El futuro del planeta pasa por modelos de economía circular como el de la biofactoría referente en Europa de Ourense

Las jornadas 'De depuradoras a biofactorías: el potencial del agua en la economía circular', organizadas por CETAQUA y FEUGA, se celebraron este jueves en Ourense, donde se reunieron empresas, investigadores y administraciones públicas para fortalecer los lazos y los éxitos de la colaboración público-privada.

Proyectos como 'Ecoval', que se desarrolla en la biofactoría ourensana que este medio pudo visitar, o 'Walnut' son el resultado de esta apuesta decidida por la sostenibilidad a través de la investigación, el desarrollo y la innovación a través de la economía circular.

Galiciapress acompañó a los ponentes en una jornada en la que se compartieron perspectivas y esperanzas, pero también las trabas a las que se enfrenta un modelo transversal y de futuro, que sin embargo tiene que batallar en ocasiones con legislaciones obsoletas o que juegan a la contra del propio progreso. 

Presentación de las jornadas 'De depuradoras a biofactorías' | Foto: Galiciapress

Tenemos un planeta finito. Por desgracia, esta es una realidad que tenemos que asumir y cuanto antes lo hagamos mejor para todos. Es algo irreversible que, como mucho, podemos retrasar en casi todos los recursos de los que disponemos. Uno de ellos, tal vez el más importante, es el agua, un recurso del que cada vez aprendemos más cosas y que hemos aprendido a dominar y a sacar el máximo rendimiento. Podemos darle una segunda vida al agua y a su ciclo en un sistema de economía circular por el que cada vez se apuesta más y en el que Viaqua y el Centro Tecnológico del Agua (CETAQUA) son todo un referente a nivel nacional gracias, en gran medida, a la experiencia que están llevando a cabo en Ourense, donde convierten aguas residuales en productos de alto valor añadido.

Este jueves celebraron el éxito de este proceso en la capital auriense, donde celebraron unas jornadas dedicadas a ese proceso de transformación del sector pasando de las depuradoras a las biofactorías, un salto cuantitativo y cualitativo que permite dar un segundo uso al agua que llega desde nuestros hogares y que, sometida a un tratamiento puntero, nos permite reaprovecharla y sacarle todo el partido a los componentes que arrastra para, a partir de ellos, obtener nuevos componentes que hacen del mundo un poco más sostenible.

Armando Ojeda, teniente de alcalde del Concello de Ourense y “anfitrión” del evento que se desarrolló en el Auditorio Municipal de la ciudad, fue el encargado de abrir las jornadas, celebrando que centros como el de CETAQUA “permiten que un problema serio lo podamos convertir en una oportunidad y reincorporar los residuos a la economía circular”. En ese sentido, destacó que estas acciones “hacen nuestra vida más agradable, el planeta más sostenible” y son un importante activo para la ciudad termal.

“OURENSE PUEDE SER UN REFERENTE NACIONAL”

Las jornadas desarrollaron, en gran medida, los muchos inconvenientes que aún hoy encuentra la economía circular para ser realmente eficaz. Inconvenientes que salen de las propias administraciones públicas en muchos casos, en la legislación y en la excesiva burocracia a la que se enfrentan los investigadores y centros que buscan dar una segunda vida a todos estos recursos.

Un palo en la rueda muchas veces que, como explicaba Javier Santos, director de Tratamiento del Agua y Economía Circular del Grupo Agbar, puede tener su solución si se mantiene y fomenta la apuesta por el tándem que forman el modelo público-privado. “Empresas privadas y empresas públicas estamos en el mismo barco”, afirma Santos, que sin embargo matiza que es importante “conocer las reglas del juego”.

En ese sentido, defiende que los marcos legislativos sean claros y actuales. “No podemos tener legislaciones con 20 o 30 años de antigüedad”, lamenta, lo que ha provocado, incluso, que España haya abonado más de 63 millones de euros por “incumplimientos”. “Necesitamos que tanto la administración como las empresas sean éticas y transparentes. Solo de esa forma las empresas públicas confiarán en nosotros como gestores”, apostilló.

