El golfista de valenciano parte como principal candidato a alzarse ganador del torneo, algo que ya ha conseguido en tres ocasiones.
El auge de los gobiernos antieuropeos y la riada de ultras que ocupan las calles quieren hacer desaparecer de nuestras vidas las ideas liberales que heredamos de los Padres fundadores y que nos han mantenido en paz tras una post-guerra angustiosa.
Grupos de feministas gallegas convocan para mañana, 15 de enero, manifestaciones en protesta del avance de la ultraderecha bajo el lema #niunpasoatrás. Las activistas ponen el foco en el pacto del PP con Vox en Andalucía, que entienden recorta los derechos de las mujeres.
Cuando todos discuten sobre el pacto andaluz del que VOX es el gran triunfador, el PP el mamporrero de la hazaña, y Ciudadanos el mentiroso del grupo, quiero recordar con emoción a los 144 muertos de la tragedia de Ribadelago.
Los dirigentes de Ciudadanos, con un discurso que nadie se cree, repetían que no están negociando con VOX, sino con el PP.
Hablaba por fin el presidente de la Xunta tras un largo silencio navideño. Y el mismo día que Vox le decía al PP que si quería gobernar en Andalucía tenía que, entre otras cosas, devolver al Estado las competencias de Educación y cargarse la Ley contra la Violencia de Género, Alberto Nuñez Feijóo volvió a lanzarle un dardo a los filtreos de Pablo Casado con la ultraderecha. El dirigente gallego lo tiene claro, las leyes contra la violencia machista se pueden mejorar, pero no derrogar como exigen los de Pablo Abascal.
Justo cuando en Andalucía el PP hace equilibrios para que no se note mucho que cede a las demandas de Vox de eliminar medidas contra la violencia machista, en Galicia el PPdeG saca del olvido una Comisión para, precisamente, concretar ya nuevas medidas. Coincidencia que se explica porque al menos una parte del PP gallego comienza a estar incómodo por el giro en cuestiones como el feminismo, al hilo del ascenso de Vox.
Si esto fuera Alemania, seguramente hace ya un par de semanas la Merkel Andaluza habría llamado a los jefes de PP y Ciudadanos y les hubiera ofrecido un gobierno de cohabitación constitucional.
Para unos será azul-oscuro, para otros azul-falange, para muchos azul-cantábrico y para los que vienen, sin lugar a dudas, azul-Vox.
La irrupción de Ciudadanos en el panorama político español resultó, a priori, una bocanada de aire fresco, con un joven Albert Rivera dispuesto a comerse el mundo.
La solución debería pasar, necesariamente, por la modificación de la Ley electoral introduciendo una segunda vuelta para el caso de que ninguna opción política obtenga la mayoría absoluta en la primera.
Mientras PSOE, PP y Ciudadanos insisten en que sus candidatos son los únicos con opciones reales para ocupar la presidencia, Vox deja claro que sólo apoyará un pacto que derroque a los socialistas y miles de personas participan en manifestaciones improvisadas contra el avance de la "ultraderecha".
La entrada de Vox en el escenario parlamentario andaluz ha provocado una verdadera hecatombe en la muy estrecha capacidad de análisis de la izquierda española.
El secretario general de VOX, Javier Ortega, ha afirmado que su formación es el partido "de la movilización y ha dicho que confía "en sacar de la Junta al PSOE de la corrupción y la ineficacia".
Con el 85% del escrutinio, se constata un enorme vuelco político en Andalucía. PSOE-A (28,65%) y 33 escaños; PP (28,48%) y 26 escaños; Ciudadanos (17,97%) y 21 escaños; Adelante Andalucía (16,21%) y 17 escaños; y Vox (10,79%) y 12 escaños.