El tímido despertar del contenedor marrón en Galicia, clave para un recibo de la basura más barato
Más de 3.000 toneladas de biorresiduos han llegado ya a las plantas de SOGAMA en lo que va de 2025, superando todo lo recogido el año anterior. Si ayuntamientos y ciudadanos apuestan por esta vía, todos nos podemos acabar ahorrando bastante dinero.
Andan los ánimos soliviantados –a veces muy soliviantados, como en Cangas, donde hubo disturbios– en torno a los recibos de la basura porque muchos ayuntamientos están subiéndolos.
Así, algunos municipios gobernados por la izquierda culpan a la subida del canon de SOGAMA, la empresa semipública que domina la Xunta al 51% y que procesa los residuos de 295 de los 313 ayuntamientos del país.
Por ejemplo, el de Vigo, donde el edil Abel Caballero sostiene que la razón principal del incremento del recibo es que la Xunta, a través de SOGAMA, ha subido el coste que cobra al Concello por tonelada de residuos (una acusación que, para la empresa pública, es un intento de engañar a los vecinos) .
Desde la Xunta y el PP replican culpando al PSOE y a sus socios de izquierda, como el BNG, por aprobar en las Cortes la Ley 7/2022, de residuos y suelos contaminados para una economía circular. Una norma que obliga a los ayuntamientos a que la tasa que cobran por la recogida, transporte y tratamiento de residuos refleje el coste real del servicio.
La izquierda recuerda que esa Ley lo único que hace es transponer una directiva europea. Desde la derecha se replica que esa directiva era voluntaria. Los ecologistas, por su parte, defienden que el principio de “quien contamina paga” debe aplicarse a todos los niveles, también al doméstico.
Y así hasta el infinito. Como suele pasar, la culpa es huérfana.
En medio de este complejo debate, a menudo se pasa por alto un aspecto clave que, sin resolverlo del todo, puede convertir el problema en mucho menos relevante.
Hace años que existe una solución para que SOGAMA cobre menos a los ayuntamientos y así los alcaldes no tengan que subir el recibo a sus ciudadanos: el contenedor marrón, destinado a los biorresiduos.
La propia SOGAMA lo recordaba hace unos días: “Os concellos poden ver reducido nun 48% o importe da factura final que abonan a esta Sociedade polo tratamento da bolsa negra”.
🧮 El ahorro que implica separar bien
La recogida de residuos del contenedor amarillo (envases), azul (papel y cartón) y verde (vidrio) es un servicio sin coste para los ayuntamientos del sistema SOGAMA.
Sin embargo, el tratamiento de los residuos del contenedor marrón tiene un coste mucho menor: 51,40 euros por tonelada, frente a los 83 euros del contenedor negro o genérico. Cuanta más materia orgánica se separe, menos pagará el Ayuntamiento y menos tendrán que pagar los vecinos.
La clave está en separar mejor. Así se reduce la factura municipal, se alivia el recibo ciudadano y se beneficia el medioambiente, pues esa materia puede transformarse en compost.
Según datos de SOGAMA, más de 75 ayuntamientos están entregando ya materia orgánica, aunque sigue siendo una minoría. “Todavía hay concellos que no han culminado la implantación de este contenedor, pero nos consta que están en ello”, apuntan desde la empresa pública.
La media mensual de residuos de bolsa negra ronda las 2.000 toneladas, mientras que la del marrón apenas llega a 360 toneladas. En total, SOGAMA trata unas 800.000 toneladas al año, por lo que el marrón representa menos del 1%.
Afortunadamente, la tendencia mejora: en septiembre de 2025 ya se habían tratado 3.186 toneladas de biorresiduos, superando todo lo recogido en 2024 (3.103 toneladas).
🌱 Infraestructuras e incentivos
Un 33,6% de la bolsa genérica está formada por biorresiduos que deberían ir al contenedor marrón. Si se separasen correctamente, SOGAMA trataría unas 1.500 toneladas menos de residuos mezclados al mes, con un ahorro notable.
Para impulsar este cambio, la Xunta ha encargado a SOGAMA la creación de una red de 17 instalaciones con una inversión de 45 millones de euros. Incluirán cuatro plantas de compostaje y trece plantas de transferencia, con el objetivo de que casi todos los concellos tengan una a menos de 50 kilómetros.
SOGAMA cumple su parte. Algunos ayuntamientos también. Pero muchos ciudadanos todavía no.
🚧 Obstáculos en la práctica
Uno de los problemas es el funcionamiento de los contenedores marrones inteligentes, que en algunos municipios solo pueden abrirse con tarjeta electrónica. Las frecuentes averías, como ocurren en Santiago de Compostela y otras localidades, desaniman a quienes intentan reciclar.
Además, los ciudadanos que separan correctamente pagan la misma tarifa que quienes no lo hacen, un desincentivo evidente para el cambio de hábitos.
🌾 El compostaje doméstico, otra alternativa
El contenedor marrón no es la única opción. En Galicia, donde muchas familias viven en zonas rurales o rururbanas, el compostaje doméstico ofrece una vía ideal para aprovechar los residuos orgánicos.
SOGAMA ha repartido ya 25.000 composteros domésticos entre ayuntamientos, colegios y colectivos sociales. Un pequeño gesto con gran impacto, que convierte los restos de comida en abono natural para huertos y jardines.
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