Pablo, promotor de la protesta en la seguridad privada: "Los sindicatos pueden llamar a la huelga, no un vigilante gallego"
Este miércoles 26 de noviembre tendrá lugar en Madrid una protesta de los profesionales de la seguridad privada que no está organizada ni por sindicatos ni por asociaciones de vigilantes. En plena negociación por un nuevo convenio en el sector, Pablo, mejor conocido @percebe87, es la persona detrás de la convocatoria que, parece, superará todas las expectativas. Galiciapress charla con este vigilante gallego que invita a los sindicatos a "escuchar" y estar más cerca de "el día a día" de los trabajadores de la seguridad privada en un momento en el que muchos "malviven" en un clima de precariedad.
Dicen que un solo palo no hace leña, pero basta alguien con muchas tablas y con madera para prender la hoguera. Es el caso de Pablo, mejor conocido por su alias en redes ‘@Percebe87’, que lleva años haciendo una labor de divulgación y defensa del gremio de los vigilantes de seguridad a través de sus publicaciones en redes sociales. Sus contenidos y opiniones abren habitualmente enfervorecidos debates en redes sociales sobre la realidad del sector, con decenas de profesionales participando y dando su opinión. Atendiendo y recogiendo todas estas quejas y reclamaciones, Pablo decidió dar un paso valiente y convocar, por su cuenta y riesgo, la movilización de este 26 de noviembre en Madrid, una llamada que, proyecta, sobrepasará las estimaciones iniciales.
VIGILANTES PROCEDENTES DE TODA ESPAÑA
“En un primer momento hice una solicitud pensando en unas 500 personas, pero parece que vamos a ser más de mil”, celebra el organizador en conversación con este diario, abrumado por la buena acogida que ha tenido su propuesta y el revuelo que ha despertado la misma. “Es mi profesión y quiero que tenga la máxima atención posible”, insiste, mostrando la pasión de siempre en lo relativo a su oficio, donde pretende abrir un diálogo “donde podamos hablar todos y no sean siempre los mismos”.
En esa línea, su objetivo es dejar ver “la diversidad que hay en la profesión”, la misma que se ha pronunciado estos días en diferentes foros y que ha mostrado su interés en acudir a la protesta. “Vendrán profesionales de todos los puntos de España. Ya se han movilizado para acudir en autobuses y con grupos donde hay más de 700 personas interesadas”, recalca Pablo, al tiempo que dice sentirse “agradecido” por los mensajes que le han hecho llegar estas semanas.
Sobre la pregunta que encabeza a su biografía de Twitter, que reza “¿Cómo podemos mejorar la seguridad privada?”, Pablo tiene muchas respuestas posibles, adecuadas para un momento como el actual, donde se está negociando el futuro convenio de la seguridad privada. No obstante, el hecho de que la semana pasada no tuviese lugar el encuentro entre la patronal y los sindicatos, ya despierta suspicacias sobre el camino que está tomando este tira y afloja que, tras más de media docena de encuentros, todavía no ha logrado avances significativos.
“Había sindicatos que no veían oportuna esta protesta. Yo les digo, ¿por qué no se reunieron con la patronal? No sabemos el motivo. A lo mejor se han dado cuenta de que no han escuchado a la gente de la calle, a los trabajadores que estamos día a día sufriendo todos los días la precariedad económica, cuestiones sociales, agresiones a diario como la ocurrida en Barcelona…esto no se ve”, reprende el comunicador.
"LOS SINDICATOS TENÍAN LA SARTÉN POR EL MANGO"
La protesta de este miércoles ha despertado mucha expectación y fuerzas sindicales, en conversación con este diario, decían estar también con los oídos atentos a todo cuanto sucediese en esta protesta y abiertos a tomar nota. “Los sindicatos tenían la sartén por el mango, no les corre prisa negociar, tienen más de un año todavía. Es lógico sentarse para escuchar posturas, pero no pueden ponerse a negociar sin avances claros. Veo bien que el otro día no se reuniesen. Si fuese un sindicato me levantaría de la mesa de negociación y escucharía a los trabajadores”, invita.
