#Claves de la semana

Despidos por pedir mascarillas y crear sindicato en proveedor de Inditex, denuncian activistas de Myanmar


La crisis del económica del coronavirus puede pasarle factura a Inditex y a su imagen, al menos en el sudeste asiático. Mientras que en España su papel y el de su fundador Amancio Ortega ha sido objeto de no pocas alabanzas por su indudable colaboración en la lucha contra la pandemia, más allá de España las medidas adoptadas por uno de sus proveedores de Myanmar están generando una considerable polémica.


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La crisis del económica del coronavirus puede pasarle factura a Inditex y a su imagen, al menos en el sudeste asiático. Mientras que en España su papel y el de su fundador Amancio Ortega ha sido objeto de no pocas alabanzas por su indudable colaboración en la lucha contra la pandemia, más allá de España las medidas adoptadas por uno de sus proveedores de Myanmar están generando una considerable polémica.


Más de medio millar de trabajadores de factorías que pertenecen a la red de suministros de Inditex, es decir que no son parte del grupo pero sí proveedores habituales, han sido despedidos durante la pandemia por reclamar material protector y que se pusieran en marcha medidas de seguridad para evitar contagios, según denuncian sindicatos locales. Los activistas acusan al grupo de ponerse de perfil en este episodio que creen atenta contra los derechos laborales.


Hay que recordar que hace ya lustros que Inditex mantiene una serie de compromisos éticos en su relación con los proveedores, compromisos que implican la vigilancia contra la explotación laboral y la persecución de los sindicatos, entre otras muchas medidas.


RESPUESTA DE INDITEX

Tras la publicación de estas informaciones en el continente asiático, desde Inditex emitieron un comunicado desmarcándose de estas prácticas. “Inditex ha trabajado incansablemente durante muchos años para garantizar que se sigan los estándares establecidos en su Código de Conducta de proveedores, incluso a través de su asociación global con la ‘IndustriALL Global Union’, el primer acuerdo de este tipo en la industria, y sus miembros en ACT plataforma sobre salarios dignos”, subrayan.


“La libertad de asociación es un principio central de nuestro Código de Conducta de proveedores”


En la misma línea, desde la multinacional argumentan que la crisis del coronavirus no detuvo la cadena de proveedores y que mostró su compromiso a “pagar en su totalidad todos los pedidos producidos o en producción”. Además, rechazan las acusaciones contra la empresa en la que señalan que los despidos fueron un castigo por la creación de un sindicato. “La libertad de asociación es un principio central de nuestro Código de Conducta de proveedores”, recalcan.


"Estamos trabajando estrechamente con nuestros proveedores en este momento difícil y esperamos el cumplimiento continuo de nuestro Código de Conducta, que claramente requiere un trato justo de los trabajadores y no discriminación contra los representantes de los trabajadores", concluyen desde Inditex. 


Trabajadores myanmar Protestas de los empleados afectados


Las críticas dirigidas a Inditex están directamente relacionadas con los centenares de despidos sucedidos en factorías . Distintos medios de la antigua Birmania reportan esta información donde, atendiendo a las denuncias de los trabajadores afectados, advierten que los despidos están motivados por la petición de los empleados a recibir material de protección frente al coronavirus. Algunas informaciones cifran en más de medio millar de empleados de dos factorías fueron despedidos.


DESPEDIDOS POR PEDIR MASCARILLAS

En concreto, los trabajadores de la fábrica Myan Mode del sudeste asiático –la mitad de los pedidos de la factoría tienen como destino las tiendas de Zara, además de otras marcas como Mango-reclamaban mascarillas duraderas y no las desechables suministradas al principio de la pandemia y que se implantase un protocolo de distancia social para evitar contagios. Como respuesta, la factoría despidió a todos los trabajadores sindicados.



Una situación similar se vivió poco después en la fábrica Rui Ning, en el mismo complejo que Myan Mode, donde los sindicatos fueron despedidos 300 empleados en condiciones casi idénticas. Los afectados serían  miembros de un sindicato que apenas contaba con tres días de vida. De acuerdo a su versión, la explicación que ofrecieron desde la fábrica era que los despidos estaban motivados por la crisis económica del coronavirus.



Según la versión de las trabajadoras afectadas –la práctica totalidad de la plantilla está compuesta por mujeres- que está circulando por la red, el despido llegó apenas tres días después de oficializarse la formación de un sindicato.  Ellas añaden que para compensar esa reducción de la plantilla, la fábrica contrató rápidamente a nuevo personal, esta vez no sindicato, para cubrir las vacantes.


Del mismo modo, algunos trabajadores denuncian presiones por parte de la dirección para firmar las cartas de despido, amparándose de nuevo en las consecuencias provocadas por la crisis del coronavirus como justificación a estas distituciones. A su vez, algunos señalan que el presidente del sindicato fue atacado con armas blancas después de lo ocurrido. Los trabajadores despedidos se organizaron para protestar públicamente contra esta decisión, algo muy poco habitual en estos países con tan laxa regulación laboral.



11 HORAS AL DÍA DE TRABAJO POR MENOS DE 4 DÓLARES

Por otro lado, las informaciones publicadas en el continente asiático señalan que las condiciones de estos trabajadores en sus centros de trabajo son “caóticas” y que las factorías se encuentran en lugares con un alto índice de delincuencia. “Turnos de 11 horas, seis días a la semana, por tan solo 3,5 dólares al día”, denuncian desde Nueva Delhi el medio Buzz Feed News.

 

Activistas por los derechos humanos ponen el foco sobre las grandes compañías que se encuentran detrás de estas fábricas textiles. “Si estas marcas indicaran algún interés en mantener seguros a los trabajadores, las fábricas inmediatamente seguirían su ejemplo. El hecho es que las marcas tienen todo el poder de cambiar las cosas. Simplemente no lo hacen porque priorizan sus ganancias financieras sobre las personas que hacen su ropa”, critica el activista Andrew Tillett-Saks.



En este sentido, los sindicatos del país asiático piden cooperación a los sindicatos españoles para que aporten su ayuda “en el movimiento internacional por los derechos humanos”. “Los trabajadores también deben estar unidos internacionalmente si quieren tener algún poder para mejorar la industria de la confección”.


Wut Yee Tun dice ser sindicalista en una proveedora de Inditex

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