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Galmask, productor de mascarillas: "No estamos listos para otra pandemia, habría que comprar a China y ya sabemos qué pasó..."

Millones de euros en comisiones por la compra y venta de mascarillas durante la crisis del coronavirus, material defectuoso, estafas... Son muchas las lecciones que nos dejó la Covid-19 y que todavía siguen saliendo a la luz cuatro años después del primer confinamiento. En este escenario, cabría preguntarse si estamos preparados para contar con material de protección en caso de una nueva crisis. La respuesta es que no, seguimos igual de vendidos que en marzo de 2020. Miguel Gómez, director comercial de Galmask, empresa gallega que comercializa las FFP3, desgrana para Galiciapress las dificultades en las que se ve sumido un sector capital durante la pandemia, olvidado ahora por las administraciones e incapaz de competir con los precios de las fábricas extranjeras que se llevan los concursos públicos.


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Operarios trabajan en la producción de mascarillas
Operarios trabajan en la producción de mascarillas

 

En cuestión de siete días se cumplirán cuatro años desde el primer confinamiento en España por la Covid-19. A alguno puede parecerle que fue hace un siglo, pero en realidad han pasado poco más de 1.450 días, lo que es un ciclo olímpico para un deportista. Todavía hoy resulta difícil calibrar el alcance de una pandemia global que nos encerró a todos en nuestros domicilios desde el sábado 14 de marzo de 2020 hasta el inicio de la desescalada a principios de mayo. Dos meses de encierro y miles de preguntas en el aire mientras los investigadores trataban de buscar a contrarreloj una vacuna que frenase esta crisis sanitaria sin precedentes que se cobró miles de muertos, tensionó nuestra sanidad pública hasta límites insospechados y provocó que la compra de material sanitario, ese que está tan de actualidad, supusiese todo un reto para las administraciones públicas.

 

 

 

Si recuerdan, al principio de la pandemia era muy difícil encontrar mascarillasLas pocas que había se agotaron enseguida y las siguientes remesas se vendieron a precios desorbitados. Luego se hizo obligatorio su uso hasta para andar por la calle. Era la mejor herramienta para la propagación de la enfermedad, pero no había mucho stock y el que había procedía del mercado asiatico. Tardamos todavía unos meses hasta que la industria se adaptó a esta circunstancia y nacieron compañías como la gallega Galmask.
 

“NO PODEMOS COMPETIR CON LOS PRECIOS DE CHINA”

Esta iniciativa gallega nació en el último trimestre de 2020 y llegó a comercializar 1,5 millones de mascarillas con categoría FFP3 al mes. Se tratan de las mejores del mercado, que dotaban de un 99% de protección, pero en las factorías de VigoSantiago también comercializaban las FFP2 y las quirúrgicas. Ahora, después del boom de la pandemia, la producción ha bajado sensiblemente.

 

“Seguimos produciendo, pero lejos de los volúmenes de antes. Había mucho stock de producto chino en el mercado a punto de caducar, y para las fábricas de España no fue fácil… Ahora, poco a poco, a medida que desaparece este producto, que las fábricas podamos recuperar un poco de actividad”, explica Miguel Gómez, director comercial de Galmask, que puntualiza que en su sector “el 80% de las fábricas ya echaron la persiana” y que en Galicia son solo “unas poquitas las que seguimos peleando”. 

 

Galmask
Foto: Galmask

 

El gran reto, ahora que han caído las compras de particulares,  es llevar este material nuevo a las administraciones públicas, encargadas de suministrarlas a hospitales, centros de salud y demás lugares en donde resultan indispensables. Sin embargo, y pese a su calidad, resulta una batalla perdida presentarse a los concursos públicos: “No podemos competir con los precios de China. Nos vemos penalizados todos los que fabricamos en España”.

 

“En España trabajamos sobre todo con el sector privado y muy poco con el público. Nuestro mercado ahora es España y farmacias. Es un producto bueno, homologado, hecho en Galicia con todos los controles. La gente que acude a nosotros suele repetir”, admite.

 

¿Y SI HAY OTRA PANDEMIA?

