Lo que nos jugamos en estas elecciones generales: seguir avanzando o volver al franquismo

Mi postura crítica con el Gobierno español de turno (PSOE/UP) no me impide ver y reconocer que este hizo muchas cosas buenas, especialmente para beneficio de las clases de rentas medias y bajas. Tampoco, y siendo gallego, me impide el ser consciente de lo que puede suponer que las derechas extremas (PP/VOX) lleguen a gobernar en España como ya gobiernan en Galicia.

Cuando se formó este gobierno de turno, España escondía multitud de problemas (algunos sistémicos; otros fruto de la nefasta gestión del Gobierno del señor Mariano Rajoy (PP)) de los que querría destacar los más relevantes. Así, los dos mayores problemas económicos eran el empleo y el cambio climático a los que se sumó posteriormente la inflación. Por mucho que estas derechas extremas, y sus medios afines, intenten con sus trolas desfigurar la realidad, este gobierno está consiguiendo indiscutibles éxitos a pesar de las enormes dificultades con las que se encuentra: récord de empleos, inflación por debajo de la media europea y liderazgo europeo en la lucha contra el cambio climático que, por cierto, las derechas niegan. Resultados que precisan de continuidad, no de un cambio de rumbo: sería retroceder. 

El mayor problema social: la violencia de género. Como pudimos ver en todo este tiempo, las derechas extremas no quieren resolver este drama social sino que tratan de mantener sus planes machistas. He ahí, por caso, las primeras decisiones que tomaron los nuevos gobiernos autonómicos y locales en los que gobiernan conjuntamente: dejar de lado las políticas de igualdad y suprimir los departamentos y consejerías encargados de la lucha contra la violencia de género. Las mujeres de los pueblos de España no pueden permitir estos retrocesos en sus derechos.

El mayor problema territorial: Catalunya y la relación del gobierno central con los gobiernos autonómicos. Basta con prestar atención tanto a los ataques que el señor Núñez Feijóo le lanza a Pedro Sánchez por su talante democrático y dialogante con las fuerzas nacionalistas para entender que su pensamiento no está muy lejos del de VOX (“España, una grande y libre”). Para los anales de la historia quedará aquella negra jornada del 1-O del 2017 cuando el Gobierno del Partido Popular (PP) frente a la chapuza del Procés puso en marcha un auténtico golpe de estado al bies del Tribunal Constitucional. Volver a la conflictividad territorial sería muy peligroso para la democracia.

El mayor problema internacional: la pandemia, la guerra en Ucrania y el papel de España en Europa, temas que están íntimamente unidos. Está fuera de toda duda que en la actualidad España tiene en la Unión Europea un mayor protagonismo que en legislaturas anteriores. Algo que se vio claramente en la lucha contra la pandemia y se está viendo en la guerra en Ucrania aunque uno particularmente esté en contra de su apuesta belicista. Sería penoso que España perdiese las posiciones ganadas y fuese pasado a ser o bien un estado europeo marginal, sin peso en la UE cómo en la época de M. Rajoy, o bien un estado satélite de los Estados Unidos como en los tiempos de los gobiernos de J. M. Aznar.

El mayor problema cultural: la libertad de opinión. Basta con analizar los cambios habidos en los medios públicos de información (RTVE) para confirmar los avances en este campo pero que también se pueden comprobar en la nueva relación del gobierno con los medios y las gentes de la información y la cultura. Asusta pensar lo que puede ser, por caso, la RTVE en manos de las derechas extremas (PP/VOX): no hay más que fijarse en la CRTVG, en sus políticas de información y de trato con los trabajadores de ese medio. Por no hablar de la censura...con partidos para los que, por caso, las obras de Virginia Wolf o Lope de Vega son censurables.

Muy pocas veces unas elecciones generales en España tuvieron tanta relevancia y estuvieron tan claras las distintas opciones, que son realmente dos: seguir avanzando (tratando de hacerlas reformas más rápidas y profundas) o retroceder volviendo al franquismo en esta nueva versión que representan las derechas extremas (PP/VOX).