El presidente de la Xunta desacreditó con ahínco la última encuesta del CIS. Alberto Nuñez Feijóo insistió ayer que la encuesta pública está tan desprestigiada que unicamente vale como material de tertulia. Algo curioso, pues lo cierto es que esta oleada no estan desfavorable para el PPdeG como otras previas.
Al principio no iba ir, pero finalmente hizo de escudero de Pablo Casado, situándose a su lado cuando atendió a la prensa. La manifestación contra el diálogo con Cataluña no logró reunir las masas anunciadas -45.000 según la Policía, 200.000 según los organizadores- pese a la unión de PP, Ciudadanos, Vox y grupos de ultraderecha; visiblemente incómodos al posar juntos en la foto.
Aun hoy sobreviven políticos que ven España de una sola forma y nos tratan de llevar a la calle a confrontarnos los unos contra los otros.
¿Si el PP ya pactó con un partido que viene de las mareas por qué no va pactar con Vox para formar gobiernos municipales? Este es el argumento del líder coruñés Diego Calvo en una entrevista en la que también aborda el liderato de Casado y una hipotética candidatura de Feijóo.
Una buena comisión técnica independiente nos dejaría a todos más tranquilos pensando que aquí nadie es responsable de un fraude.
Durante ocho años, Alberto Nuñez Feijóo no movió ni un sólo dedo para que la Xunta asumiese las competencias que tiene reconocidas por el Estatuto y comtempla la Constitución. Su estrategia ha cambiado de repente, ante sorpresa de muchos en el propio PP -que lo interpretan como un nuevo desafío a Casado, tras las quejas por las concesiones a Vox- y para regocijo de sus rivales estatales en el centro-derecha, que ven un flanco en el que abrir una grieta entre los conservadores.
Madrid vuelve a donde solía mostrándose como la capital de Estado menos progresista de Europa, ya que la ultraderecha gana un terreno electoral muy significativo, mientras la derechona y la derecha vergonzante disfrazada de neoliberal se deja aprisionar.
El PP de ahora es el triste epílogo de una política en plena decadencia. Y como no logramos salir del pozo, solo cabe exclamar aquello que decía el cura que me bautizó: Dios no coja confesados.
El secretario general de Vox, Javier Ortega Smith, ha reivindicado la necesidad de que "se proteja el derecho a conocer y hablar el español" en Galicia y ha criticado las primeras leyes de normalización lingüística "promovidas por Fraga".
El líder gallego sigue dando síntomas de que está incómodo con el cortejo de Pablo Casado a Vox. Frente a otros mandatarios -por ejemplo la candidata en Madrid- que defienden la proximidad con los de Abascal, Feijóo insiste en que no deben hacerle el juego a la "ultraderecha de verdad" y admite que en el PP hay diferencia de opiniones.
Organizaciones feministas argentinas han organizado una movilización en Buenos Aires para sumarse a las que se realizarán por toda España “en apoyo a las compañeras de Andalucía”.
Grupos de feministas gallegas convocan para mañana, 15 de enero, manifestaciones en protesta del avance de la ultraderecha bajo el lema #niunpasoatrás. Las activistas ponen el foco en el pacto del PP con Vox en Andalucía, que entienden recorta los derechos de las mujeres.
Los dirigentes de Ciudadanos, con un discurso que nadie se cree, repetían que no están negociando con VOX, sino con el PP.
Steve Bannon se ha ganado por derecho propio la reputación de ser un eficaz ideólogo del trumpismo global.
Hablaba por fin el presidente de la Xunta tras un largo silencio navideño. Y el mismo día que Vox le decía al PP que si quería gobernar en Andalucía tenía que, entre otras cosas, devolver al Estado las competencias de Educación y cargarse la Ley contra la Violencia de Género, Alberto Nuñez Feijóo volvió a lanzarle un dardo a los filtreos de Pablo Casado con la ultraderecha. El dirigente gallego lo tiene claro, las leyes contra la violencia machista se pueden mejorar, pero no derrogar como exigen los de Pablo Abascal.
Justo cuando en Andalucía el PP hace equilibrios para que no se note mucho que cede a las demandas de Vox de eliminar medidas contra la violencia machista, en Galicia el PPdeG saca del olvido una Comisión para, precisamente, concretar ya nuevas medidas. Coincidencia que se explica porque al menos una parte del PP gallego comienza a estar incómodo por el giro en cuestiones como el feminismo, al hilo del ascenso de Vox.
Para unos será azul-oscuro, para otros azul-falange, para muchos azul-cantábrico y para los que vienen, sin lugar a dudas, azul-Vox.