La transformación digital o la descarbonización son otros de los puntos de los que hablaron desde Agbar en un primer bloque centrado en las biofactorías como la de Ourense, “con potencial para ser referente en España” como las de de Baix Llobregat o la de Granada, destacó Santos, que cifró en 2.200 instalaciones de depuración en el territorio nacional. ¿Son todas biofactorías? “No, ni mucho menos”. “De las 650 que gestionamos solo el 0,5% de las instalaciones que operamos pueden lucir ese título”, dice, si bien el camino es que cada vez más puedan presumir de ese nombre.

Javier Santos, del Grupo Agbar | Foto: Galiciapress

UN MUNDO SIN PETROLEO: ¿BUENO O MALO?

Ante una legislación cada vez más exigente, como la nueva Ley de Cambio Climático, Antón Taboada, Project Manager de CETAQUA, quiso lanzar en primer lugar una pregunta a la sala: “¿A quién le gustaría vivir en un mundo sin petróleo?”. Una pregunta que, en principio, merece muchas manos levantadas. Sin embargo, como explica el ponente, eso supone vivir en un mundo sin colonias, sin neumáticos o sin muchos otros derivados del petróleo. “¿Seguís queriendo vivir en un mundo así?”, replantea, esta vez ya con menos apoyos.

Taboada y su equipo son los encargados de sacar adelante el proyecto ‘Ecoval’ de la biofactoría, donde obtienen productos de alto valor añadido “por valor de más de 6 millones al año”, como los ácidos grasos volátiles, derivados del petróleo extraídos de lodos que tienen múltiples aplicaciones en sectores petroquímicos o plásticos, o los polifenoles, elemento de gran interés para industrias como la farmacéutica y la alimentaria. 

Con todo, Taboada también hizo mención a una serie de barreras, que van desde las tecnológicas a las ambientales, pasando por las económicas y las legislativas antes mencionadas, que hacen su trabajo un poco más difícil e imposibilitan replicar este modelo en más lugares de los que les gustaría.

Como ‘Ecoval’, el proyecto ‘WalNUT’ también pretende dar un nuevo uso a las aguas residuales, en este caso aprovechándolas para la fabricación de fertilizantes. “Para nosotros se trata de un recurso, no un residuo. El objetivo es rediseñar la cadena de valor y suministro de nutrientes, creando soluciones innovadoras contribuyendo a la economía circular y la sostenibilidad del sector agrícola”, subraya el investigador del CARTIF Francisco Corona, al tiempo que enumera los nutrientes y elementos como el nitrógeno o el fósforo que son capitales para el fertilizante en el que trabajan.

Además, recalca que elementos como el fósforo son escasos y apenas un puñado de países –“ninguno europeo”- son los grandes exportadores de fósforo, lo que supone un inconveniente a nivel de mercado porque los cambios geopolíticos afectan a la investigación.

LA ACEPTACIÓN SOCIAL, CLAVE PARA QUE PROLIFEREN ESTOS PROGRAMAS

Ya en un segundo bloque, en el que los ponentes repasaron los inconvenientes para la implantación de biofactorías, Pedro Fernandes, certificador de APCER, puso en valor la importancia de convertir residuos en materias primas, recordando un dato escalofriante y que evidencia la urgencia de actuar cuanto antes: “En Portugal, el 29 de julio del año pasado, consumimos todos los recursos que deberíamos haber consumido en un solo año. En adelante, ya eran recursos del próximo año. Consumimos más de lo que necesitamos”. Rechazar, Repensar, Reducir, Reutilizar y Reciclar son las cinco R que, insiste Fernandes, son cada vez más necesarias para no agotar el planeta.

También Miguel Rodríguez, investigador de la UVigo en los grupos GEN y ECOBAS, además de coordinador de las tres universidades gallegas que cooperan en la estrategia gallega de economía circular, un programa de la Xunta centrado en los recursos naturales “el agua, el aire, el suelo” para que “según los distintos factores” puedan “identificar los ejes de actuación prioritarios”, como es el caso del ciclo del agua, la industria o el Eco-Diseño.

