al menos parlamentarios, con el PPdeG. En este marco, a ver qué piloto y qué equipo directivo es capaz de llevar este coche a la victoria en la próxima carrera.