Vivimos tiempos difíciles llenos de incertezas

Este fin de semana se celebraron tres procesos electorales (Andalucia, Francia, Colombia) que a pesar de sus importantes diferencias tanto en la naturaleza (autonómicas, legislativas, presidenciales) como, por supuesto, en la situación de cada territorio y, evidentemente, en el resultado sí permiten ciertas lecturas y análisis políticos comunes sobre los tiempos que vivimos.

El resultado de las elecciones autonómicas andaluzas, la victoria por mayoría absoluta del Partido Popular (43,13% de los votos) sumada el resultado obtenido por  Vox (13,46%), confirma que las fuerzas conservadoras y  totalitarias (56,59% de los votos, 70% de los diputados) son claramente hegemónicas en Andalucía (56,59% de los votos, 70% de los diputados).

Hegemonía política que camina paralela a un fuerte retroceso de las izquierdas (PSOE,  P.A.,A.A.) en un contexto en que la participación electoral no fue muy elevada (58,4%). Un retroceso en las izquierdas que hay que atribuir tanto su  endémica división, como a su perfil clásico que se en el PSOE no produce sorpresa sí confirma que Unidas Podemos perdió definitivamente la frescura y la novedad que tenía Podemos en el suyos orígenes (2014) para convertirse mas en una  Izquierda Unida clásica que no entusiasma ni convence entre otras razones por que, como le sucede al PSOE, mantiene comportamientos de vieja guardia.

Las elecciones legislativas francesas también confirman una victoria de las fuerzas conservadoras y  totalitarias (63% de los votos y 70% de los diputados) pero con un un notable descenso de las fuerzas conservadoras  (Ensemble!) y un auge sin precedentes de las  totalitarias (RN) lo que supone una importante diferencia con relación a  Andalucía. Por otra parte, aunque las izquierdas fueron derrotadas (37% de los votos, 30% de los diputados) su resultado es tremendamente positivo tanto sí se tiene en cuenta su debilidad y división en el hace mucho tiempo, como que es fruto de un enorme esfuerzo de unidad de fuerzas que parecen asumir la necesidad imperiosa de renovarse y unirse.

Finalmente el resultado de las elecciones presidencias de Colombia, con la histórica victoria -a primera- de unas izquierdas que, lideradas por Gustavo Pedro y Fran  Marquez, parece confirmar definitivamente que en Latinoamérica se está produciendo un giro histórico de enorme magnitud que, si finalmente se acompaña de la victoria de Lula en Brasil, ratificará que ese continente, de la mano de las noticias izquierdas y con dirigentes populares, quiere ocupar el lugar que le corresponde en la historia mundial y no lo que le asignaba el Imperio y sus satélites. Un lugar que, dada la actual coyuntura mundial, puede ser de enorme importancia regional.

He ahí las lecturas y análisis comunes que se pueden hacer de elecciones tan distintas, en contextos diferentes, y tan distantes. Auge en Europa de las fuerzas conservadoras y  totalitarias que las izquierdas clásicas no son quien de frenar pero que una izquierda renovada sí había parecido estar en condiciones de hacerlo siempre y cuando se gane a una parte mayoritaria de la actual abstención (41,6% en  Andalucía, 54% en Francia). 

Una izquierda renovada que en Latinoamérica está cambiando la historia en beneficio de las mayorías. Por tales razones sí bien es cierto que vivimos tiempos difíciles y llenos de incertidumbres también no es menos verdad que hay sitio y razones para la esperanza.

Tiempo habrá para analizar con detalle como queda el escenario político español luego de las elecciones andaluzas. Un escenario que, de entrada, aparece marcado por un auge de las fuerzas conservadoras (PP) y  totalitarias ( Vox) y un descenso de las fuerzas que componen el actual gobierno (PSOE,  UP). 

Queda más de un año, sí Sánchez no adelanta la convocatoria, para las próximas elecciones generales. Mucho tiempo que se hace más largo si tenemos en cuenta a situación excepcional, montón de incertidumbres, que hoy en día vive Europa: Pandemia, guerra en Ucrania, cambio climático, crisis energética y alimentaria, inflación...