“La economía circular tiene que ser transversal, no poner el foco sobre sectores concretos. La estrategia gallega es impulsar una economía basada en el conocimiento. Más formación e información”, recapitula, a la par que insiste en la importancia de la “colaboración de los agentes”, del “urbanismo ecoeficiene” y de contar con un “mapa de conocimiento y de recursos” y con un “HUB Biotecnolófico”.

Mientras, Almudena Justo, directora de Innovación y Programas Europeos de FEUGA, volvió a hacer hincapié en las muchas barreras con las que se encuentran aún hoy en día, con normativas locales que “pueden ser incluso más restrictivas que las europeas”, pese a que “la sociedad está muy concienciada en la necesidad de dar una segunda vida a los residuos”, si bien es importante que su trabajo debe “conocer la demanda de mercado” para brindar los recursos óptimos y refrendar así esa “aceptación social”

ECONOMÍA CIRCULAR, MODELO “TRANSVERSAL”

En una jornada con tantas voces procedentes de campos tan ricos, hubo tiempo también para algunas discrepancias. “He pensado mucho mi presentación esta mañana, sobre todo cuando comentaron si debería desaparecer mañana el petróleo”, comentó Enrique Espí, de Repsol, despertando las risas de la sala. Con todo, más allá de las bromas, Espí quiso incidir en esa orientación transversal de la economía circular, algo en lo que su firma, por ser un compañía multidisciplinar -aunque, como todos sabemos, muy vinculada a la petroquímica y los combustibles-, está trabajando con ahínco.

“Estamos en un proceso de transición, en ser una compañía con emisión 0 en 2050”, explica sobre el proceso de descarbonización en el que se ha embarcado la empresa con medidas que “se irán incrementando en los próximos años”. “Utilizaremos en nuestros centros fuentes de carbono renovables, de residuos en los que pueden entrar estos lodos o recursos orgánicos del mundo del agua. Al final saldrán productos con una huella de carbono mucho más baja que la actual”, argumenta, con el ejemplo de los plásticos, un terreno en el que las normativas están “empujando” a las empresas a replantear su modelo, aunque, en su opinión, “al reciclado le queda todavía mucho recorrido”.

Enrique Espí | Foto: Galiciapress

Por su parte, desde el grupo Fertiberia, especializada en “productos industriales para una agricultura y un mundo más sostenibles”, María Cinta Cazador recuperó el debate de las legislaciones dispares en las comunidades autónomas que, en ocasiones, son “con la logística y el coste el verdadero cuello de botella”. Un ejemplo es “qué podemos transportar y qué no”, un quebradero de cabeza para las empresas. Algo parecido expone Valentín Jiménez, del Grupo VALORA, que en un terreno como el de la recuperación paisajística también se encuentran con el tedio de tener que hablar “con distintas delegaciones, organismos…”, impedimentos mucho mayores que los “aspectos técnicos” que pueden resolver sin problema.

Las jornadas concluyeron con una mesa redonda moderada por el profesor Juan Lema, de la USC, donde varios ponentes, entre ellos Jesús Díez, de la Fundación Patrimonio Natural de Castilla y León, y Javier Bobe, de la Diputación de Ourense, compartieron con Celia Castro, de CETAQUA, Leticia Rodríguez, de Viaqua, y los ya citados Enrique Espí y María Cinta Cazador, la complejidad de sacar adelante esta clase de proyectos de I+D+i en el que resulta fundamenta fortalecer los lazos de las entidades públicas y privadas para crear estructuras como la biofactoría de Ourense, además del horizonte que abren los fondos 'Next Generation'.

Mesa Redonda | Foto: Galiciapress

El acto lo clausuró Juan José Vázquez, jefe de Aguas de la Xunta de Galicia en Ourense, que resolvió que esta clase de acciones ponen de relieve que, en momentos como este de inestabilidad, “cada día es más importante la economía circular y todos los procesos que podemos dirigir en ese sentido”. 

Con la visita a la biofactoría, donde los asistentes realizaron un recorrido a la instalación y admiraron la tecnología de última generación con la que allí operan, los participantes de la cita constataron que todavía queda mucho por aprender y que debatir, aprender, escuchar y tender puentes entre todos los actores implicados es la mejor fórmula para prolongar, entre todos, la vida de nuestros recursos y de nuestro planeta, el único que tenemos.