Para Pablo, la motivación de los empresarios de llamar a negociar a los sindicatos cuando todavía sigue vigente el convenio actual, es poder adaptarlo al futuro más inmediato, atendiendo a las normativas europeas -con debates de fondo como son el salario mínimo, la reducción de jornada o las horas extra- y a los concursos públicos que saldrán dentro de poco y para los que la patronal necesita una cierta estabilidad en las tablas salariales y el cálculo de costes.
Hasta ahora, la estrategia entre las firmas ha sido la de añadir pluses para hacer el sector más atractivo, mientras los salarios bases siguen estancados, “rozando el SMI”. En paralelo, su principal interés está fijado en el transporte de fondos y las Incapacidades Temporales, un capítulo donde han descubierto las primeras fricciones. “La nuestra es una profesión envejecida, con unos 55 años de media. Eso no quiere decir que alguien de 60 años no se encuentre mejor que yo a mis 38”, desgrana Pablo, “pero lo normal es que sufran más enfermedades y bajas”.
“Sobre todo lo que no cuesta dinero dicen sí”, agrega el vigilante, que no obstante ve más problemas en las empresas cuando toca rascarse el bolsillo. “¿Le dirías a alguien cercano que se metiese a vigilante de seguridad?”. Esa es la pregunta que deja Pablo en el aire antes de repasar una a una las cifras: “Te juegas la vida por 1.300 euros cuando eres visto como el malo en todo. Yo llevo desde los 18, 20 años en el sector. Pero a día de hoy las condiciones laborales y económicas no son atractivas, y menos en seguridad privada, un sector que nunca es tranquilo y que entraña riesgos”.
"NOS SUELEN CONFUNDIR CON PORTEROS DE DISCOTECA"
Mención aparte merece la imagen que se da en ocasiones por parte de los medios y de las redes del sector. Pablo pone de ejemplo clips descontextualizados que, en ocasiones, se viralizan, donde un vigilante de seguridad reduce a una persona. “Ves a alguien que emplea fuerza para reducir a otra persona, pero intentando garantizar su integridad. Si yo no uso más fuerza que tú, no puedo reducirte. Por eso, cuantos más efectivos, más segura es la reducción”, razona.
Del mismo modo, cree que a día de hoy existe todavía mucho desconocimiento sobre qué es un vigilante de seguridad, porque “nos suelen confundir con porteros de discoteca” cuando “existe una ley propia de seguridad privada”. “Nos echan encima más mierda de la que nos toca. No se dan cuenta de todos los beneficios que nuestras actuaciones tienen para los ciudadanos”, lamenta.
En este apartado existen diferencias según el destino de los vigilantes, que podemos encontrar tanto en un centro de salud como en un centro comercial, pasando por otras áreas como la Renfe, centros de menores o sedes de la administración pública, cada uno con sus riesgos y sus amenazas más altas o más bajas. “Donde no hay diferencias es en el salario, porque unos y otros ganan lo mismo, da igual si estás en la Xunta o en Marineda. El plus de peligrosidad son 23 euros mensuales, marcado por convenio. Los sábados y los domingos, por 8 horas, cobro 8 euros más, un euro a mayores por cada hora. De noche, dos euros más por hora”, censura Pablo.
A su entender, es necesario acometer una mejora profunda en la subida salarial, pero esta debe tener un impacto real sobre las retribuciones. Para Pablo, la línea a seguir es la de un convenio estatal. “Mi apuesta siempre es por un convenio nacional. Debe ser la base. A partir de ahí podrían contemplarse los convenios autonómicos, pero la base debe de ser el estatal”, razona, poniendo de ejemplo las diferencias que podrían existir entre Galicia y Asturias si cada una tuviese un convenio diferente con mejoras que en una comunicad provocarían un éxodo de profesionales, dejando más huecos de los ya existentes.
