El personal de tierra de Ryanair en Galicia, en un "limbo" a la espera de un ERE que nadie se atreve a anunciar
Fuentes del personal consultadas por Galiciapress advierten que la salida de Ryanair viene marcada tanto por su pulso con Aena como por las obras que dejarán durante meses al aeropuerto de Santiago funcionando a medio gas. "No se quedará desierto, pero casi", afirman.
Las réplicas al seísmo que provocó el anuncio de Ryanair de cerrar su base en Santiago de Compostela siguen haciendo temblar los cimientos del aeropuerto compostelano, donde el personal de la aerolínea irlandesa sigue viviendo con incertidumbre las consecuencias de este plan de la firma low-cost, que en su pulso con el Gobierno de España ha dejado de operar en Vigo y echa la persiana en su base de Lavacolla. Para los pilotos y la tripulación queda una salida, que es el traslado a las bases de Málaga y Alicante, a donde desplazarán los aviones cuando comiencen a cerrarse rutas en la capital gallega. Sin embargo, el personal de tierra tiene por delante un panorama bastante menos alentador, pues ahora lo que sobrevuela el Rosalía de Castro es un ERE que nadie se atreve a anunciar en una compañía que sigue sin comunicar a sus empleados cuál es su hoja de ruta.
DE 140 VUELOS A 15 A LA SEMANA
La inquietud es palpable entre el personal de tierra, donde asumen que en este tira y afloja entre Ryanair y Aena serán los que salgan peor parados cuando los vuelos semanales pasen de 140 a 15. "Las únicas reuniones que ha mantenido Ryanair es con los tripulantes y los pilotos para reubicarlos en otras bases, como Málaga y Alicante", informan fuentes del personal, al tiempo que matizan que no son destinos asumibles para muchos trabajadores porque ya no existen rutas que conecten estas ciudades con la capital gallega.
El personal de tierra es, no obstante, harina de otro costal: "Nadie se ha puesto en contacto con la plantilla. Nadie nos ha dicho nada. Estamos en un limbo porque solo sabemos que han retirado los vuelos. Podemos deducir que se va a tocar la plantilla. ¿Cuánto? Más de lo que nos gustaría".
Las estimaciones, en cualquier caso, rondan una afectación del 80% del total. Esto quiere decir que aproximadamente 80 trabajadores del cerca de un centenar de empleados de Ryanair en Santiago tendrán que hacer las maletas de manera definitiva porque "sin tantos vuelos no hacemos falta tantos trabajadores" y los pocos que quedan "se distribuyen de una manera en la que no se juntan, por lo que tampoco necesitan tantas manos a la vez".
"Ojalá nos propusiesen un ERTE, pero todos creemos que no será así", asumen tristemente las fuentes consultadas por este diario, que tampoco tienen mucha esperanza en que surja la opción de reubicar al personal en otras bases, con las dificultades que esto supone para la conciliación de la mayoría de trabajadores. El traslado en el caso de los trabajadores de los vuelos es un recurso que figura en su contrato, algo que no se estipula en el de los trabajadores de tierra.
OBRAS EN LAVACOLLA
La plantilla está esperando una comunicación oficial que podría llegar a finales de semana, por lo que en estos momentos "solo podemos esperar" a falta de que la aerolínea eche cuentas. Aunque el enfrentamiento de Ryanair con las autoridades españolas viene de lejos, y pese a los "rumores" que circulaban en distintos aeropuertos después de los recortes que se vienen sucediendo en el último año, el personal recibió la noticia con sorpresa y siempre por terceros.
La sospecha era que podrían reducirse algunas rutas, pero no una decisión así "en una base que es beneficiosa para Ryanair", pues, como subrayan los afectados, "los vuelos van siempre llenos hasta los topes". "La base es productiva. Económicamente es viable, algo que afirma nuestro jefe de escala. La compañía quiere mantener ese enfrentamiento con Aena para que rebajen las tasas y nos usa como cabeza de turco entre los aeropuertos regionales", sostienen fuentes del personal.
En ese sentido, ponen sobre la mesa otra circunstancia relevante, pues el aeropuerto compostelano estará cerrado durante varias semanas en 2026 por obras, un hecho que ha podido motivar la decisión abrupta de Ryanair. Durante cinco semanas las obras de renovación del pavimento provocarán el cierre de la pista entre abril y mayo, además de efectos durante meses -de enero a octubre- en el turno de noche, restringiendo los vuelos nocturnos.
"Ya contábamos con un posible ERTE por esta circunstancia. Pero ahora se pueden aprovechar de esa problemática porque no les interesa ese parón", deducen. Por otra banda, el adiós de Ryanair, sumado a todo este proceso de renovación, supone una estocada brutal a un aeropuerto que quedará "no desierto, pero casi", pese a que el ministro de Transportes, Óscar Puente, garantizó la llegada "inmediata" de nuevas aerolíneas que asumirán las rutas que quedaron libres.
"Dicen que van a venir nuevas compañías, pero no lo harán hasta abril o mayo cuando reabra la pista tras las obras. Nadie va a venir antes para luego mandar al personal cinco semanas a un ERTE. Son muchos meses funcionando a medio gas con la capital de Galicia desconectada con el resto de España", apuntan.
¿HUELGA ENTRE EL PERSONAL DE TIERRA?
Desde la Unión Sindical Obrera (USO) reclamaban hace días, en conversación con este diario, la misma mano dura que está teniendo el Gobierno con lo que Consumo calificó como "abusos" sobre los clientes en los "abusos" que comete Ryanair con sus empleados, críticas que comparten en el personal de tierra: "No es una compañía que respete los derechos del trabajador. Ellos imponen y en aquellas bases con sindicatos podemos reivindicar nuestros derechos, pero pasar por el aro de Ryanair...es complicado".
De momento el colectivo ha llevado su situación hasta los despachos de los ediles no adscritos en el Concello de Santiago, Mercedes Rosón, Mila Castro y Gonzalo Muíños, que tras reunirse con el Comité de Empresa prometen llevar el caso al pleno municipal para trabajar en una solución para los damnificados y, en cualquier caso, buscar compañías para que el aeropuerto sea "más atractivo y competitivo".
Por otro lado, y a la expectativa de que las diferentes reuniones que se celebren esta semana clarifiquen un poco más el escenario, toda vez que, dicen, "Rueda, porque no quería o no podía, no tuvo a bien de recibirnos", los trabajadores ya barajan la convocatoria de movilizaciones porque es "la última baza que nos queda".
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