En su día la suya era una industria estratégica y, bien mirado, debería de seguir siéndolo, ya que se trata de un recurso primordial si en un momento dado hay que recurrir a él. De no existir estas fábricas, la salida sería, de nuevo, el mercado asiatico, con todos los handicaps que eso supone. ¿Estamos hoy más preparados si nos azota una nueva pandemia? “Estamos igual”, zanja Gómez con contundencia. 

 

“Se montaron muchas empresas. Hubo muchas inversiones, algunas firmas contaron con subvenciones, pero nosotros no. Imaginemos que viene otra pandemia: mantener estas empresas abiertas garantiza que puedas tener un suministro inmediato. Tenemos dos líneas, pero una está hoy desmontada. Al día podríamos sacar al día 60.000 unidades, pero en el estallido de la pandemia si llegaba un avión con 50.000 mascarillas de China parecía un milagro”, rememoran desde Galmask.

 

Por eso, insiste en que sin una empresa como la suya “si hay una nueva pandemia tendríamos que volver a China de nuevo, porque las fábricas están cerradas y si paramos estas máquinas tan delicadas no hay quien las arranque”. “Y ya sabemos todos lo que ocurrió entonces, con los fabricantes asiáticos subastando el material al mejor postor, algunas no venían, mascarillas sin homologar, que no cumplían…todos estos problemas que estamos viendo todavía hoy”, apostilla. 

 

 

SOLOS Y SIN AYUDAS

A juicio de Gómez, los gobiernos deberían realizar una apuesta firme por este sector. No piden ayudas, que tampoco reciben, solo “que compren el material a las fábricas de aquí” para “mantener más fábricas abiertas y que respondan en una crisis”. Con todo, conoce las dificultades, ya que en un concurso público no pueden mostrar favoritismos con empresas locales. 
 

El futuro inmediato pasa necesariamente por reinventarse, ya que la industria no evolucionó en este tiempo. “Hubo de todo, desde importadores, intermediarios, gente que sí apostó por las fábricas…pero ahora estas son las grandes penalizadas por la inversión realizada. Ahora vemos como cuatro quintas partes cerraron y las demás investigando otras líneas para mantener el proyecto y conservar la fábrica y los empleos”. 
 

 

Sobre esas irregularidades, muchas de ellas ya en manos de la Justicia, por la compra de mascarillas durante la crisis, Gómez indica que mientras que a las compañías extranjeras no se les exige nada, en Galmask tienen que pasar “pruebas periódicas”. “Tenemos pruebas de organismos notificados, la fábrica en unas condiciones determinadas…son muchos controles los que tenemos que superar. Pero los de fuera no, y cuando hubo que comprar las mascarillas fue un auténtico desastre: producto que no filtraba, sin homologar…había de todo y la gente se agarraba a lo que había”, reprende.  
 

Hoy vemos el uso de la mascarilla más normalizado en algunos ámbitos e incluso de una manera estacional, como durante los picos de la temporada de gripe. Las informaciones que circulan estos días sobre la verdadera efectividad de algunas mascarillas pueden sembrar dudas en los usuarios sobre si son o no adecuadas. Gómez invita a revisar siempre los sellos que las homologan, como las de Galmask, y que se corresponde con los organismos notificados, como Aitex en el caso de la gallega. “En España es muy difícil que puedan darse casos de fraude como los que vivimos. Pero lo que viene de importación…nunca lo sabes”, reconoce. 

 

Miguel gu00f3mez galmask
Miguel Gómez, de Galmask

 

Una pandemia como la Covid-19 puede golpearnos en cualquier momento, como recuerdan los científicos, ya que en un mundo globalizado como el nuestro cualquier virus puede mutar y desencadenar una nueva crisis sanitaria. El futuro pasa por “una apuesta por el producto de calidad, un producto que solo es unos céntimos más caro que el del mercado asiático. Pero coges una mascarilla y otra…y hay diferencias”. “Por suerte en el sector privado tenemos una clientela fiel que solo quiere las nuestras. Gracias a ellos podemos mantener los empleos y la industria”, concluye Gómez.

Fabrica de I Lever en Vigo que produce las mascarillas FFP3 de Galmask
Fabrica de I Lever en Vigo que produce las mascarillas FFP3 de Galmask


 

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