“Eso beneficiaría a Madrid, Cataluña, País Vasco y las islas, las zonas donde hay un mayor peso de la profesión y donde peor está la situación. Con mi salario, en Galicia, todavía puedo ir viviendo, pero en Madrid no podría sin hacer horas extra, que tarde o temprano se agotarán”, pronostica Pablo, siguiendo la estela que marca el Ministerio de Trabajo.
CONCILIAR, DESCANSOS...Y BENEFICIOS MILLONARIOS
De hecho, las mayores dificultades para los profesionales llegan en el capítulo de la conciliación, donde por sus horarios y días de descanso resulta en ocasiones imposible hacer equilibrios con la familia y el empleo. “Esto provoca problemas psicológicos, divorcios, la imposibilidad de estar con los hijos…”, enumera, subrayando que “hay cosas más allá de lo puramente económico”.
“Si ves que el Gobierno apuesta por reducir la jornada laboral, debes adelantarte y proponer las opciones, ir un paso más allá. Negocias con el pan de unos 130.000 trabajadores en activo. Si estás intentando ayudar al trabajador, tienes que contemplar estos horarios”, considera ‘Percebe87’, en un claro aviso a los sindicatos, nombradamente a la plataforma compuesta por UGT, CC.OO. y USO, que puso encima de la mesa de negociación la propuesta de que los vigilantes tengan dos fines de semana libres al mes.
“Para que me den un fin de semana libre al mes, tal y como está firmado hoy el convenio, es casi misión imposible”, define. Plantillas cortas y cuadrantes difíciles de cubrir hacen que la iniciativa sea una quimera, a ojos de los trabajadores, que piden a los sindicatos aterrizar y estar “en el día a día”. “Ya es imposible un fin de semana libre, dos… Sería necesario multiplicar las plantillas. Al mes trabajamos unas 162 horas, por encima de la media, pero si me das dos días libres, ¿cuándo trabajo? Solo queda reducir la jornada”, asume.
Reducir la jornada sería posible si unos y otros ponen de su parte, considerando, además, que las grandes firmas del sector celebran beneficios millonarios en sus cuentas anuales, un hecho que choca frontalmente con los ruegos de vigilantes que reclaman más medios ante la indefensión que dicen sufrir.
“Hay empresas que no son tanto potentes, pero las grandes multinacionales tienen beneficios abismales. Si ves que tus trabajadores viven en precario, con peores sueldos y más responsabilidad que trabajadores de otros sectores, ¿por qué recibimos una porción tan pequeña de la tarta? A lo mejor el convenio no es adecuado a los tiempos que vivimos. Si en 2025 me quieres subir el salario un 4%, con la inflación del IPC igual me queda en un 0,6, un 0,4 o en negativo. Hay que valorar todo esto. Si a los funcionarios les ofrecen un 11% y se echan las manos a la cabeza, imagina nuestro caso y con una base mucho más baja”, explica.
Ante este panorama, Pablo tiene claro que lo que ocurra el miércoles marcará la línea a seguir, pero plenamente consciente de que él, por sí solo, poco más puede hacer: “Soy solo un gallego de las redes sociales. Espero que el día 26, todos los compañeros que puedan, se vengan a Madrid. Pero yo no puedo convocar huelgas. Me gustaría hacer más cosas, pero animo a UGT, CC.OO., USO, CIG y ELA, los sindicatos en la mesa negociadora, que se unan, porque son ellos los que puedan hacer la llamada a un paro, no un gallego de allá arriba”.
“La gente está muy quemada, malvive en muchos puntos de España, y los sindicatos tendrían que tomar las riendas, escuchar y empezar a hacer cosas”, zanja el promotor de una concentración que, sin quererlo, puede marcar el futuro del sector de la seguridad privada en los próximos años.
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