Los incendios son una estocada mortal para los apicultores gallegos: "Toda la producción se ha perdido"
Eva Miquel, de la Fundación Amigos de las Abejas, atiende a Galiciapress para explicar los efectos de los incendios en las colmenas afectadas por el fuego. A la pérdida de la producción se une la pérdida de las propias abejas, fundamentales para reforestar los terrenos quemados, donde tampoco queda pasto con el que alimentar a las polinizadoras, obligadas en muchos casos a trasladarse de zona.
Todavía es temprano para entender las dimensiones del problema al que nos enfrentamos, pues las consecuencias de la oleada de incendios que todavía golpea la comunidad gallega y que ha arrasado, según los datos de Copernicus, en torno a unas 160.000 hectáreas de terreno. El fuego se ha llevado por delante viviendas, pastos, ganado y todo lo que se ha encontrado a su paso. El daño ecológico, medioambiental y económico es enorme y, en algunos sectores, triple, pues colectivos como el de los apicultores advierten que la pérdida de sus colmenas no afectará solo a sus negocios, sino también a la cantidad de miel que llegue a nuestras casas en adelante, así como a las dificultades para reforestar unos montes donde ya no habrá abejas que ayuden con la polinización.
¿DEBE EL TURISMO SUFRAGAR LA GESTIÓN FORESTAL?
Eva Miquel secretaria de la Fundación Amigos de las Abejas, entidad que reúne a amantes de la apicultura y a profesionales del sector, es además coordinadora de proyectos y responsable de comunicación, sensibilización y de la recuperación de enjambres. Miquel afirma que, por ahora, es difícil poner cifras al daño que han hecho los incendios pues “todavía hay apicultores que no han podido acceder a las zonas quemadas”, pero que las pérdidas son numerosas tanto en Galicia como en el resto de los territorios de España en los que se han declarado incendios en este mes de agosto.
“Sigue habiendo colmenas ardiendo y la Guardia Civil está saturada con las denuncias, por lo que muchas denuncias todavía no se han podido reportar y los seguros todavía no conocen el grueso de los efectos del desastre”, sostiene. En cualquier caso, desde la Fundación son conscientes de que lo difícil vendrá luego, cuando haya que regenerar la zona, pues las abejas juegan un papel fundamental con la polinización y cada vez lo tienen más y más difícil.
“Vemos que con el cambio climático y la falta de gestión, tanto de comunidades como a nivel estatal, es más difícil. Debería haber labores forestales en este sentido todo el año”, sugiere Miquel para mantener más despejados los montes, al tiempo que propone que el dinero de esa inversión salga de un sector como el turismo, “ya que nuestros montes son visitados por miles y miles de personas al año y que realmente se gestione eso como patrimonio turístico”.
"LA COSECHA SE HA PERDIDO"
En el contexto actual, y ante la falta de medios en muchas zonas para hacer frente al fuego, han sido los vecinos o los propios productores los que han defendido las colmenas de las llamas en primera línea. Que los panales no hayan salido ardiendo no significa que no hayan salido heridos, ya que el humo resulta muy nocivo para los enjambres y en tierra quemada las abejas no pueden encontrar el alimento necesario para alimentarse y producir miel.
“Todo lo que es el pasto melífero se ha perdido. Es una pérdida brutal para nuestras producciones que, como las de Galicia, son reconocidas a nivel internacional, que se exportan y que tienen un gran importancia con la Indicación Geográfica Protegida con la que cuentan”, lamenta Miquel. En esa línea, aventura que “la cosecha de esta primavera, porque muchos todavía no la había recogido sino que esperan justo a estos meses para hacerlo, se ha perdido”.
“No vamos a tener esa producción. Entonces, esas colmenas que han sobrevivido, ¿de qué se van a alimentar?”, preguntan desde la Fundación. Otro problema es el agua, pues es fundamental para la apicultura y con las olas de calor las abejas han tenido muchas más dificultades para ventilar las colmenas. Así las cosas, la realidad, asegura Miquel, es que el sector se enfrenta a “pérdidas masivas”.
TRASLADO DE COLMENAS
La alternativa en estos momentos para muchos apicultores gallegos pasa por trasladar las colmenas. La Consellería do Medio Rural anunció como medida que facilitará a los apicultores afectados por los incendios forestales el acceso gratuito a las parcelas del Banco de Tierras para que puedan instalar en ellas sus colmenas y mantener así su producción. Desde la Fundación consideran que este es un paso muy importante, pero queda por ver si “ese Banco de Tierras es suficiente” y si no existe riesgo de contagio del ácaro varroa, una de las grandes amenazas para los productores, pues estos parásitos pueden acabar con un grupo y la infección extenderse “si las colmenas están muy juntas”.
De igual manera, Miquel apunta que estas tierras nuevas deben contar con agua suficiente y con diferentes floraciones a lo largo del año para que las abejas tengan alimento en cada estación. “Las abejas también consumen mucha miel. Lo hacen para poder moverse, es su gasolina, y necesitan lugares donde poder producirla y que el polen sea diverso para que tengan todos los aminoácidos que les son esenciales para producir jalea y alimentar a las larvas”, indica.
El traslado de las colmenas tampoco es tarea sencilla, tanto en lo físico, pues debe hacerse de noche para una correcta trashumancia de la colmena, como en lo burocrático, pues son muchos los permisos que deben solicitarse para llevar esto a cabo con total seguridad. “Requiere muchas autorizaciones, gestiones y meses de trámites”, resume Miquel, a la vez que recalca que estos traslados implican también un gasto extra al tener que prestar una alimentación de soporte a las colmenas.
Con vistas al futuro, desde la Fundación Amigos de las Abejas llaman a las aseguradoras a resolver lo antes posible la cobertura a los afectados para que “esas familias que viven de esto, que son muchas en Galicia, puedan seguir polinizando los montes y favoreciendo la biodiversidad”, pero también reclaman a las administraciones públicas no solo ayudas para los productores damnificados, sino también una “mejor gestión de nuestros territorios” basada en el criterio de técnicos y especialistas: “Que se sienten con ellos y hagan una gestión de nuestros bosques y montes adecuada para que esto no suceda nunca más. Porque es todos los años lo mismo”.
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