Fuentes del personal consultadas por Galiciapress advierten que la salida de Ryanair viene marcada tanto por su pulso con Aena como por las obras que dejarán durante meses al aeropuerto de Santiago funcionando a medio gas. "No se quedará desierto, pero casi", afirman.
Desde la Unión Sindical Obrera (USO) consideran que la decisión de Ryanair de cerrar su base en la capital gallega responde a motivos arbitrarios, toda vez que la compostelana dabe benficios. De fondo, el pulso que mantiene la empresa con el Ministerio de Consumo y su intención de hacer más dinero en otros aeropuertos, pese a dejar cerca de cien damnificados en Santiago, para los que Ryanair planea un traslado forzoso a Alicante o Málaga.
La aerolínea recupera la ruta entre la capital gallega y el centro financiero suizo.
Si estos días se cruzan con un convoy con misiles por la autopista o ven un caza a toda pastilla sobre la costa no se asusten. No ha empezado la tercera guerra mundial, pero sí unas maniobras de los tres ejércitos, con epicentro en el aerórdromo militar de Lavacolla en Santiago y en la Península de O Barbanza.
Los primeros controles para vigilar que los VTC cumplen con la normativa pillan los traslados ilegales del aeropuerto al centro de Santiago.
Setenta y cinco millones de euros es, aproximadamente, lo que gasta la Xunta en ayudas para la rehabilitación de vivienda o diez veces más de subvenciones para entidades que luchan contra la drogodependencia. Es también lo que vale aproximadamente cada caza de despegue vertical Lockheed Martin F-35B Lightning II como el que está aparcado desde el 27 de mayo -es decir hace casi un mes- en la parte militar del aeropuerto de Lavacolla en Santiago.
Un total de ocho vuelos con salida o llegada al aeropuerto de Santiago de Compostela se han visto afectados en la segunda jornada de huelga de TCP de Ryanair.