Las derechas españolas y la mayoría natural

El ejercicio político que viene de comenzar parece anunciar que la reyerta que se había manifestado en los últimos tramos del ejercicio pasado entre las derechas españolas (PP y Vox) no solo no va a desaparecer, sino que parece querer coger mayor intensidad y virulencia. Una reyerta de la que el principal beneficiario parece ser el gobierno de turno (PSOE/Sumar) y muy especialmente el partido mayoritario (PSOE). En el lado contrario, el más perjudicado resulta ser el PP, porque “el original es siempre mejor que la copia”.

La afirmación anterior viene a la cuenta de que todo indica que la reyerta tendrá lugar en el terreno de la extrema derecha (Vox) dado que la derecha liberal conservadora (PP) intenta apropiarse tanto de muchos de sus postulados -incluso los racistas y xenófobos- como de sus modos y formas de hacer política de oposición.

Empezando por estos últimos es fácil ver cómo desde hace algún tiempo el Partido Popular tomó la decisión de incorporar al debate político las formas más groseras del lenguaje político y así podemos ver como si, por parte de Vox, el señor (Santiago) Abascal amplía su repertorio de insultos al señor (Pedro) Sánchez -"yo creo que al frente del poder en España hay un psicópata que no tiene ningún limite moral"-, en el PP no quieren quedarse atrás y por boca de (Miguel) Tellado acusan a (Pedro) Sánchez "de ser un presidente a la fuga que no está a la altura del puesto que ocupa". Todo indica que en la actual dirección del Partido Popular (PP) tomaron la decisión estratégica de disputarle a Vox el protagonismo en todos los terrenos, incluso en el lodazal de los insultos y los ataques personales.

Una disputa que también se traslada al escenario político donde el Partido Popular (PP) intenta arrebatarle a Vox banderas como la lucha contra la inmigración, la defensa del gobierno israelí y su política genocida en Gaza, la descalificación de los partidos nacionalistas, el no de los derechos a colectivos marginados... Y así vemos como PP y Vox se unen en el Congreso para proponer medias contra la regularización de los inmigrantes y cómo la señora (Isabel) Ayuso ordena, con el beneplácito de Vox, retirar banderas palestinas de los colegios al tiempo que su partido (PP) se niega a reconocer que en Gaza estamos delante de un genocidio. Igualmente, ambos partidos se oponen tanto a la condonación parcial de la deuda de las autonomías como a la reforma de la financiación autonómica y/o las reformas laborales modernas y avanzadas. Un aparente “caminar juntos” que en realidad esconde una competencia por liderar la oposición al gobierno español, pero desde postulados cada vez más extremistas, más de extrema derecha.

Estrategia que parece, por parte del Partido Popular (PP), querer recuperar aquella vieja idea de (Manuel) Fraga de la mayoría natural (1982-1989) que buscaba articular la derecha (liberal, conservadora, democristiana, neofranquista) en torno a una sola candidatura para así ganar las elecciones. Estrategia que, como sabemos, finalizó en un rotundo fracaso, pues si bien consiguió fundir a la UCD, también colaboró la larga permanencia del PSOE en el gobierno.

Todo indica que a Vox no le va a pasar lo que a la UCD, incluso puede suceder lo mismo que otros Estados europeos de nuestra entorno donde la extrema derecha superó a la derecha liberal conservadora ("entre el original y la copia la gente prefiere el original"), pero con la diferencia de que en España el gobierno de progreso (PSOE/Sumar) puede verse favorecido por esta deriva totalitaria de las derechas. Otra cosa es el futuro del señor (Alberto) Núñez Feijóo en la política española: ¿será el mismo que el de Fraga?